6 de julio 2016 - 00:12

En pleno abandono, 100 años del Molino

• LA MÍTICA CONFITERÍA FUE INAUGURADA EL 9 DE JULIO DE 1916.
• CERRÓ SUS PUERTAS EN 1997.

A LA ESPERA. La emblemática confitería aguarda con andamios que avance la tasación para poder ser recuperada.
A LA ESPERA. La emblemática confitería aguarda con andamios que avance la tasación para poder ser recuperada.
El próximo sábado la confitería El Molino cumple 100 años. Lo hará sin invitados ni festejos, dado que el emblemático edificio se encuentra sumido en el olvido.

Los avances para su recuperación fueron casi nulos hasta ahora. El anterior Gobierno expropió el edificio por ley, pero el Tribunal de Tasaciones aún debe arrojar el número de la compra.

Lo único cierto es que en la esquina de Callao y Rivadavia sólo se ve un edificio abandonado, que tuvo que ser asegurado por andamios dado que sufre peligro de derrumbe.

Tras el cambio de Gobierno, en febrero se estableció que el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda se haga cargo del trámite de expropiación. Sin embargo, desde esa cartera explicaron que por ahora no hay avances. El problema aparentemente reside en diferencias con los dueños del edificio, la familia Roccatagliata.

La notable obra del arquitecto italoargentino Francesco Gianotti fue inaugurada en 1916 para festejar el centenario de la Independencia. A un siglo de su construcción, El Molino ya lleva 19 años cerrado. Sin embargo, no está completamente solo: aún hay residentes viviendo en los departamentos del edificio.

Ahora, el equipo del Plan Reactor de Intervenciones Edilicias (PRIE), los mismos que restauraron el Congreso, aguardan la luz verde para inspeccionar el lugar y comenzar las obras. Por el momento, el único paso que pudieron dar es una breve reunión en el Salón Blanco de la Cámara de Diputados, donde esta semana la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos junto a ICOMOS, la Sociedad Central de Arquitectos y la Asociación Art Nouveau de Buenos Aires se juntaron para recordar a la confitería como se debe en la fecha de su cumpleaños, con un repaso con fotos históricas y el deseo de que la restauración comience pronto. La conclusión de ese encuentro fue unánime: esperan algún día poder reflotar aquellos años dorados en los que la mítica confitería era lugar de encuentro de los más preciados escritores, figuras políticas y del espectáculo. Que esos mármoles y vitraux vuelvan a relucir sus brillos. Y que esos aromas que arrojaba la pastelería vuelvan a inundar el lugar.

"Las chicas de Flores tienen los ojos dulces como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino", relató Oliverio Girondo en su libro "Veinte poemas para ser leídos en el tranvía". Y la pregunta es: ¿volverán pronto aquellos piropos a este emblema de la Ciudad?

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