4 de octubre 2016 - 20:58

Galliano y un homenaje a Piazzolla

El músico inició su concierto tocando solo, continuó con el violinista Bertrand Cervera y cerró con los argentinos Guershberg, Navarro y el “Pipi” Piazzolla.

Tributo. El espíritu y la música de Piazzolla en el concierto.
Tributo. El espíritu y la música de Piazzolla en el concierto.
El acordeonista francés Richard Galliano conoció a Ástor Piazzolla en los 80, cuando éste lo convocó para integrarse a un proyecto teatral-musical que dirigió Jorge Lavelli. Desde entonces, el marplatense se convirtió en una especie de mentor del francés y quien, según él mismo relata, le sugirió intentar con el vals musette y con el acordeón una renovación similar a la que él había hecho con el tango rioplatense.

A muchos años de la muerte de Piazzolla, convertido en una gran figura de la música de su país, con el patrimonio de haber compartido escenarios con grandes figuras de diferentes géneros -del jazz a la chanson française y del flamenco a la balada norteamericana-, Galliano sigue portando a Piazzolla en su ADN. Y es natural entonces que, llegado una vez más a nuestro país, hiciera un concierto en el que la música del argentino ocupó un lugar muy especial.

Frente a una Sala Sinfónica colmada, el acordeonista dedicó toda la primera parte a tocar solo. Improvisó sobre temas propios y músicas conocidas, se movió casi siempre en los ritmos ternarios de 3/4 y 6/8, pasó del canto expresivo de su maravilloso instrumento a botones a los momentos virtuosísticos y casi acrobáticos y evocó a Piazzolla con citas más o menos extensas de "Chiquilín de Bachín", "Adiós Nonino" y "Libertango".

Luego de esa primera sección más libre, convocó al escenario al único músico que llegó con él desde Europa, el violinista Bertrand Cervera. Y con él ofreció el primer momento explosivo del concierto, en un set en el que se escuchó su propio "Valse a Margaux" y una relectura de una "Siciliana" de Johan Sebastian Bach.

Ya en el final, fue el momento de sumar a los argentinos al escenario. Lo primero fue una pieza de su cosecha, "Spleen", de aires jazzísticos. Después, con un lucimiento especial de Guershberg, Navarro y el Pipi Piazzolla, tocaron "Otoño porteño", "Primavera porteña" y una sublime interpretación de "Oblivion". El último bis quedó para "Tango pour Claude", de Galliano; un homenaje por igual para el bandoneonista y para Buenos Aires que dedicaron a la viuda de Piazzolla presente en la sala.

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