27 de junio 2025 - 17:57

El campo criticó la suba de las retenciones a la soja y el maíz: "No es la solución"

Dirigentes agropecuarios expresaron su malestar ante el regreso de las alícuotas plenas para soja y maíz, mientras persisten las demandas de previsibilidad y baja de impuestos.

El Gobierno no prorrogó la baja de las retenciones a la soja y el maíz.

El Gobierno no prorrogó la baja de las retenciones a la soja y el maíz.

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El Gobierno nacional oficializó su decisión de extender hasta el 31 de marzo de 2026 la reducción transitoria de retenciones para el trigo y la cebada, mientras que la soja, el maíz y otros productos volverán a tributar desde el 1 de julio las alícuotas originales de 33%, 12% y 7% respectivamente. La medida quedó plasmada en el Decreto 439/2025, que fue publicado este jueves en el Boletín Oficial y lleva la firma del presidente Javier Milei, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro de Economía Luis Caputo.

El decreto prorroga las alícuotas del 9,5% que tienen el trigo y la cebada, dos cultivos cuya siembra está en pleno desarrollo. En cambio, la soja incrementará su tasa del 26 al 33%, el maíz y el sorgo pasarán del 9,5 al 12%, mientras que el girasol volverá al 7% tras haber tenido una alícuota temporal del 5,5%. La harina de trigo, por su parte, permanecerá con el 5,5%.

Entre los aspectos técnicos, la nueva normativa estableció que los exportadores deberán liquidar al menos el 90% de las divisas en un plazo máximo de 30 días hábiles contados desde la Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE). Este plazo se amplió respecto de los 15 días que regían antes, un punto reclamado por exportadores que advertían que el esquema anterior complicaba la operatoria financiera de las empresas. Quienes no cumplan este requisito deberán abonar la alícuota más alta correspondiente a cada producto.

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El Gobierno nacional oficializó su decisión de extender hasta el 31 de marzo de 2026 la reducción transitoria de retenciones para el trigo y la cebada.

El Gobierno nacional oficializó su decisión de extender hasta el 31 de marzo de 2026 la reducción transitoria de retenciones para el trigo y la cebada.

La continuidad de la rebaja para el trigo y la cebada fue anticipada en mayo por el ministro Caputo, pero su publicación oficial se retrasó hasta ahora. Según cálculos de fuentes oficiales, el costo fiscal de esta prórroga representará alrededor de 100 millones de dólares. En contraste, la finalización de la rebaja sobre soja y maíz significará una transferencia adicional cercana a 1.000 millones de dólares en términos de recaudación, principalmente concentrada en las provincias del centro agrícola (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos).

Aunque la medida sobre trigo y cebada fue bien recibida por algunos eslabones de la cadena, no generó un salto significativo en la superficie sembrada. La Bolsa de Comercio de Rosario estimó que el área total de trigo rondará los 7,1 millones de hectáreas, apenas 200.000 más que el ciclo anterior, e incluso debió recortar 100.000 hectáreas por los excesos hídricos acumulados. Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó que al momento de publicarse la prórroga se había sembrado el 72,7% del área proyectada de trigo y el 50,8% de la cebada, que totalizaría unas 1,3 millones de hectáreas.

Récord de comercialización en junio

El alivio temporal de los derechos de exportación dispuesto por el Decreto 38/2025 había reducido las tasas al 8% para trigo, cebada y maíz y al 31% en soja, con el objetivo de estimular el ingreso de divisas y acelerar la liquidación de stocks retenidos. Esta estrategia derivó en un nivel récord de ventas al exterior. Según datos preliminares, junio cerrará con cerca de 13 millones de toneladas de granos y subproductos comercializados, el registro mensual más alto desde el inicio de la gestión actual. El flujo de divisas asociado rondaría los 3.800 millones de dólares, una cifra que permitió atenuar tensiones cambiarias y fortalecer la recaudación.

Diversos analistas advirtieron que este fuerte ritmo de comercialización se desacelerará en los próximos meses a medida que las retenciones vuelvan a su nivel más alto. Algunas entidades y consultores mencionan que la combinación de presión impositiva, costos internos y restricciones financieras podría afectar el ritmo de ventas de soja y maíz en el segundo semestre.

Retenciones: un reclamo que no cesa

El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, fue categórico al pronunciarse sobre el impacto real de la medida. En diálogo con Ámbito advirtió que “más allá de los formalismos administrativos, las prórrogas no son la solución. Y no nos vamos a cansar de repetirlo, las retenciones deben ser eliminadas definitivamente. Ese es el camino”.

Pino también destacó que la rebaja temporal de retenciones aplicada desde marzo tuvo un efecto positivo en la liquidez de los productores y destacó “el esfuerzo que está haciendo el Gobierno en estos meses, que ha dejado en el bolsillo de los productores más de 550 millones de dólares, que seguramente están invertidos en el campo generando riqueza federal”.

El dirigente insistió en que, pese al alivio parcial, muchos productores de soja y maíz enfrentan márgenes ajustados que complican la toma de decisiones de siembra de cara a la campaña 2025/26. Por ese motivo, destacó que “el campo necesita reglas claras y políticas de largo plazo. Si no hay ahorro, no hay inversión, y si no hay inversión, no hay más producción”.

Desde la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro Exportador de Cereales (CEC) destacaron que la medida “es el camino correcto para eliminar distorsiones y alentar la producción”, aunque subrayaron la necesidad de avanzar con un esquema más amplio que incluya a todo el complejo agroindustrial exportador. “Seguiremos trabajando junto a las entidades de productores para lograr la eliminación de todos los DEX”, indicaron en un comunicado.

Otra de las entiendas que se refirió al conflicto por retenciones es Coninagro, que agrupa cooperativas de todo el país, también expresaron su preocupación y destacaron que “la finalización de la rebaja en los DEX genera suma preocupación y desigualdad en todo el campo, sobre todo porque la medida impacta en el medio de procesos productivos y muchos de ellos se encuentran inconclusos al 30 de junio próximo”. En un documento oficial, la entidad recordó que vienen proponiendo desde hace años una reforma integral del sistema impositivo: “Sostenemos y proponemos un cambio en el actual modelo impositivo. El campo necesita la certeza de poder tener reglas claras y duraderas para lograr la previsibilidad que requerimos como productores”.

En las últimas horas, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) también rechazó el restablecimiento de las retenciones plenas y reclamó al Gobierno una revisión urgente. “Manifestamos nuestra preocupación ante la continuidad y el impacto negativo que tendrá restablecer los derechos de exportación en un contexto productivo extremadamente adverso”, indicó la entidad, que además valoró los avances del Gobierno en la macroeconomía, pero pidió “un camino de desarrollo sostenible para el agro argentino”.

Mientras tanto, diversas voces del sector coincidieron en que el regreso de las alícuotas más altas amenaza con profundizar las brechas de rentabilidad entre cultivos y regiones, y desalentar la inversión en tecnología e innovación.

Centrar el reclamo en los cultivos más importantes de la campaña agrícola no es casual: los datos demuestran que la soja y el maíz representan más del 80% del ingreso de divisas del complejo agroexportador argentino. Para las entidades, el peso de los derechos de exportación —que pueden superar un tercio del valor FOB de cada operación— constituye el principal condicionante de la inversión y la expansión productiva. En un contexto de altos costos en dólares, precios internacionales de los commodities que no se recuperaron y presión tributaria elevada, los márgenes son cada vez más estrechos.

Por eso, más allá de los matices en las estrategias de diálogo con el Gobierno, hay un mensaje unificado de todo el agro que atraviesa cámaras industriales, confederaciones rurales y cooperativas: el campo no va a claudicar en su reclamo para que las retenciones se eliminen de manera definitiva, porque está convencido de que son el principal obstáculo que impide que el sector crezca y se desarrolle plenamente en términos productivos. Para muchos productores, sólo la certeza de un horizonte fiscal estable y previsible permitirá planificar, invertir y sostener el enorme aporte de la agroindustria a la economía.

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