Parte de la estrategia cambiaria delineada por el Banco Central (BCRA) y el equipo del Palacio de Hacienda para cerrar el año de cara a las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y anticipando la sequía del verano cambiario, se plasmó en un nuevo programa dólar soja (a $230) y en flexibilizar la liquidación de divisas de los turistas extranjeros. La primera medida, más contundente, implicó una “lluvia” de divisas antes del fin del año pasado. Pero la segunda, si bien más marginal por su impacto en las reservas, coadyuvó a que los tipos de cambios informales se movieran con cierta tónica estable en la primera parte del receso veraniego. Así lo sintieron tanto el ólar blue como los dólares financieros, dólar Bolsa (MEP) y Contado con liquidación (CCL). ¿Cuál es la explicación? La respuesta surge de los datos difundidos en el primer mes completo de vigencia de la normativa del BCRA tendiente a impulsar los ingresos de divisas del turismo receptivo: por la comunicación “A”7.630 (del 3 de noviembre) el BCRA decidió excluir del requisito de liquidación en el mercado de cambios a los ingresos de fondos con tarjetas de no residentes, cobros por servicios turísticos contratados por no residentes y por cobros de servicios de transporte de pasajeros no residentes. Esto, en buen romance, les permite a los receptores de las divisas aplicar un tipo de cambio más elevado a los consumos de los turistas no residentes en el país.Así en diciembre pasado, los últimos datos oficiales dan cuenta que los ingresos brutos por viajes y pasajes aumentaron un 78% respecto de noviembre. “Dicho incremento se produjo tras la publicación de la comunicación “A” 7630”, explica el BCRA presidido por Miguel Pesce.
Dólar: cómo los turistas externos jugaron a favor de la táctica Massa
Una de cal y una de arena es la estrategia oficial. Los visitantes extranjeros y las empresas de tarjetas de crédito acompañaron la iniciativa del Banco Central liquidando en el mercado financiero.
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Según el BCRA, en diciembre los ingresos brutos por viajes y pasajes aumentaron un 78% respecto al mes anterior y alcanzaron los u$s108 millones, el valor más alto desde marzo de 2020. Por ende, el gasto total de los turistas internacionales en el país, por los canales formales, es decir, vía tarjetas de crédito reaccionó positivamente, a los deseos oficiales. Para los turistas extranjeros, que solían recurrir al mercado informal de divisas, canjeando al blue sus divisas por pesos, ahora con la exención de que las tarjetas de crédito tengan que liquidar las divisas de los gastos de los turistas en el segmento oficial, implica lisa y llanamente reconocerles el valor del dólar paralelo a los viajeros.
¿Cuánto implica esto para el mercado de cambios informal? Dado que el gasto de los turistas extranjeros vía tarjetas de crédito se elevó a más de u$s108 millones mensuales, esto implica que el turismo receptivo inyecte unos u$s5 millones diario en el segmento MEP/CCL. Claro que la contracara es una menor oferta de divisas en el segmento blue, donde antes cambiaban los dólares los turistas, lo que precisamente permite explicar el diferencial (spread) entre ambos tipos de cambio. En tal sentido, al observar el comportamiento de la brecha, por ejemplo, entre el blue y el CCL a lo largo del primer semestre del año pasado está claro que, salvo un pequeño período a mediados del 2022, ambos tipos de cambio corrían por la misma senda con un spread estable que solo se hizo significativo a favor del CCL a mediados de año con la crisis Guzmán-Batakis. Pero entre setiembre y diciembre, o sea, ya con el nuevo ministro Massa, su dólar soja y demás iniciativas, el CCL amplió su brecha frente al blue. Pero desde fines del año pasado, ya con la nueva normativa del BCRA para el turismo receptivo el blue avanzó sobre el CCL. Si bien el ingreso de turistas por vía aérea, aproximadamente, unos 150.000 mensuales ha repuntado desde hace un año atrás tras el final de la pandemia, aún no ha recuperado los niveles previos al cierre de la economía global cuando arribaban entre 300.000 a 350.000 por mes. Sin embargo, el ingreso de divisas del turismo receptivo por los canales formales que pegó un salto desde mediados del año pasado llegando a los u$s100 millones mensuales promedio es incluso menor al que se registraba en la pre-pandemia. Esto, sin duda, tiene que estar relacionado con la gran ventaja cambiaria de los viajeros internacionales que encuentran, pese a las tarifas en dólares de algunos servicios turísticos, un país “muy barato” respecto al de su origen.
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