La brecha de precios entre Uruguay y Argentina se ubicó entre las más bajas de la última década

La mayor estabilidad de la economía argentina y el control inflacionario local contribuyeron a que el promedio de la diferencia bajara del 60% al 26%.

La brecha de precios entre Uruguay y Argentina se ubicó entre las más bajas de la última década.

La situación en la frontera con Argentina no deja de ser una preocupación, incluso cuando, en años como este, la brecha de precios entre uno y otro lado del Río de la Plata se ha mantenido relativamente estable: si bien Uruguay se abarató en términos relativos, alcanzando una diferencia promedio del 26,4%, la evolución de la diferencia —y sus consecuencias para el mercado interno— dependen en gran medida de lo que ocurra con la economía vecina.

Muy lejos parece haber quedado el momento más crítico de la diferencia cambiaria con Argentina, aquel 180,2% máximo de setiembre de 2023 que tenía contra las cuerdas al comercio y al empleo en los departamentos del litoral y que generó un desvío de un tercio del aumento del consumo interno de ese año. De hecho, el 2025 parece haber logrado no solo la moderación de la brecha de precios, sino su estabilidad, incluso en comparación con el año pasado.

“Hay una caída significativa de la diferencia de precios con respecto del 2024”, coincidió la economista del Observatorio Económico de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), María José Medin, en diálogo con Ámbito. Al respecto, el último Indicador de Precios de Frontera (IPF) —en cuya elaboración participa junto a Gimena Abreu— se ubicó en 25,9%, luego de haber tocado el pico más alto en un año, con un total de 35%. Durante el año pasado, el promedio del indicador fue del 59,35%; y, en general, todos los valores bimestrales fueron de los más bajos en la serie histórica.

El valor máximo de la brecha de precios entre Uruguay y Argentina durante el año se registró en setiembre, cuando tocó el 35%.

Observatorio Económico de la Universidad Católica del Uruguay

“Esto indica que Uruguay se abarató en términos relativos o que Argentina se encareció en términos relativos. Y sucede en casi todas las divisiones, aunque hay algunas que siguen siendo estructuralmente grandes y tienen, como hemos comprobado a lo largo de los años, un nivel de precios más alto en Uruguay que en Argentina”, indicó la investigadora. Algunos de esos rubros, por ejemplo, son Comidas fuera del hogar, Bienes Diversos —que incluye productos de higiene personal— o Transporte, que contempla los combustibles y una diferencia de precios del 65% en la nafta si no se tiene en cuenta el beneficio sobre el Impuesto Específico Interno (Imesi).

Pero el balance general es positivo y “auspicioso tanto para el comercio de frontera como para los servicios en general, pero especialmente el turismo”, señaló Medin. Un dato no menor: en 2017, la mejor temporada turística que tuvo Uruguay, la brecha de precios mostró una diferencia del 5%, la menor registrada en la serie histórica del IPF.

“Estabilidad relativa” en Argentina

Detrás de la reducción de la brecha de precios que se vio durante el último año, hay más factores externos que internos: así como la diferencia crece por cuestiones propias de la economía argentina, también se cierra por las mismas razones.

Según Medin, la “estabilidad relativa de Argentina” explica buena parte del menor IPF promedio de 2025. “Vemos que estos vaivenes se dan cuando la economía argentina tiene dificultades que hacen saltar el tipo de cambio, sobre todo. La inflación, si bien se está moderando, sigue siendo de un 31% a noviembre, interanual, cuando en Uruguay está bajando y llevamos acumulados en 12 meses un 4%. Eso encarece un poco los bienes en Argentina y los abarata un poco en Uruguay”, detalló sobre el comportamiento del indicador.

Este es uno de los problemas que enfrenta Uruguay: “si bien tiene una estructura de precios y de formación de precios que lo posiciona como un país caro, también está muy atado a lo que sucede en la macroeconomía argentina”, señaló la economista.

El mejor ejemplo reciente de esto es lo que ocurrió en setiembre cuando, en plena crisis política y económica preelectoral en el país vecino, la brecha de precios tocó su nivel más alto en un año; mientras que, una vez pasada la tormenta, el último informe registró una regreso al escenario previo, de cuatro meses atrás.

El desvío de consumo y el contrabando fueron dos problemas de gravedad para los comercios de frontera, generados a partir de la brecha de precios con Argentina.

Proyecciones complejas en un escenario estructural

Por esta dependencia externa, hacer proyecciones para el 2026 es complejo, pero se pueden prever algunos escenarios a grandes rasgos. Por ejemplo, “todo lo que lleva a una economía argentina más estable le va a dar estabilidad a esta diferencia que, igualmente, va a seguir existiendo”, consideró Medin.

Si bien no hay elementos para predecir la evolución del IPF, sí hay algunas constantes. Una de ellas es que “nunca, hasta ahora, la diferencia de precios en el conjunto de bienes estudiados —un estudio de naturaleza microeconómica, que recoge cómo evoluciona la diferencia de precios en 60 artículos y no incluye servicios— fue de cero o a favor de Uruguay”. Otra, que el control de la inflación a nivel local influye de forma positiva en esta cuestión estructural.

Finalmente, que el IPF no muestra solamente la diferencia de valores entre uno y otro lado de la frontera, sino que también estudia la estructura de formación de los precios en Uruguay, destacó la economista del Observatorio Económico de Salto. Una formación que permite observar una estructura impositiva alta y con muchas regulaciones que podrían simplificarse, como vías para avanzar en reducir la brecha, más allá de la inflación.