26 de enero 2024 - 00:00

Misterios de la ignota señorita de Klimt que va a millonaria subasta

Su madre sería lilly lieser, íntima amiga de alma mahler y financista de schönberg y alban berg

retrato de la señorita lieser. El enigmático cuadro de Klimt que apareció ayer en público.
retrato de la señorita lieser. El enigmático cuadro de Klimt que apareció ayer en público.

Uno de los mayores hallazgos en la pintura de principios del siglo pasado esconde, tras de sí, varios enigmas. Ayer se supo que “Retrato de la señorita Lieser” (“Bildnis Fräulein Lieser”, 1917), de Gustav Klimt, apareció en una colección privada de Austria, después de años de no saberse nada de la obra, y que será subastada el próximo 24 de abril con un estimado de 50 millones de euros. El anuncio lo hizo la casa de remates de Viena Im Kinsky, que dijo que la obra se daba por perdida. Pero, además del misterio de su desaparición y reaparición después de décadas, el retrato oculta otro secreto: ¿quién es, en verdad, esa señorita Lieser que el autor de “El beso” comenzó a pintar en 1917, según se cree a instancias de la familia, y que no pudo concluir pues lo sorprendió la muerte en febrero de 1918 por fiebre española? (Klimt, que no llegó a firmar el cuadro y al que sólo le estampó el apellido “Lieser”, fue una de las víctimas más célebres de la pandemia que se anticipó un siglo al covid, poco antes de que estallara la Primera Guerra Mundial).

Según la prensa especializada, el cuadro sólo era conocido por los investigadores a través de una fotografía en blanco y negro. Ahora, Fräulein Lieser aparece por primera vez en público, en color, y los posibles herederos, que ya fueron convocados, son los descendientes de dos ramas de la familia judía Lieser: el industrial textil Adolf Lieser (1859-1919) y su cuñada Henriette Lieser (1875-1943), deportada primero a Riga en 1942 y asesinada en Auschwitz en 1943. Henriette, conocida como Lilly, fue una de las mecenas más importantes del arte austríaco de aquellos tiempos. Financió gran parte de la obra de su amigo, el músico vanguardista Arnold Schönberg, al igual que la de Alban Berg. Lilly fue la mecenas de la ópera fundante de la modernidad, “Wozzeck”, de este último compositor, estrenada en 1925.

Pero, además, fue una de las amigas más íntimas y confidentes de Alma Mahler, con quien mantuvo un vínculo tan estrecho que, al sospechar tendencias lesbianas en ella, Alma se empezó a apartar. En la biografía “Passionate Spirit: The Life of Alma Mahler”, la historiadora Cate Hast escribió: “Tras la muerte de Mahler, Alma había encontrado una compañera de viaje en Henriette Amalie (Lilly) Lieser, a quien había conocido a distancia, ya que habitaban los mismos círculos sociales. Lilly procedía de la acaudalada familia Landau y se había casado con el empresario Justin Lieser en 1896. En abril, al comienzo del romance de Alma con Kokoschka, habían pasado varios días visitando París. Durante tres años, de 1912 a 1915, siempre que Alma necesitaba alejarse de Viena y de Kokoschka, viajaba con Lilly”. (...) “Cuando Austria declaró la guerra el 28 de julio, ante el peligro inminente, el 1 de agosto Kokoschka aconsejó a Alma, que se encontraba en Breitenstein, que escapara con Lilly Lieser a la neutral Suiza. En lugar de ello, regresaron a Viena”.

Pero, la mujer del retrato ¿es una de sus dos hijas, o su sobrina? Es un misterio que Klimt se llevó a la tumba. En 1984, la historiadora del arte Alice Strobel la identificó como Margarethe Constanze Lieser en su catálogo razonado de los dibujos del artista, información que se adoptó en todos los catálogos razonados posteriores. Margarethe era la hija de Adolf Lieser, es decir, la sobrina de Lilly; las hijas de ésta eran Helene, que fue la primera mujer en Austria en doctorarse en Ciencias Políticas en 1920, y la más joven, Annie, alumna de Grete Wiesenthal, que alcanzó renombre como una célebre bailarina moderna. Sin embargo, hay otros historiadores que contradicen a Strobel y dicen que si la mecenas Henriette Lieser hubiera sido cliente de Klimt, lo más verosímil es que una de sus dos hijas, a su pedido, habría sido la retratada.

Lo cierto es que, más allá de estos apasionantes interrogantes que sólo interesan a los historiadores del arte y las vanguardias, lo que tiene un atractivo más contante y sonante es el valor de la obra, también rodeada, como se dijo, por varios misterios.

Las investigaciones no han encontrado pruebas de una incautación, confiscación o venta forzosa, pero no se han podido aclarar las circunstancias del paradero durante la época nazi, tras el final de la Segunda Guerra Mundial y hasta la década de 1960. De acuerdo con la subastadora, los nazis no se apropiaron de la obra como sí lo hicieron con tantos otros Klimt. Tampoco se documentó la búsqueda del cuadro por parte de los descendientes de los antiguos propietarios.
La investigación partió del nombre de Lieser que se lee en el retrato, que figuraba como primer propietario en los datos de procedencia de los tres catálogos razonados del cuadro publicados desde 1967 (el más reciente en 2017, siempre a partir de una fotografía) y en cuyo círculo debió realizarse el encargo del retrato.

La foto se tomó probablemente en la exposición de la Neue Galerie en 1926. Según los estudiosos de Klimt, el “Retrato de la señorita Lieser” nunca se ha visto en público desde que fue pintado. Sólo restaría ver si la identidad de la modelo puede aclararse definitivamente antes de la subasta de abril mediante el descubrimiento de más documentos.

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