Sofía - El papa Francisco sugirió ayer a las autoridades de Bulgaria, una de las puertas de entrada de los inmigrantes a la Unión Europea (UE), “no cerrar los ojos, no cerrar el corazón y no cerrar la mano” a aquellos. Lo dijo en su discurso, a poco de llegar a Bulgaria, ante autoridades y el presidente, Rumen Radev.
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Francisco viaja a Bulgaria y Macedonia, puertas de entrada de migrantes a la UE
“A ustedes, que conocen el drama de la emigración, me permito sugerirles que no cierren los ojos, no cierren el corazón y no cierren la mano -como es su tradición- a quien golpea a sus puertas”, expresó.
Agregó que “toda religión llamada a promover armonía y la concordia debe ayudar al crecimiento de una cultura y de un ambiente permeados del pleno respeto por la persona humana y por su dignidad”.
A su llegada al aeropuerto de Sofía, el Pontífice fue recibido por el primer ministro búlgaro, Boyko Borisov, con quien mantuvo un coloquio privado en el aeropuerto.
Poco después, Francisco se dirigió al palacio presidencial para visitar a Radev, donde también dialogó con autoridades del país. En tanto, el Pontífice argentino expresó su preocupación por la despoblación de Bulgaria, y pidió que el país actúe para erradicar la emigración masiva de su juventud y combata el “invierno demográfico” que atraviesa.
El Papa llegó por la mañana para una visita de tres días a este país y a Macedonia, dos naciones de mayoría ortodoxa y donde hay menos de 1% de católicos.
Bulgaria perdió “más de dos millones de connacionales” en estas últimas décadas, advirtió Francisco, ante las autoridades políticas y civiles del país, describiendo “la despoblación y el abandono de tantos pueblos y ciudades”. Según la ONU, Bulgaria es el país que pierde más rápidamente población en el mundo debido a la emigración, la natalidad baja y una mortalidad superior a la media europea.
Agencias ANSA y AFP
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