La política monetaria, la inflación y la evolución del tipo de cambio son temas estrechamente relacionados que no solo han estado en el centro de la discusión económica del gobierno, sino que tienen peso en la campaña electoral: con propuestas diferentes, los candidatos a la presidencia de Uruguay también apuntan a los precios, la competitividad y el dólar.
"El equilibrio que tenemos en la inflación es muy frágil porque depende del resultado electoral", advirtió José Licandro
El éxito del BCU estuvo en su ortodoxia, sostuvo el economista para quien existe una contradicción en señalar atraso cambiario cuando la economía crece.
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Ámbito conversó con José Antonio Licandro, economista y exintendente de Regulación Financiera del Banco Central del Uruguay (BCU) sobre estos temas que se perfilan fundamentales para el futuro económico del país.
¿Cómo evalúa la política monetaria del gobierno hasta el momento?
- Ha sido muy exitosa. Uno siempre puede criticar cosas, pero en términos generales es muy exitosa. Y el éxito estuvo en la ortodoxia. Hace 20 años nos dicen que había metas de inflación, pero eran “platitos chinos”, como dijo el expresidente del Banco Central Mario Bergara, que en realidad era mirar la inflación, pero también mirar el tipo de cambio real y si parecía que se estaba apreciando, salir a comprar dólares. Era una pseudo flotación y es un requisito técnico dejar flotar la moneda en serio para tener reglas de inflación. Este gobierno hizo eso.
Además de la flotación del tipo de cambio, ¿por qué la actual es una política monetaria ortodoxa?
- Es ortodoxa en buena medida porque el Banco Central no se mete en el mercado de cambios, solo maneja la tasa de interés y desde criterios técnicos. Es decir, hace lo que tiene que hacer. También incorporó agregados monetarios para hacer metas de inflación, que es algo que ya no se hace mucho, y se comprometió a tratar de llevar la inflación a la meta de 4,5%. Además, el techo lo achicó, estaba en 7 y lo bajó a 6%.
Para decir que la política monetaria es expansiva o contractiva, hay que cumplir ciertos requisitos técnicos que se miden según la regla de Taylor o la adaptación que se implemente. Este gobierno se atuvo a lo que dijo que iba a hacer y llegó a tener una política monetaria contractiva en serio, que mantuvo hasta fines del año pasado. En ese período de casi dos años, que es la ventana estándar en la cual la política monetaria hace efecto en la tasa de inflación, lograron que la inflación entrara en el rango y se estableciera cerca de la meta; y los agentes se fueron acostumbrando y confiando. Eso es todo un éxito y se hizo en un par de años.
Mencionaba que tiene algunas cosas que puede criticar, ¿cuáles son?
- El problema que veo es que la política monetaria se termina con el gobierno. Eso es culpa del gobierno y del país que todavía no ha aprendido que la política monetaria tiene que ser política de Estado, que el Banco Central siga haciendo lo mismo aunque cambie el gobierno. Ese es el gran problema que tiene el Uruguay: hoy en día el Partido Nacional está diciendo que quiere ir al 3% de inflación con esta política, pero tenés a la oposición que está en contra. Entonces, si gana, ¿qué va a pasar? ¿Vamos a volver a los “platitos chinos” o vamos a seguir en este sendero que es ortodoxo? Este equilibrio que tenemos hoy es muy frágil porque depende del resultado electoral y del sistema político.
¿Se puede esperar que un eventual gobierno del Frente Amplio cambie el rumbo de la política monetaria?
- No voy a echarle la culpa a la oposición porque dentro hay sectores que critican, pero hoy en día no tienen referentes, no sabemos quién va a ser el ministro de Economía, el presidente del Banco Central. Tenés voces diversas. Los que han sonado como candidatos, de la izquierda moderada más tirando a la ortodoxia en esas cosas, son criticados. Lo cierto es que se logró mostrar que la política monetaria es eficiente para bajar la inflación, perdieron la discusión por la vía de los hechos. Pero lo que avanzamos está muy frágil por razones políticas. Hay quienes dicen que si gana la oposición no se va a atrever a dejar que suba la inflación, pero yo en esas cosas no creo, porque es algo que ya pasó en el 2005, ¿por qué no puede volver a pasar?
¿Qué opina de la propuesta de Álvaro Delgado de llevar la inflación al 3%? ¿Es realizable?
- Sería conveniente que se haga un esfuerzo a apuntarle más al 3% que al 4,5%. Tener una inflación del 3% es muy razonable, porque genera muchas ventajas y va a ayudar en algo que todavía no se ha logrado, que es desdolarizar la economía. En todo caso, supongo que es algo que se buscará de manera paulatina, el objetivo debe ser tratar de llegar al 3% al fin de los 5 años.
La clave para ver si tenés que subir la tasas de interés es la credibilidad, porque si la gente te cree y empieza a proyectar una inflación más baja, no tenés que subir las tasas. Como han bajado las expectativas, la política monetaria está un poquito más apretada, tenés que bajar la tasa de interés para no ser contractivo.
¿Cómo puede llegar a afectar la baja de tasas por parte de la Reserva Federal en Estados Unidos?
- La baja de tasas en Estados Unidos, lo que te permite, en alguna medida, es poder bajar la tasas de interés sin ser expansivo. Además, si existe algún efecto sobre el tipo de cambio, si el dólar se debilita en todo el mundo, eso te ayuda a que la inflación sea un poco más baja acá. Ahora la política monetaria está en una instancia neutral-expansiva, porque tiene un sesgo; entonces, capaz que con el mismo nivel de tasa esa tendencia a la expansividad se borra sola, y si la Fed baja mucho, se podría incluso bajar acá sin tener efectos negativos en la inflación.
La baja de tasas viene bien también en términos de endeudamiento, y la debilidad del dólar implica que hasta los precios internacionales en dólares, como de los commodities, suban. Para el exportador sería lo mismo: baja el dólar pero suben los precios.
¿Este escenario de cambio en las tasas de interés podría tener impacto en el tipo de cambio y, en consecuencia, en los reclamos de los sectores exportadores?
- El fortalecimiento del tipo de cambio no depende solo de la tasa de interés, sino de otros factores como el ingreso de inversión extranjera directa (IED). Este año hay menos dólares en el mercado de cambios a pesar de que están subiendo las exportaciones, lo que empuja el tipo de cambio hacia arriba pero no implica un aumento significante de la inflación. Los que dicen que era la tasa contractiva que hacía caer al dólar, ¿qué dicen ahora? Porque desde fines del año pasado el dólar está creciendo. Una de las razones puede estar en la caída de IED.
La recuperación de las exportaciones es sintomática de que los desalineamientos cambiarios pueden no estar bien estimados porque hay variables que no se incorporan. Si la economía está creciendo, si el empleo, los salarios reales y las exportaciones aumentan, son indicios de que si hay atraso cambiario, es mínimo. Acá hay mucho de chamuyo, de lobby: obviamente que al exportador le sirve que el dólar esté más alto, pero la política monetaria tiene que balancear todo. Que haya inflación más alta a un exportador no le importa porque vive de dólares. Entonces, lo que estás pidiendo en realidad es que los salarios reales estén más bajos.
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