22 de julio 2005 - 00:00

Cupones bursátiles

El sector accionario continúa produciendo inesperados golpes de mercado. La diferencia con el pasado inmediato es que ahora lo realiza a otro nivel. Independientemente de lo que suceda con las cotizaciones individuales y con el índice ponderado, el nivel se lo otorga el único indicador de base: el del volumen de negocios. Por dos semanas consecutivas -contando hasta el miércoles pasado- la columna del efectivo se marcó con tres dígitos. Y lo hizo con la segunda versión -$ 110 millones- superando por 10% a la primera. Es entonces cuando las antenas se paran de punta, procurando advertir un movimiento que resulte mucho más en serio que aquellos «miniciclos» que se agotaban en sólo unas ruedas. Y con montos negociados que nunca evolucionaban. Por ahora, se tocaron esos puntos muy candentes y, de inmediato, se produjo un recoger las velas con la única finalidad de poder consolidar lo conseguido en el impulso. Pero, cuando un mercado de $ 100 millones retrocede a zona de $ 70 millones -lo que es un rebaje importante contra la cima alcanzada-, resulta una buena superación respecto de promedios que se movían entre algo más de $ 40 millones y máximos que no alcanzaban a los $ 60 millones. Como si se hubiera producido el deseado salto de escalones, el cambio de fase en el juego, donde los pisos -tras cada retroceso- siempre quedan por encima del piso anterior.

Y es por allí, por tal principio de base, por donde se puede intentar confirmar que se está en una tendencia creciente. Para reiterar: si cuando se alcanzan nuevos máximos de volumen, después se retrocede juiciosamente -para no formar una trepada vertical, que termina por hacer estallar todo- la verificación de que el piso ha quedado más alto que en la anterior ocasión, está señalando con superación virtuosa.

Después vendrá todo lo que suceda con precios, el «show» que más interesa a los bolsillos, pero lo fundamental es comprobar que en este semestre se desarrolle un mercado con más capital disponible y más participantes que entren al juego. Todo esto, en un par de semanas, por supuesto que resulta apenas un perfil, un fantasma que debería corporizarse con una acumulación de ruedas bastante más extendida. O puede culminar en otro de los intentos fallidos. O de esas apariciones de capital dirigido a las acciones, que así como surge, desaparece misteriosamente y sin saberse bien a qué se ha debido su llegada.


A pesar de esas medidas urticantes, acerca del «encaje» para lo invertido en Bolsa, la plaza ha visto formarse volúmenes que no le son habituales en la época. Lo principal apenas si estuvo asomando, pero el contar con una liquidez de comodidad de movimientos para las fuerzas resulta el detonante para los momentos de reacciones sólidas. Hay que seguir con la antena arriba, vigilante...

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