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Cannes premió duro film austríaco

La presidente del jurado, Isabelle Huppert, abraza a Michael Haneke (cineasta que la dirigió dos veces), ganador indiscutido de Cannes 2009 con un film sobre el germen del nazismo en Austria.
Dos previos ganadores de la Palma de Oro, Quentin Tarantino y Lars von Trier,-entraron por sorpresa en el palmarés con dos películas muy discutidas que fueron premiadas por su aspecto más indiscutible: sus excelentes interpretaciones. Charlotte Gainsbourg definió ella misma su experiencia en la polémica «Anticristo» como la «más intensa, dolorosa y excitante vivida hasta ahora» al recibir el galardón a la mejor actriz del festival. Por su parte, la irreverente «Inglourious Basterds» tenía como punto fuerte al actor austríaco Christoph Waltz, todo un descubrimiento capaz de disimular las irregularidades del film de Tarantino. Su papel de malvado SS nazi le dio el premio al mejor actor de la muestra.
Pese a rendirse a lo evidente en los grandes premios, el jurado de esta edición dio amplia importancia al cine asiático, que formaba un verdadero lobby en el concurso. Probablemente el galardón más sorprendente -y criticado- de la noche fue el que recibió el filipino Brillante Mendoza al mejor director, por su hipnótica para unos y aburrida para muchos más «Kinatay», un retrato en tiempo real del secuestro y tortura de una prostituta.
Por su parte, Lou Ye, el cineasta que en 2005 escandalizara al gobierno chino por presentar en Cannes «Summer Palace» sin pasar por el control de la censura, fue recompensado en esta ocasión con el premio al mejor guión por «Spring Fever», una historia de amor homosexual rodada en la clandestinidad con ayuda de la coproducción francesa. Además, el coreano Park Chan-wook, que no había convencido a la prensa con su excéntrica visión del mundo vampírico en «Thirst», recibió el premio del jurado, compartido con otro film que había dejado los ánimos tibios: «Fish Tank», de la británica Andrea Arnold.
El premio especial para la figura de un director por toda su carrera recayó esta vez fue Alain Resnais, quien está celebrando el 50 aniversario de su emblemática película «Hiroshima mon amour» y que concurrió este año con la comedia unánimemente calificada de brillante, «Les herbes folles».
Y, finalmente, la Cámara de Oro a la mejor opera prima en el festival -en toda la programación oficial, no sólo en concurso- fue para a la australiana «Samson and Delilah», dirigida por Warwick Thornton, y primera película aborigen vista en el festival de Cannes en toda su Historia.
El cine argentino tuvo mínima presencia y ningún premio en este 62º Festival de Cannes.
Agencias EFE, ANSA y Reuters
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