Atentado a Cristina: testigo rompió en llanto y sembró dudas por el celular de Sabag Montiel

Declararon dos policías que participaron del procedimiento en donde se secuestró el teléfono del atacante, que misteriosamente apareció luego reseteado de fábrica. Los testimonios de un portero de edificio dejaron más sospechas.

Fernando Sabag Montiel

Fernando Sabag Montiel

Reuters

En una nueva audiencia del juicio por el atentado contra Cristina Kirchner, la defensa y la fiscalía buscaron dilucidar qué pasó con el teléfono celular del Fernando Sabag Montiel luego de la detención del atacante. Es porque el aparato apareció sorpresivamente reseteado de fábrica cuando fue abierto en Comodoro Py.

En medio de dudas y contradicciones, este miércoles declararon los dos policías que firmaron el acta de detención de Sabag Montiel y un encargado de edificio que se puso muy nervioso y rompió en llanto cuando le pidieron que aclare si el celular del imputado estaba prendido o apagado cuando fue secuestrado para peritar la noche del atentado.

El estado en el que fue secuestrado el celular Samsung SMA 50, prueba clave en la causa, fue el foco de las preguntas a una nueva ronda de testigos que estuvieron la noche del 1 de septiembre de 2022.

¿Pantalla rota?

Qué pasó con el celular de Fernando Sabag Montiel es la incógnita más importante en esta causa. La investigación más sensible de los últimos años de democracia tiene una mancha que parece imposible de aclarar en torno a la prueba nodal del caso. Es que la respuesta a la pregunta por la autoría intelectual y el posible financiamiento de quienes intentaron matar a la entonces vicepresidenta de la Nación podría haber estado en teléfono del atacante, cuya cadena de custodia se rompió y su contenido se borró. Este hecho puntual está siendo investigado en una causa que cursa en el juzgado de María Servini. Pero, en paralelo, en el juicio por autoría material del intento de magnicidio, las testimoniales comenzaron a centrarse en saber qué pasó con el celular mientras se hacían las primeras actuaciones tras la detención del acusado. En ese sentido, la audiencia de esta semana dejó más dudas que certezas.

La controversia es total. Sabag Montiel declaró que cuando le secuestraron el celular el mismo estaba sano. De hecho, el acta de su detención no consigna ningún tipo de rotura. Sin embargo, los policías que declararon este miércoles y otros que lo hicieron en la etapa de instrucción y en la otra causa, declararon que la pantalla estaba rota y que no tenía batería.

En primer término, declaró bajo juramento Julio César Soria (49 años), comisario inspector del área de investigaciones de la Policía Federal. Es el efectivo que puso en conocimiento del hecho al juzgado federal de turno.

El hombre dijo que no se lo había requisado previamente a su llegada a Sabag Montiel. Dijo que cuando él arribó al lugar el atacante “fue notificado de los derechos y se procedió después a la requisa ante la presencia de testigos”. Contó que el detenido estaba dentro de un móvil policial y para la requisa se lo hizo descender del auto y se lo revisó en el gazebo. Contó que en ese momento encontraron su celular y por eso convocaron a personal de policía científica.

Consultado por el teléfono de Sabag dijo que la pantalla estaba rota. Pero luego le leyeron el acta que él mismo firmó donde no se consignó la supuesta rotura. Sobre esto, el testigo aclaró que se remitió en el acta lo que la división de cibercrimen había señalado sobre el estado del aparato y que él nunca lo manipuló personalmente. Relató que en ese momento buscaron a cinco testigos para esas primeras actuaciones y que todo el procedimiento quedó plasmado en el acta de rigor.

En segundo término, declaró un joven efectivo de la PFA. Se trata del policía que hizo el acta de detención de Sabag Montiel. Facundo Héctor Nahuel Balberdi, de 28 años, también perteneciente a la división de intervenciones judiciales y segundo de Soria en la cadena de mando.

Preguntado específicamente por la fiscalía y por la defensa de Brenda Uliarte, Balberdi dijo que no recordaba si vio la pantalla del celular de Sabag Montiel dañada. La fiscal Gabriela Baigún le trasladó sus dudas al respecto y el efectivo explicó que el responsable de la descripción de cómo estaba el celular era del oficial de cibercrimen Gonzalo Ruiz, quien secuestró personalmente el aparato de Sabag Montiel.

“¿Si el teléfono estaba roto, eso debía estar consignado en el acta?”, interrogó uno de los abogados. “Si”, respondió sin dudar.

Luego, Balberdi dio su versión sobre cómo fue el pase de manos del teléfono. Dijo que le dieron el celular a las 00:30 en un sobre cerrado y que a las 00:40 se lo entrega a Ruiz en esas mismas condiciones para “su remisión y pericia”. Es decir, que estuvo en su poder durante diez minutos. Explicó que no recibió el teléfono “suelto” como para percatarse si estaba dañada la pantalla. Y aclaró que el protocolo de cadena de custodia que se aplicó aquella noche no era el de su división sino el de la antiterrorista. Según dijo, son procedimientos diferentes de los de la brigada a la que él pertenece.

Balbedi fue también el efectivo que le hizo las preguntas de rigor a Sabag Montiel. Consultado por la fiscalía dijo que observó al atacante “ubicado en tiempo y espacio". "No puso reparo a ninguna pregunta que yo le haya hecho. Me respondió siempre certeramente”, dijo.

Manto de sospecha

Luego de los policías, el último testigo de la audiencia aportó más confusión. Juan Ramón Mesa, encargado de un edificio de la calle Juncal, ubicado a una cuadra del departamento de Cristina, se mostró extremadamente nervioso frente al Tribunal Oral 6.

El hombre había sido llevado como testigo “porque había salido a chusmear”, según contó con sus propias palabras. Mesa fue uno de los cinco testigos que estuvieron en el gazebo donde se requisó a Sabag Montiel y donde se secuestró el celular.

Con la voz temblorosa, en un primer momento el hombre dijo que un policía manipuló el teléfono. “Lo prendió y lo apagó”, dijo. La fiscal repreguntó si efectivamente él había visto prendido el celular, ya que todos los testigos anteriores declararon que el teléfono estaba apagado porque no tenía batería. Mesa comenzó a ponerse más nervioso. Intentó esbozar una respuesta. Dijo que por momentos vio la pantalla azul y que después lo vio apago. La fiscal no comprendió y le pidió que le mostrara con su propio celular cómo interpretaba él un encendido y un apagado y qué significaba que la pantalla estaba “azul”. A Mesa le temblaban las manos. Empezó a pedir disculpas. “Les pido disculpas por lo del celular. Tengo una hija, tengo un trabajo. Les pido disculpas”, expresó. La jueza Sabrina Namer intentó calmarlo. El testigo volvió a intentar su explicación. Sin embargo, nunca quedó claro si vio al aparato prendido o apagado. En ese momento se puso a llorar. “Por favor no se me ponga a llorar”, le dijo la presidenta del tribunal. El hombre tomó agua e intentó seguir.

“¿Usted recibió alguna amenaza?” interrogó uno de los abogados. “No”, dijo entre sollozos. La jueza dio por finalizado el testimonio y dispuso un cuarto intermedio.

Si bien la audiencia iba a continuar, se debió interrumpir porque a la magistrada le subió la presión y debió ser asistida. El juicio se retomará dentro de dos semanas.

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