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Presión de petroleros
Pereyra, al mejor estilo de su socio político y gremial Hugo Moyano -con quien participa en la conducción de la Corriente Nacional del Sindicalismo Argentino-, presionó para que los «1.374 petroleros que vienen a trabajar una o dos semanas en los yacimientos de crudo y gas, y luego regresan a sus provincias y allí gastan todo su dinero, no vuelvan a ser contratados en su jurisdicción o si no, que las empresas se vayan». Las declaraciones del gremialista no registran antecedentes en la región, y sus fundamentos se basan en la cantidad de jóvenes con posibilidades de acceder a esas buscadas fuentes de trabajo que no pueden hacerlo.
Por caso, ejemplificó con una firma de Salta que trajo a todos sus operarios de esa provincia. Pero el misil está disparado contra una multinacional que contrató 2.500 operarios en Mendoza para explotar yacimientos de potasio. La empresa -de capitales brasileños, en su mayoría- promete invertir u$s 5.000 millones, y el propio gobernador Jorge Sapag arriesgó una inversión global hasta 2030 de otros 20.000, en petróleo y gas.
En medios empresariales y políticos se señaló que la amenaza del gremialista petrolero no se encuadra en ninguna legislación nacional o provincial, y puede provocar un efecto búmeran sobre la inversión empresarial privada en los nuevos yacimientos de petróleo y «gas plus» que promete a Neuquén un horizonte de 50 años de producción petrogasífera.
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