9 de mayo 2025 - 00:00

Andres Ridois: cómo piensa el empresario que crea vinos como piezas de arte

Ridois lidera las bodegas Sottano, Colosso Wines y Sin Reglas. "No hay otra forma de competir en este mundo si no es con identidad", asegura.

Andres Ridois comanda las bodegas Sottano, Colosso Wines y Sin Reglas.

Andres Ridois comanda las bodegas Sottano, Colosso Wines y Sin Reglas.

Mendocino, empresario y creativo empedernido, Andrés Ridois está constantemente creando. Vinculado al vino desde hace varios años, supo construir una identidad propia con sus productos.

Actualmente lidera las bodegas Sottano, Colosso Wines y Sin Reglas. Ahora, se encuentra en Lima, desde donde brinda esta entrevista telefónica. “Tengo mi cofradía acá”, dice entre risas. Pero no viajó allí solo a comer bien: también está sembrando vínculos y contando historias.

“Mi familia no toma vino, mi hija es vegana, mi mujer tampoco bebe. Yo soy el primero y el último en mi familia en hacer vino”, cuenta. Y quizás por eso, cada creación tiene algo de exorcismo, de alquimia, de búsqueda espiritual y terrenal a la vez. En su discurso, el vino y la física cuántica conviven sin fricciones. Habla de su gurú Ravi Shankar y de su necesidad de estar siempre creando algo nuevo.

Una de sus mayores creaciones es el vino Mil Demonios, que no es solo una bebida, es además una declaración estética, una filosofía. “El vino para mí es una pieza de arte. Tanto en los líquidos como en su parte estética. Mil Demonios se llama así porque mi negocio tiene mil días de infierno para llegar a obtener una belleza”, explica. “Los nombres, las partes del inconsciente, los demonios, los arcángeles. Eso es parte de nuestra vida, por eso es tan potente la marca. Porque al final nosotros somos todos demonios tratándonos de convertir en seres de luz”, agrega.

Y la belleza de la que habla, no es en sentido figurado: desde las etiquetas hasta las cajas, pasando por la estética de cada lanzamiento, como "El Purgatorio", un vino presentado dentro de una lámpara de acrílico, todo forma parte de una narrativa.

“No hay otra forma de competir en este mundo si no es con identidad”, afirma. Y lo respalda con hechos: el año pasado elaboró 256 vinos distintos a partir de partidas de 3.000 a 5.000 litros. “Hago alta gama en masa”, dice con orgullo ya que es el único en Argentina que lo hace a esa escala.

Pero no todo es mística: la realidad del mercado también pesa. “La industria del vino está en crisis”, advierte. El consumo cayó abruptamente, y los desafíos son enormes. Sin embargo, para Ridois la salida no es hacer más vino, sino hacer mejor vino, con alma, con historia.

"El vino no lo tienen que necesitar, lo tienen que querer", resume. Por eso, mientras la alta gama se convierte en un mercado difícil, él sigue apostando por crear experiencias que dejen huella.

Brasil y Argentina son hoy sus principales mercados, pero su filosofía es global. “Los latinos tienen algo que no tienen los del primer mundo: apego. Si te aman, no te sueltan”. Y eso, en el mundo de las marcas, vale más que cualquier tendencia.

Como Ridois siempre está creando, en su bodega cuenta también con Purgatorio, un restaurante de cocina consciente, y Petit Infierno, el primer cabaret-bodega que funciona desde febrero.

¿Y cuál es su vino favorito? "Soy promiscuo", responde entre risas. “Cada uno tiene su momento. Pero mis arcángeles… esos son vinos perfectos”, finaliza.

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