19 de abril 2016 - 00:00

Del drama moderno al mundo de Henrik Ibsen

Diego Lerman: “Para ‘La dama del mar’ nos basamos en el film de Soffici con Zully Moreno, que, al no ser una película buena, nos sirvió para trabajar con los mitos y chismes de ese rodaje”.
Diego Lerman: “Para ‘La dama del mar’ nos basamos en el film de Soffici con Zully Moreno, que, al no ser una película buena, nos sirvió para trabajar con los mitos y chismes de ese rodaje”.
"Yo entré al teatro casi por casualidad", afirma el productor, guionista y cineasta Diego Lerman. "Aunque también hice la carrera de dramaturgia y estudié actuación con Ricardo Bartís durante bastante tiempo, yo siempre me defino como un cineasta que hace teatro o televisión".

Fue su mujer, la actriz María Merlino, quien lo convocó para llevar a escena "Nada del amor me produce envidia", con texto de Santiago Loza. Este aclamado melodrama musical, sobre una modista en tiempos de Eva Perón, tuvo una exitosa trayectoria de 2008 a 2012. Tras un receso de cuatro años vuelve a exhibirse en la sala Timbre 4, los domingos a las 17.

En paralelo, Lerman y Merlino reponen otros dos espectáculos de su compañía, en Santos 4040: "¿Cómo vuelvo? Leyenda campestre de una maestra errante", basado en cuentos de Hebe Uhart (sábados a las 20) y "Qué me has hecho vida mía" (sábados, 17), otro melodrama musical inspirado en la vida de la malograda actriz Fanny Navarro.

Hace unos días la misma dupla artística comenzó a ensayar su propia versión de "La dama del mar" de Henrik Ibsen cuyo estreno está previsto para junio en el Teatro Sarmiento. Además de Merlino, integran el elenco Esteban Bigliardi, Marcelo Subiotto, Flor Diesel y Mario Bodega. Dialogamos con Lerman.

Periodista: Después de tantos monodramas se atrevió a montar una obra de Ibsen...

Diego Lerman:
El teatro se fue dando como una actividad paralela casi naturalmente. Llevar a escena una pieza de Ibsen ya fue toda una decisión. El elenco es más numeroso y cada actor hará varios personajes. Tenía algunas dudas, pero la puesta es lúdica y la estoy disfrutando.

P.: ¿Por qué eligió precisamente esa obra?

D.L.:
La elección fue de María Merlino y a mí me interesó hacerla porque uno de mis directores favoritos, Mario Soficci, la llevó al cine con Zully Moreno. Curiosamente, el que no fuera una buena película también me seducía. Lo que hicimos fue trabajar un poco sobre los mitos y los chismes de ese rodaje. En muchos casos inventados porque son difíciles de reconstruir. El material está un poco torcido hacia lugares que nos convenían.

Lo que más me atraía era hacer un cruce entre teatro y cine y la versión que escribimos con María y Marcelo Pitrola es libre. Contamos la trama central de la obra y lo que significa hacer un Ibsen en nuestro país a través de un personaje divertido, una investigadora de hoy. Luego está el plano de los años 50: la filmación de Soficci y su adaptación de Ibsen con la presencia de Zully Moreno. Un mito de nuestro cine, algo así como la Greta Garbo argentina. Esos dos mundos primero aparecen muy separados y luego se van fusionando.

P.: ¿Tiene algún proyecto para cine?

D.L.:
En septiembre empiezo el rodaje de una nueva película que posiblemente protagonice Erica Rivas. Es una road movie, el viaje de una mujer que va a adoptar un bebé. Esta historia trabaja como en oposición a mi película anterior. Si "Refugiado", era la deconstrucción de una familia, ésta es una construcción.

P.: Tanto en cine como en teatro se dedicó a personajes femeninos de alta vulnerabilidad ¿Fue una decisión suya?

D.L.
: En general eso es lo que me señalan... No lo hice de manera consciente, se fue dando. Yo quiero contar otros temas y esos personajes aparecen solos. Después de "La mirada invisible" pensaba hacer una comedia y me salió "Refugiado".

P.: Un alegato contra la violencia de género...

D.L.:
Como le decía, yo estaba trabajando en el guión de una comedia y un día llegué a la productora y justo frente a nuestra puerta había sangre, policías, medios de prensa. Minutos antes un hombre le había vaciado todo el cargador sobre su ex mujer. A partir de ahí, y después del shock, quise tratar de entender lo que había pasado. Primero inicié una investigación un poco casual y después indagué a fondo durante casi dos años. Entré en refugios, trabajé con ongs, en talleres con gente que generosamente me contó sus dramas de manera escalofriante. El cine exige ponerle el cuerpo a este tipo de investigación. En el teatro, en cambio, los que ponen el cuerpo son los actores y sólo en el escenario. Para mí fue bueno que "Refugiado" sirviera para algo más. Fue una manera de devolver a la comunidad todo lo que me brindó. Sin que yo me lo propusiera, terminó cumpliendo una función social.

Entrevista de Patricia Espinosa

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