27 de mayo 2023 - 16:08

¿Bajan los combustibles en junio?

El gobierno estudia la posibilidad de acompañar la caída del precio internacional del petróleo con la segunda baja del año en los precios de los combustibles.

El precio de los combustibles podría bajar en junio en Uruguay.

El precio de los combustibles podría bajar en junio en Uruguay.

El gobierno baraja la posibilidad de anunciar una baja en el precio de los combustibles en todo Uruguay a partir del próximo 1° de junio debido al significativo descenso que ha tenido el petróleo Brent en el último mes, lo cual permitiría trasladarlo a una reducción de las tarifas locales.

Con el cierre de mayo se avecina también una nueva decisión del Poder Ejecutivo respecto de qué sucederá con los precios de los combustibles para el nuevo mes. El 2023 inició así con una baja en los precios, y desde febrero éstos se mantienen congelados, con los excelentes márgenes de refinería de la planta de La Teja, de la Administración Nacional de Combustible, Alcohol y Portland (Ancap), “subsidiando” las diferencias con los valores de referencia.

En este sentido, junio podría ser el segundo mes del año en que se registre una baja de las tarifas, según informó Telemundo; y, en esta ocasión, sería “significativa” para el gasoil, si bien todavía hay dudas si las naftas permanecerán congeladas o también experimentarán la baja de precio.

Si bien el informe de Precios de Paridad de Importación (PPI) de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) recién llegará a la mesa chica del gobierno el próximo lunes, ya se contempla la baja del precio del crudo de los últimos días: este mes, el petróleo Brent cayó un 10% y pasó de costar 85 dólares el barril, a costar 76 dólares.

La parada técnica en La Teja, un punto de incertidumbre

Si bien los precios internacionales muestran una tendencia a la baja que, en junio, podría trasladarse a los precios locales, el Poder Ejecutivo debe poner en la balanza también una situación nada menor: la parada programada de mantenimiento en la refinería de La Teja en septiembre.

Hasta el momento, los importantes márgenes que ha generado esta planta es lo que ha permitido que Ancap mantuviera los precios relativamente estables incluso en momentos en que las tarifas deberían haber aumentado sin ir a pérdida. En este sentido, La Teja es la que ha estado, de alguna manera, subsidiando la volatilidad de los precios de los combustibles en el país.

Por lo que su pausa en la producción es una preocupación para la petrolera —y por el gobierno— desde dos aspectos: por un lado, por la reducción significativa de ingresos que tendrá Ancap, lo que también reducirá en gran medida su espalda financiera y su capacidad de seguir evitando el traslado de los valores de referencia al mercado local.

Por otro lado, preocupa también por el incremento de los gastos que tendrá la empresa estatal para hacer frente a la obra en sí y por las importaciones necesarias para satisfacer la demanda interna; gastos a los que se suma también los potenciales riesgos de seguir funcionando con el aumento de salinidad en el agua, que incrementa la posibilidad de corrosión de los caños de las calderas de la refinería, algo que ya implica mayor inversión para bajar la conductividad del agua.

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