La semana pasada transcurrió en un clima de luces y sombras: por un lado, la inflación sigue moderándose, el cepo cambiario se flexibiliza con pasos medidos y el Gobierno logró un rollover excepcional de deuda en pesos; por otro, los desafíos productivos, el cierre masivo de pymes, el aumento del desempleo y la necesidad de recuperar la confianza del mercado tras el pago de deuda presionan la gestión actual.
Dólar, inflación y actividad: luces y sombras de una macro estabilizada, y una micro en terapia intensiva
La salida parcial del cepo y el descenso de la inflación son hitos positivos, pero no bastan para apuntalar un crecimiento sostenido.

La gestión económica enfrenta el desafío de consolidar la confianza: demostrar que puede honrar la deuda sin comprometer las reservas, reactivar la producción y contener el desempleo.
Es alentador que el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) proyecte una inflación de apenas 1,8% para junio y alrededor de 27% anual, una mejora significativa respecto del pico previo, que supera el objetivo oficial. Al mismo tiempo, el dólar oficial se mantiene bajo control dentro de la banda, lo que permite una salida parcial del cepo y cierta normalización de las operaciones comerciales.
En el frente financiero, el Tesoro obtuvo una respuesta contundente del mercado en su última licitación: colocó deuda por \$8,5 billones, recibiendo ofertas por \$9 billones y logrando un rollover del 295% sobre los vencimientos. Esta señal de confianza es sinérgica con el desarme de las LEFI, cuyo vencimiento culmina el 10 de julio, y otorga un margen de maniobra para reordenar la deuda en pesos.
Sin embargo, el pago previsto para el próximo 9 de julio de unos u$s4.200 millones de bonos Globales pone nuevamente en foco la capacidad del Gobierno para honrar compromisos sin perjudicar las reservas. Si bien se destaca la voluntad de pago como un factor clave para mitigar el riesgo país, el hecho genera presión sobre las reservas netas, acentuando la necesidad de demostrar solidez frente a los mercados internacionales.
Este contexto genera incertidumbre entre inversores y empresarios. La gestión debe traducir la voluntad de pago en señales tangibles: acumulación de reservas, disciplina fiscal y rumbo previsible. Es condición para que la confianza se transforme en inversiones y no quede solo en gestión de deuda.
La otra cara de la recuperación es el agudo deterioro del tejido productivo y social. Desde la asunción de la nueva administración cerraron más de 12.000 pymes, según información oficial, y la tasa de desempleo subió al 7,9% en el primer trimestre de 2025. Esto evidencia que, más allá de la estabilización nominal, el mercado laboral y la industria aún enfrentan fracturas, con impacto directo en el consumo y el bienestar.
Aun cuando los indicadores de actividad mostraron un rebote en abril, con crecimiento del EMAE, los datos de mayo y junio presentan altibajos en sectores claves como la construcción, la industria automotriz y la obra pública. La recuperación se afirma, pero es heterogénea y vulnerable al entorno externo.
En materia monetaria, luego del cierre de las LEFI, las tasas en pesos seguirán altas. El ahorro en Letras dólar-linked y CER continúa captando el interés de inversores locales, pero la demanda por crédito sigue contenida y la liquidez es escasa. El Banco Central opta por sostener tasas para contener el dólar y evitar fugas hacia activos financieros.
De cara al futuro inmediato, el nivel de reservas será el eje central. El pago de u$s4.200 millones el 9 de julio marcará un punto de inflexión: un manejo exitoso podría fortalecer el riesgo país y bajar las tasas de interés externas; un golpe brusco a las reservas, en cambio, reavivaría temores de inestabilidad y restringiría el acceso a financiamiento.
La salida parcial del cepo y el descenso de la inflación son hitos positivos, pero no bastan para apuntalar un crecimiento sostenido. La gestión económica enfrenta el desafío de consolidar la confianza: demostrar que puede honrar la deuda sin comprometer las reservas, reactivar la producción y contener el desempleo. Solo así el país podrá transitar desde una estabilización frágil hacia una recuperación estructural con desarrollo y empleo.
Analista Financiero
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