27 de junio 2025 - 21:53

Industria porcina paraguaya se consolida y abre camino en mercado asiático

El país sudamericano consolida su cadena industrial porcina como motor de desarrollo y apunta a nuevos mercados en el sudeste asiático, con Singapur como puerta de entrada.

Taiwán anunció la implementación de arancel cero para la carne porcina paraguaya.

Taiwán anunció la implementación de arancel cero para la carne porcina paraguaya.

Por varios años, Paraguay fue reconocido casi únicamente como un país agrícola, con la soja como emblema de su producción, y en menor medida como un país ganadero con la producción vacuna. Hoy, se posiciona en el mapa global de proteínas animales con una apuesta diferente: carne porcina de alta calidad. Este sector, se encuentra en un pleno proceso industrial que empieza a atraer la atención del mercado asiático.

“Estamos en el lugar indicado: tenemos la tierra, el agua, el grano y la gente”, afirma Marta Mareco, representante de relaciones institucionales del frigorífico UPISA, cuya planta industrial se encuentra en el Departamento de Itapúa, al sur del país. Mareco detalla cómo Paraguay, apoyado en una cadena productiva integrada y con inversiones en genética, bioseguridad e industrialización, está logrando dar el salto de productor agrícola a exportador de esta proteína animal.

Asia en la mira

Taiwán, mercado habilitado para este sector desde el 2022, representa actualmente más de tres cuartos de las exportaciones de carne de cerdo, exactamente el 77% el año pasado. Datos publicados por el Banco Central del Paraguay (BCP), dan cuenta de que al cierre del 2024, el país exportó a este destino carne porcina por un valor de US$ 28,8 millones, el doble que en el 2023. Esto fue por la venta de unas 9.100 toneladas, lo que implicó un incremento interanual de casi el 90% en el volumen físico.

De hecho, recientemente, Taiwán anunció la implementación de arancel cero para la carne porcina paraguaya, una medida que denota el prometedor futuro que tiene esta relación comercial, siendo Paraguay uno de los únicos países con actividad diplomática en Taipei.

En julio, una delegación empresarial paraguaya visitará la región para abrir camino en nuevos destinos. “Primero estarán en Taipei, luego en Singapur y Filipinas, que ya pasó satisfactoriamente la inspección sanitaria”, comenta Mareco.

Singapur aparece como un socio estratégico. Más allá de su consumo interno, funciona como hub logístico y comercial para todo el sudeste asiático. “Desde allí se reexporta incluso a Japón. Es una ciudad-estado moderna, con una apertura comercial muy favorable y un ingreso per cápita de 90.000 dólares”, explica Mareco.

La estrategia paraguaya contempla no solo exportar cortes congelados, sino también avanzar hacia productos con mayor valor agregado, como alimentos enlatados y procesados. “Empresarios singapurenses están interesados en invertir directamente en Paraguay. Las inversiones no paran”, asegura Mareco.

Cadena de valor integrada

Los cerdos son alimentados en un 80% de maíz y 20% de soja y minerales, lo que da como resultado una carne considerada premium en sus mercados de destino. La genética, importada de Dinamarca y Francia, diferencia a Paraguay de competidores como Brasil.

La transformación de esta cadena comenzó a finales de los años 90, cuando un proyecto con apoyo japonés identificó a Itapúa como polo productivo de balanceados. “Decidimos transformar proteína vegetal en proteína animal”, recuerda Mareco. El esfuerzo ha rendido frutos: Paraguay ya produce carne porcina durante todo el año, lo que permitió salir del carácter estacional que históricamente limitaba su consumo interno.

En el mercado doméstico, la carne de cerdo también ha ganado terreno. Tradicionalmente consumida solo en semana santa y fiestas de fin de año, hoy alcanza los 13 kilos per cápita anuales, una cifra impensada hace dos décadas según relata la ejecutiva. “Antes era un producto secundario frente a la carne vacuna. Hoy, gracias a la calidad y disponibilidad, el cerdo tiene otra imagen”, afirma Mareco.

Este cambio de percepción también responde al crecimiento de la industria. Nuevos cortes, maquinaria importada de Alemania para atender exigencias de mercado, y una estrategia gremial que visibiliza los logros del sector son parte del proceso.

Aunque UPISA fue el primer frigorífico en abrir el mercado internacional para la carne porcina paraguaya, información publicada por el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), da cuenta que desde el 2024 también el Frigorífico Pirayú ya cuenta con habilitación para exportar a países como Georgia y Costa del Marfil, y también al Brasil, según información de su página web.

En este sentido, Senacsa apunta que en 2024 se registraron faenamientos para exportación de unas 393.644 cabezas de cerdo, un 20% más que el año anterior. La industria atraviesa un período de expansión, no solo en términos de volumen, sino también en la diversificación de su oferta. A los tradicionales embutidos se suman ahora productos envasados como el lomo y matambres envasados, ampliando así la variedad disponible en el mercado.

A nivel interno, no son pocas industrias que se encuentran generando valor agregado a través de la carne de cerdo, especialmente para la categoría de embutidos. Un ejemplo de esto es Embutidos Franz, que opera desde el 2010 y actualmente tiene la capacidad de generar unas 600 toneladas al mes de ese producto, según destaca en su propia página web.

En ese marco, se creó recientemente la Cámara Paraguaya de Industrias Porcinas y Derivados (CAPAIPOD), integrada por varios de los frigoríficos del país dedicados a esta proteína. En este gremio, además de las ya exportadoras UPISA y Pirayú, ya se agrupan empresas abocadas de momento al mercado local como Agropecuaria Itabo (La Porckina), Mutti, Studenko, y la Cooperativa de producción Chortitzer, las cuales cuentan con la potencialidad de vender al exterior también, eventualmente.

Esta agremiación de empresas del sector industrial porcino, así como el avance del faenamiento y las exportaciones del producto, hablan del proceso por el que pasa el sector y las expectativas hacia el futuro. Mareco, quien es titular del gremio, refiere que en la agenda figuran temas como el trabajo por la formalización integral de los procesos y la estandarización de tipos de cortes.

Una apuesta de desarrollo regional

Según Mareco, unas 50.000 familias paraguayas dependen actualmente de la producción porcina. “Este modelo transforma territorios. Es una forma de salir de la pobreza, porque genera empleo, valor agregado y deja la riqueza en el país”, destaca. La producción porcina es intensiva: los ciclos son cortos (alrededor de 110 días) pero requieren inversiones importantes en bioseguridad y tecnología.

Los desafíos no son pocos. El registro de tierras, la mejora en los procesos burocráticos para la exportación, y la necesidad de que las industrias adopten normas internacionales como ISO son parte de la agenda.

Mientras América Latina despierta como nuevo centro de la producción porcina global, con países como Colombia y Ecuador también en crecimiento, Paraguay avanza con paso firme. Con Taiwán consolidado, Singapur como próxima escala y Filipinas en proceso, el cerdo paraguayo empieza a hacerse un lugar en las mesas asiáticas.

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