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“Estamos vacunados contra la violencia”

Villanueva Cosse: «No quise volver a repetir teorías e ideologías conocidas, sino replantearlas desde una humanidad en la que está presente la locura que exacerba las pasiones».
V.C.: Creo que ya estamos vacunados contra la violencia. La violencia está en las calles, Shakespeare está en la calle. Los crímenes, la droga, las guerras preventivas nos han hecho un callo en la sensibilidad. Por eso decidí agarrar por otro lado y hacer epicentro en ese debate dialéctico entre el nihilismo desesperanzado de Sade y el fervor revolucionario de Marat. Pero a diferencia de lo que se vio hasta ahora, quise que los locos dejaran de ser una especie de decorado de fondo. Incluso en la película de Peter Brook se conducen como autistas y están como idos o se transforman, si se quiere, en muñecos de Sade. Aquí en cambio son los que llevan la acción sobre sus hombros, son el pueblo de París de alguna forma. Y tienen sus propios impulsos porque aún estando curados siguen presos y le reclaman al director del hospicio que los deje salir y le hacen pasar un papelón muy grande delante del público que fue invitado a la función.
P.: Algunos espectadores tienen la opción de subir al escenario.
V.C.: Sí, van a tener la oportunidad de hacer de público dentro de la obra. Mire, lo que mí me interesa es que la gente vuelva a sentir algo, que no esté fría ante las ideas que aquí se debaten. No quise volver a repetir teorías o ideologías que son más o menos conocidas, sino replantearlas desde una humanidad muy grande en la que está presente la locura que exacerba las pasiones. Lo que yo quiero es mostrar que esos locos somos nosotros. Según una encuesta que se hizo en Europa, el 51 por ciento de la población ha tenido algún problema de locura, lo cual quiere decir que si fuera un parlamento, tendrían una mayoría absoluta de locos. Evidentemente, algo nos pasa. Vivimos en un mundo insensato donde hasta el clima está cambiado y la codicia lo puede todo. Hay gente que ha llevado a la ruina a países y sigue dando conferencias por las que le pagan fortunas. Es tremendo.
P.: Volviendo a la obra de Weiss, se ve que está muy ligada al teatro de la crueldad de Artaud.
V.C.: Así es, por ejemplo cuando Sade cuenta cómo torturaron a Damien o cuando a través de Charlotte Corday (la asesina de Marat) describe lo que sucede cuando alguien es guillotinado: «Dicen que cuando cae la cuchilla los ojos aún ven, la lengua aún se mueve, los oídos aún escuchan y nuestros pies y nuestras piernas, que ya no son nuestros, aún se mueven de puro miedo». Es tremendo. Hay mucha crueldad en la obra, pero nosotros vivimos en un mundo cruel y preferimos mirar para otro lado. ¿Qué es Irak o el conflicto palestino para nosotros? Una cosa con la que joroban todos los días los noticieros, mientras estamos preocupados por ver qué pasa con los codiciosos de Wall Street y con nuestros ahorros. Esta es una obra que pretende de alguna forma que miremos más allá. Como dice Marat: «el deber de un revolucionario es levantarse del suelo por lo pelos, darse vuelta hacia afuera como un guante y mirar con los ojos nuevos, ¡todo!». En resumen, quiero que la gente piense que esos que están ahí arriba somos nosotros.
Entrevista de Patricia Espinosa
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