27 de julio 2025 - 14:33

¿Tasa mata dólar? Lo que mata es la actividad

La "ingeniería financiera" del Gobierno permitió atravesar los sobresaltos de la economía, aunque el camino no está exento de riesgos.

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Quienes leen estas columnas dominicales, saben que desde hace tiempo advierto sobre la no sustentabilidad del modelo, dado el desequilibrio externo y la falta de financiamiento genuino.

La “ingeniería financiera” de blanqueo, FMI y “carry trade” (ingreso de capitales de corto plazo) y otras fuentes permitieron sobrellevar esos desequilibrios, aunque el camino no está exento de riesgos.

Comenzó el segundo semestre y luego del 22 de julio, comienza la parte más difícil del año. Se termina la elevada liquidación de divisas del agro, estimulada en junio y parte de julio por la baja de retenciones, comienza la dolarización propia de los meses electorales y además la conjunción de apertura económica y atraso cambiario agranda un desequilibrio externo con bajo nivel de reservas. Eso siempre terminó mal en Argentina.

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El dólar, clave para la estabilidad del plan económico del Gobierno

El dólar, clave para la estabilidad del plan económico del Gobierno

Es sabido que el Gobierno se desentiende de la economía real, pero que maneja con habilidad mecanismos financieros, su hábitat natural. El único objetivo era llegar a octubre con una inflación que empiece con 1 mensual y con el dólar controlado.

Pero en este mes de julio el equipo económico encadenó una serie de llamativos “errores” que produjeron una gran volatilidad y amplificaron la incertidumbre, con suba del tipo de cambio y de la tasa de interés y efectos negativos en la economía real.

Veamos los hechos

Al 30 de junio el dólar estaba en $ 1.205, la tasa de interés de corto plazo (cauciones) 29% anual y el interés abierto en futuros del dólar en US$ 3.776 millones. El dólar futuro a diciembre estaba en $1370.

El Gobierno afirmaba que no compraría dólares a pesar de incumplir la meta de reservas con el FMI y la inflación proyectada para 2025 de 27% anual y 20,8% para los próximos 12 meses.

¿Qué pasó?

Cosas que podrían ser parte de graciosos “memes” de julio, sino fueran malas decisiones que afectaran a la economía del país.

El primer acto fue el crítico informe del J.P. Morgan, banco en el que ha trabajado casi todo el equipo económico tanto funcionarios del Ministerio de Economía y el Banco Central esto encendió las alertas. El dólar subió 60 centavos en una semana en la primer semana de julio.

Segundo acto: pocos días después el Gobierno alentado por las proyecciones de la inflación de junio que se conoció el 14 de julio, incurrió en una mala praxis financiera. El Banco Central decidió eliminar un instrumento de regulación de la liquidez, las LEFI (descendientes de las viejas Lebacs y Leliqs) y eliminar la integración obligatoria del 25% en efectivo mínimo (encajes bancarios) con el objetivo de bajar las tasas de interés, promover el endeudamiento de familias y empresas y estimular la actividad económica, afectada por la caída del salario real y la apertura comercial. La tasa de cauciones bajó del 29% anual al 16% anual. Esto estimuló una mayor devaluación. El dólar tocó $ 1280 al 14 de julio día que se conoció el buen dato de inflación.

Tercer acto: el 10 de julio el día que el Congreso aprobó diversas leyes y proyectos de ley reparando diversos y serios problemas (Jubilados, Discapacidad, Bahía Blanca, recursos a las provincias) monta la operación Fantino y desata una mayor incertidumbre. Luego de bajar la tasa de cauciones al 16%, al día siguiente o sea el 15 de julio la tasa rebota al 33%. El dólar retrocede a $1.260.

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El equipo económico del Gobierno, con Luis Caputo a la cabeza.

El equipo económico del Gobierno, con Luis Caputo a la cabeza.

Cuarto acto: ese mismo 15 de julio el Gobierno que había cancelado las LEFIS creyendo que la liquidez iría a un mayor volumen de crédito o a un mayor financiamiento al Estado y no a aumentar el tipo de cambio, decide volver a aceptar pases pasivos (depósitos de bancos en el Banco Central por excedentes de liquidez) a menos de una semana de eliminarlos. La tasa de pases es 36% cuando la LeFi cotizaba al 29% antes de su eliminación.

Quinto acto: el Gobierno decide el 16 de julio una licitación de títulos públicos (Lecaps) fuera de agenda y convalida una tasa de interés anual del 47%, con fuerte suba de tasa respecto a la colocación de la semana anterior, aumentando el piso de tasa para el Estado y empresas privadas.

Sexto acto: el Gobierno decide una compra de dólares por US$ 500 millones ante el incumplimiento de la meta de reservas para lograr la aprobación trimestral del FMI. Compra a un tipo de cambio de $ 1275 y en promedio del mes a $ 1248 cuando pudo comprar reservas de abril a junio en torno a $ 1100, a un menor costo y minimizando el atraso cambiario y la volatilidad.

Séptimo acta: la tasa de cauciones de corto plazo llega al 18 de julio al 100% con un tipo de cambio de $1.286. Se paraliza más el crédito.

Octavo acto: el 22 de julio (dos días después del día del “amigo”) el FMI advierte sobre el déficit de cuenta corriente de Argentina. Se proyecta un déficit de cuenta corriente cercano al 2% este año, cuando el FMI requiere de un superávit de 1,4% y el “crítico nivel de las reservas” con un riesgo país que el Organismo refleja que no cede.

Noveno acto: el Gobierno debe acortar el plazo de vencimiento de la deuda interna. En junio el plazo promedio era de 430 días, mientras que las colocaciones a julio caen a un plazo de 40 días, para no convalidar tasas astronómicas ante el desequilibrio externo, la incertidumbre política y la mala praxis comentada.

Al 25 julio, fecha que se anuncia la aprobación a nivel técnico del desembolso de US$ 2.000 millones. El tipo de cambio sube de $ 1.257 el 21 de julio, cuando bajó por la supertasa que llegó a tocar el 100% anual a $1.280. la tasa de cauciones regresa del 41% al 34% a esa fecha, cuando el Banco Central pasa la aspiradora por pases pasivos, el Tesoro coloca bonos y recompra letras de corto plazo.

Décimo acto: el Gobierno multiplica la intervención en dólar futuro (ya sin temores a comerse un juicio por operaciones habituales en todo el planeta) para estimular el carry trade y frenar el tipo de cambio. Las posiciones en dólar futuro (interés abierto) pasan de US$ 3.776 millones a US$ 6.028 millones en la tercer semana de julio.

Fin de los actos de julio: El sueño de una tasa de interés debajo del 20% terminó y hay un equilibrio precario de tasa y tipo de cambio. El Banco Central, que debe velar por la estabilidad financiera estimuló profundamente la volatilidad monetaria y cambiaria afectando a la economía real.

Como sigue la película

Las “buenas noticias”

El Gobierno logró mejorar el tipo de cambio real con una devaluación del 5% mensual y casi un 19% en tres meses, sin un impacto considerable en precios. Corrigió parte del atraso cambiario, pero el tipo de cambio de equilibrio es mucho más alto para corregir el desequilibrio externo. El desembolso del FMI que llegará a fin de mes acomoda el pulmotor hasta octubre.

Las “malas noticias”

La formación de activos externo es récord. Solo en junio US$ 4051 millones. La “fuga” total es de US$ 9287 millones en dos meses y medio, monto superior al promedio del Gobierno de Macri US$ 1.889 millones.

Las altas tasas de interés le quitan el único motorcito a la actividad fuera de la “estabilidad cambiaria”. El crédito está desacelerando fuertemente desde abril. El financiamiento con tarjetas de crédito cayó un 3,8% en julio. La mora bancaria ya llega al 4,5%, el mayor nivel en 4 años.

El estimador mensual de la actividad económica (EMAE) cayó un 0,1% en mayo, las ventas minoristas según CAME cayeron un 6,7% siendo la mayor caída del año. También en junio la producción de autos cayó un 6,6%.

Por un tiempo una elevada tasa de interés frena una dolarización, pero la experiencia histórica global muestra que eso es un fenómeno temporal. Desde el efecto tequila en México en 1994 y como vimos en Argentina en 2001 y 2018-2019. Pero a la larga, sea por un shock global o por la insustentabilidad del modelo los capitales del “carry trade” se quedan solo temporalmente. Y la fuga como vemos se incrementa.

El problema es que la tasa fuera de dormir al dólar por un tiempo, mata la actividad y esto tiene consecuencias muy serias sobre el empleo, salario, equilibrio de sector externo y también afecta a las cuentas fiscales vía un mayor déficit financiero.

La mala praxis de julio salió relativamente barata, pero alimenta la crisis de la economía real. El Gobierno no tiene margen para malas praxis financieras, pero tampoco a la grave y continua mala praxis económica y social que acumula tensiones que impactarán de lleno en 2026.

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