En un contexto económico marcado por la fragilidad de las reservas y la presión de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno de Javier Milei ha decidido redoblar su apuesta por una estrategia que combina pragmatismo y audacia. El Gobierno busca habilitar el uso de dólares sin declarar su origen, a través de un “blanqueo permanente”, y desplegar un paquete de medidas para inundar el mercado de divisas sin sacrificar las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Blanqueo 2.0: la verdadera razón del Gobierno, gambito secreto del BCRA y el regreso del dólar a $1.000
Tras el reto del FMI, el Gobierno anunció que estudia un nuevo "blanqueo para todos". Las razones detrás del anuncio y el pase de manos que hizo el BCRA.
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A través de un pasamanos con el Tesoro, el BCRA se quedó con los dólares del FMI.
Esta maniobra, que busca cumplir con las metas del FMI de acumular a menos u$s4.000 millones en reservas netas en el corto plazo, tiene un objetivo central: anclar el tipo de cambio en el piso de la banda cambiaria de $1.000, (o zonas cercanas) evitando un rebrote inflacionario que comprometa la desinflación proyectada en 20% para 2025. A la vez, se trata de un valor para el dólar que en el Gobierno, reconocen, les permitiría comprar dólares sin generar presiones adicionales.
"Antes del acuerdo con el FMI, el Gobierno solía vender dólares para bajar la cotización, pero desde que el FMI le dio el préstamo, no puede hacerlo a no ser que el dólar toque la parte superior de la banda en los $1.400, algo que no quiere hacer antes de las elecciones. Es decir que la única alternativa para sumar reservas es que logre bajar la cotización a la zona de $1.000 primero mediante otros recursos y luego compre esos dólares en el piso de la banda", sostuvo una fuente.
En última instancia, el anuncio del Gobierno viene a responder la llamada de atención que el FMI le hizo a la Argentina en los últimos días y que fue anticipada por Ámbito.
Sin embargo, el plan no está exento de riesgos, tanto económicos como éticos, en un país donde la desconfianza en el sistema financiero y las tensiones electorales de un año clave añaden complejidad al escenario.
El verdadero objetivo del Gobierno con el "blanqueo permanente"
El acuerdo con el FMI, rubricado en abril de 2025, estableció un régimen de flotación cambiaria con bandas entre $1.000 y $1.400, ajustadas mensualmente en -1% y +1%. Este marco obliga al BCRA a comprar dólares en el piso de la banda para engrosar las reservas, pero prohíbe venderlas para intervenir en el mercado hasta que la cotización toque el techo de $1400. Con reservas negativas en u$s7.300 millones en términos netos, el desafío del Gobierno es claro: generar una oferta de divisas que presione el tipo de cambio a la baja sin recurrir al stock del Central. Es aquí donde el “blanqueo permanente” y un conjunto de medidas complementarias entran en escena, diseñadas para captar los dólares que el país necesita desesperadamente.
El corazón de la estrategia, la clave en términos de una generación de expectativas vinculada a una oferta abundante de dólares, es el preanunciado “blanqueo permanente”, una iniciativa que permitirá a los ciudadanos utilizar hasta u$s100.000 en transacciones o depósitos sin justificar su procedencia. Con un estimado de u$s240.000 millones en manos de ahorristas fuera del sistema financiero –producto de décadas de inestabilidad económica–, el Gobierno espera que esta medida canalice una porción significativa de esas divisas hacia el mercado formal.
“Es una forma de reconocer la realidad: los argentinos tienen dólares y el país los necesita”, señaló una fuente del Ministerio de Economía. Pero el blanqueo no está solo. El Gobierno también apunta a seducir a los agroexportadores, incentivándolos a liquidar divisas antes de que las retenciones agrícolas, rebajadas al 15% en abril, regresen al 33% en junio. Este sector, clave para la economía argentina, podría inyectar hasta u$s10.000 millones en el corto plazo, aprovechando el pico de la cosecha gruesa.
A estas iniciativas se suma un esfuerzo diplomático para captar capitales externos. El ministro de Economía, Luis Caputo, mantiene negociaciones con Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, para tener lista una asistencia adicional en caso de ser necesaria. Este respaldo, condicionado a avances en las reformas estructurales exigidas por el FMI, sería un salvavidas para las reservas. Paralelamente, el Gobierno flexibilizó las restricciones al ingreso de inversores no residentes, permitiéndoles adquirir bonos soberanos en dólares e invertir en proyectos de infraestructura, con una meta de captar al menos u$s3.000 millones en 2025. Estas medidas se complementan con acciones domésticas, como la recompra de Letras Intransferibles del BCRA y la renovación de un swap con China por u$s5.000 millones, que fortalecen el balance del Central.
La pelea por la inflación: el borde peligroso del dólar
El contexto económico en el que se despliega este plan es delicado. La eliminación del cepo cambiario en abril, acompañada por un desembolso de u$s12.000 millones del FMI, permitió al BCRA recomponer parcialmente sus reservas. Sin embargo, la persistente negatividad de las reservas netas y la necesidad de cumplir con las metas del organismo internacional imponen una presión constante. Además, el año electoral añade incertidumbre: cualquier percepción de inestabilidad podría frenar la confianza de los ahorristas, los agroexportadores y los inversores extranjeros, actores clave para el éxito de la estrategia. La inflación, que el Gobierno proyecta en 20% para 2025 tras un 2024 de ajuste, sigue siendo una amenaza latente, especialmente si el tipo de cambio se acerca al techo de la banda.
Los riesgos no son solo económicos. El “blanqueo permanente” genera críticas por su potencial para facilitar la circulación de fondos de origen dudoso, un tema sensible. En las últimas horas, distintos especialistas advierten que, sin un marco regulatorio robusto, la medida podría enfrentar cuestionamientos éticos y legales, además de tensiones con organismos internacionales. La apertura a inversores no residentes, por su parte, podría aumentar la volatilidad financiera si no se acompaña de controles adecuados. Incluso el incentivo a los agroexportadores depende de la disposición del sector a liquidar divisas en un contexto de incertidumbre global y precios internacionales volátiles.
Gambito de la reina, dólar y control del mercado
Existe además un factor adicional a tener en cuenta. En las últimas horas, el Gobierno ha realizado una especie de pase de manos, algo parecido a un gambito de la reina, para mantener el control del dólar. En el ajedrez, el gambito de dama es una estrategia de apertura relativamente común en la que un jugador sacrifica un peón para hacerse con el control del centro del tablero. De la misma forma, el BCRA detalló en un comunicado publicado ayer, que la entidad recibió u$s12.000 millones en valor efectivo por las Letras Intransferibles con fechas de vencimiento 01/06/2025 (cancelación total), 29/04/2026 (cancelación total), y 03/04/2029 (cancelación parcial).
Este paso responde a lo dispuesto en el Decreto 179/2025, que habilita operaciones de crédito público para dos fines principales: cancelar títulos del Tesoro en moneda dura que actualmente posee el BCRA y afrontar pagos correspondientes al programa de Facilidades Extendidas con el FMI.
A partir de ahora los dólares que ingresaron por el desembolso pasarán a formar parte de los activos de la autoridad monetaria, aunque ya estaban contabilizados como parte de las reservas brutas internacionales, que llegaron a acercarse a los u$s40.000 millones, para luego retroceder a la zona actual de u$s38.500 millones. En la City mencionan que a partir de ahora, y aunque el Gobierno tiene los dólares del préstamo del FMI de forma excluyente para pagar deuda con el organismo, podrá verse si la entidad está dispuesta a sacrificar esas divisas con tal de llegar con el dólar controlado hasta las elecciones.
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