12 de abril 2017 - 23:07

Cuando el amor tiene cara de cuenta bancaria

Nicholas Sparks. Para el financista romántico, “Hollywood me ayudó a ampliar mi visibilidad, a expandir el público”.
Nicholas Sparks. Para el financista romántico, “Hollywood me ayudó a ampliar mi visibilidad, a expandir el público”.
Graduado en Finanzas cum laude, se lanzó sin embargo a escribir novelas y en 28 años el narrador, guionista y productor estadounidense Nicholas Sparks lleva publicadas 19, y ha sido traducido a 35 lenguas. Once de sus novelas se han convertido en películas, entre las que están "Diario de una pasión" (que recaudó 118 millones de dólares), "Mensaje de amor", "Querido John" y "Un amor para recordar". Para Sparks "al publicar una novela se pasar a formar parte de un negocio, de una industria que necesita vender libros como el cine necesita vender entradas", y él lleva vendidos 105 millones de ejemplares. En definitiva, sus estudios de finanzas no han quedado de lado. Visitó Buenos Aires para presentar su nueva novela, "Sólo nosotros dos", que publicó Roca editorial. Dialogamos con él.

Periodista: "Escribir puede ser un arte, pero publicar, cuando todo está dicho y hecho, se reduce a dólares", es uno de sus consejos.

Nicholas Sparks: Lo supe aun antes de escribir mi primer libro. Soy licenciado en finanzas en la University of Notre Dame, y a los 23 años me gradué en Negocios Financieros. Cuando me decidí a escribir novelas ya sabía que si mi libro no se vendía no me iban a publicar un segundo libro.

P.: Su primer gran éxito fue con "Notebook" ("Diario de una pasión"), pero antes había escrito "The Passing" y "The Royal Murders", ¿qué pasó con esas dos novelas?

N.S.: Están en el altillo. No son buenas. Están bien escritas, tienen una trama interesante, pero no cumplen el objetivo de atrapar al lector. Yo era un estudiante que se había destacado en atletismo en el colegio, que había hecho telemarketing y trabajado en la venta de productos farmacéuticos, por lo tanto si pensaba dedicarme a escribir necesitaba experiencia en eso. Esas dos novelas han sido una especie de práctica, de preparación, de capacitación, que me entrenó para escribir bien. Dicen que la tercera es la vencida, pero la buena podría haber sido la cuarta, la quinta, la sexta... A partir de ahí son todas buenas, ¿no?

P.: ¿Eso lo confirma el hecho de que le han filmado muchas historias?

N.S.: He sido muy afortunado con Hollywood. Mi primera película, "Mensaje de amor", basada en la segunda novela que publiqué, fue un éxito de taquilla, recaudó 120 millones de dólares. Lo que quiere Hollywood es vender entradas de cine. Y cuando se genera dinero te piden otra película. Y Hollywood, más allá de los contratos por la novela (el primero fue por un millón de dólares), me ayudó a ampliar mi visibilidad, a expandir el público que se interesara por mis libros.

P.: ¿Kevin Costner lo ayudó a tener visibilidad?

N.S.: Y Paul Newman, y Robin Wright, y Richard Gere, y Zac Efron, y Scott Eastwood, y Amanda Seyfried, y... Las películas han tenido casting atractivos. Al conocer el casting veo a los personajes y cómo van a contar la historia. Todos fueron maravillosos pero, por ejemplo, con Josh Duhamel, el de "Un lugar donde refugiarse", me lleve especialmente bien, tenemos la misma edad, somos los dos del midwest, y eso lleva a tener un nueva comprensión del personaje que se ha creado. Los actores quieren encarnar mis personajes porque, a diferencia de en una película de acción o aventuras, en una historia romántica pueden representar todas las emociones.

P.: ¿Cómo surgen esas novelas que los hacen bestseller en los países más diversos?

N.S.: Antes de empezar a escribir un libro tengo que decidir qué es lo que va a impulsar esa historia, cual va a ser el plot, el argumento, y que sea interesante tanto para el libro como para la película. Si bien habrá una historia de amor, también tendrá aventura, misterio, que es lo que impulsa la historia. Al evocar sentimientos genuinos se cruza las fronteras, se llega a todas partes.

P.: Entre historias de amor y novelas románticas usted elige hacer novelas románticas, ¿cambió de géneros con su última novela "Solo nosotros dos"?

N.S.: Mis novelas son historias de amor, como lo son algunas de Hemingway. Las historias románticas, por ejemplo "Los puentes de Madison", son una fantasía romántica. Yo hablo de personas a las que les ocurren cosas interesantes y se enamoran, pero no se sabe si van a terminar juntos o no. En las novelas románticas siempre terminan juntos, aunque sea uniendo sus cenizas. "Sólo nosotros dos" es una novela diferente, pero es lo mismo que en las anteriores, cómo en las otras trata de personas reales y de una historia de amor. Es diferente porque hay una ruptura, un engaño, una pareja lesbiana, la transformación de los roles en el universo familiar, pero lo central es el amor de un padre por su hija y el temor de si es realmente un buen padre. Quise mostrar además que puede haber amor después de la disolución de un matrimonio.

P.: Usted ha escrito que las novelas románticas tratan de cómo domar a un varón.

N.S.: ¡Oh, no, yo no he dicho eso! En la novela romántica ya se sabe qué va a pasar, y se compra por eso. En cambio mis libros se leen porque no se sabe cómo van a terminar.

P.: ¿Tiene siempre un ojo en el mercado, en el lector?

N.S.: Sí, desde ya. Escribo los libros que me gustaría leer, y como conozco a mis lectores todo el tiempo los tengo en cuenta. El mundo del libro ha cambiado porque hay más formas de entretenimiento. Sin embargo, la relación con los medios audiovisuales no ha cambiado a la industria del libro, solo ha sumado otras formas de lecturas, que corresponde a menos de un 25 por ciento del mercado.

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