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Al final, asume la OTAN el mando
«Los aliados de la OTAN decidieron asumir toda la operación militar en Libia bajo la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas», afirmó el secretario general, Anders Fogh Rasmussen.
«Nuestra meta es proteger a los civiles y las áreas pobladas por civiles bajo amenaza del régimen de Gadafi. La OTAN aplicará todos los aspectos de la resolución de la ONU. Nada más, nada menos», agregó. Las operaciones serán dirigidas por el general canadiense Charles Bouchard.
La decisión se había retrasado por desacuerdos entre los miembros de la OTAN Francia y Turquía sobre el control político de la misión. El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, había querido restringir la responsabilidad de la OTAN a la «maquinaria» militar necesaria para coordinar la campaña aérea, mientras el control político permanecía en manos de los miembros de la coalición. Turquía, en cambio, quería ser capaz de utilizar su capacidad de veto en la OTAN para limitar las operaciones aliadas contra la infraestructura de Libia y evitar víctimas entre los civiles.
La definición sobre quién conduciría la misión Odisea del Amanecer fue apurada por Estados Unidos, cuyo Gobierno no quería cargar en sus espaldas otro conflicto bélico. En ese sentido, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, afirmó a medios locales que EE.UU. comenzaría a reducir las fuerzas militares que había comprometido con la misión de Libia «comenzando esta semana o dentro de la próxima semana o por ahí».
La OTAN indicó que su zona de exclusión aérea en Libia, que se comprometió a cumplir el jueves pasado, sería «imparcial», por lo que prohibiría vuelos de las fuerzas de Gadafi y de sus oponentes. El embargo de armas sería similar.
Hasta el momento, la acción de la coalición internacional ayudó a los rebeldes a expandir su zona de control. De acuerdo con analistas, si los rebeldes avanzan hacia Trípoli, podría complicar la operación militar extranjera.
Daniel Keohane, del Instituto Europeo para Estudios de Seguridad, afirmó que los enfrentamientos podrían resultar en un gran número de víctimas, incluso civiles. «Si las fuerzas rebeldes fueran vistas buscando venganza sobre los partidarios de Gadafi, podría causar enormes problemas políticos para la alianza, porque el mandato de la ONU de proteger a los civiles debe aplicarse en todos los sentidos», aseguró.
En este marco, Francia obtuvo la creación en paralelo de un «grupo de contacto», formado por los 12 países que participan en la operación -que incluyen a los Emiratos Árabes Unidos- y que se reunirá por primera vez mañana en Londres con el fin de asumir «el mando político» de la intervención.
Los cancilleres de más de 35 países confirmaron ya su participación en esta reunión, en la que estarán presentes la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Agencias Reuters, AFP y DPA
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