28 de octubre 2015 - 00:00

Granizo: el fantasma de las economías regionales

Granizo: el fantasma de las economías regionales
El impacto de los desastres naturales en las economías regionales agrícolas ha sido siempre un tema prioritario en la agenda de los productores. La merma de una cosecha de uvas por la caída de granizo no se detiene en los escritorios de los vinicultores sino que va mucho más allá. Si la cosecha es escasa, la presión después del embotellado es muchas veces insoportable, más aún en un escenario negativo donde la industria lucha por mantenerse competitiva (ver páginas 4, 5 y 6).

El ejemplo más cercano se remonta a 2011, cuando en Mendoza un fuerte granizo arrasó con 10 viñedos en las zonas de Los Barriales, Medrano y Rodríguez Peña. Se perdieron más de 5.000 hectáreas de cultivos y hubo más de 450 pequeños productores afectados.

El granizo puede provocar una pérdida total o parcial de las cosechas y también una disminución en la calidad de los productos. Los daños son especialmente importantes durante el período vegetativo y después también, pues además de la superficie foliar, puede haber daños directos en frutos, llegando a desecarse los racimos (foto).

En las regiones vitivinícolas más representativas del país, hay planes de protección de vides que se sustentan en tres pilares: el sistema de cohetes para disminuir el tamaño del granizo, la instalación de malla plástica y un seguro agrícola para compensar a los productores cuando aquellas dos alternativas no dan resultados óptimos

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