Desde septiembre del año pasado, los productores agropecuarios vienen alertando sobre la presencia de una plaga que destruye el cultivo de maíz. En medio de la campaña agrícola, el problema se agravó extendiéndose a unos 27 departamentos de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, Salta y Tucumán.
Alerta por los dólares de la cosecha: una plaga que ataca al maíz tiene en vilo al Gobierno
La Secretaría de Bioeconomía convocó a las entidades gremiales y productivas para conformar un “comité de crisis” por las pérdidas en el cultivo de maíz. Mientras, las empresas buscan en la genética nuevas herramientas para reducir el daño en la próxima campaña.
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Técnicamente el problema se genera por una enfermedad, conocida como el achaparramiento del maíz, que tiene origen en una bacteria llamada spiroplasma kunkelii, que la transmite la chicharrita dalbulus maidis que actúa como vector.
Según reportes privados emitidos por las principales entidades bursátiles que relevan el avance del ciclo agrícola se perderían entre 6 y 7 millones de toneladas del cereal, aunque todavía no esta claro si el daño puede ser aún mayor. Una vez difundida esta información, la Secretaría de Bioeconomía salió de su letargo y convocó a una reunión a los técnicos de las entidades gremiales y productivas.
A primera hora de esta tarde asistirán representantes de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Coninagro, Federación Agraria Argentina (FAA) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) junto a técnicos de la Asociación de Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), que ya reconfiguró las temáticas de su próximo congreso anual para dar certezas y mucha información sobre esta enfermedad que agarró a varios productores con la guardia baja. Del encuentro de hoy, seguramente surja alguna comisión de seguimiento que ofrezca como mucho un acompañamiento desde lo impositivo, no mucho mas, porque en realidad la mayor responsabilidad en este acontecimiento la tiene el clima.
Las condiciones de altas temperaturas y abundantes precipitaciones, junto con el escalonamiento en las fechas de siembra fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración de la plaga conocida como chicharrita que afecta al maíz. Técnicamente el problema se genera por una enfermedad, conocida como el achaparramiento del maíz, que tiene origen en una bacteria llamada spiroplasma kunkelii, que la transmite la chicharrita dalbulus maidis que actúa como vector.
En cuanto al daño causado, los números hablan por si mismos: según el último panorama agrícola semanal (PAS) que emite la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) hay una disminución del 30% en el rendimiento promedio esperado para las zonas afectadas en las últimas tres semanas. Ya se descontaron 7 millones de toneladas y se estima una producción cercana a las 49,5 millones de toneladas. En esta misma sintonía, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) marcó al cierre de la semana pasada un recorte similar para la campaña de maíz y la estimación de producción aahora se ubica en 50,5 millones de toneladas (Mt), frente a las 57 Mt proyectadas en marzo.
La consecuencia de todo esto es obviamente un daño económico para miles de productores, que tendrá su correlato en una caída del valor de la cosecha y menor ingreso por exportaciones. Con esta premisa, la Bolsa de Cereales de Córdoba analizó que sólo en esa provincia la enfermedad dejaría un impacto económico negativo de US$1130 millones.
En diálogo con Ámbito, Federico Zerboni, titular de MAIZAR, aseguró que “esta enfermedad ya estaba en Brasil y en el norte argentino desde hace 3 o 4 años. Ahora bajó del NEA y NOA a zonas más centrales como el norte de Córdoba, norte de Santa Fe y norte de Entre Ríos donde hizo mucho daño. De todas maneras, el impacto total aún no se puede evaluar porque tenemos maíces que se cosecharán en poco menos de dos meses. Las pérdidas podrían ser aún mayores porque hay gente que no conoce la enfermedad, entonces no sabe si la tiene o no en sus lotes, además hubo zonas en las que no llovió y hubo estrés térmico, no hubo polen, no hubo fecundación, entonces hay daños y muchos productores piensan que es el por spiroplasma pero es por otra causa”.
Zerboni confirmó que iniciaron un trabajando con semilleros, técnicos del INTA, de CREA y de AAPRESID para publicar un informe sobre cómo se debe manejar esta plaga que provoca la enfermedad. De todas maneras, el experto explicó que “esta plaga no tiene por qué repetirse, ya que si tenemos inviernos con heladas los vectores mueren”. Salvando todas las distancias, es algo similar a lo que ocurre con el mosquito, vector del dengue, que disminuye su proliferación con bajas temperaturas.
Qué hacer con el maíz afectado por spiroplasma
El cultivo se puede picar y ensilar para alimentación animal y en este sentido, la inoculación del silaje es la clave para conservar la calidad del forraje y evitar pérdidas. Jonathan Camarasa, desarrollador de mercados de Rizobacter, aseguró en diálogo con Ámbito que “si bien el achaparramiento del maíz es una enfermedad que debilita el desarrollo de las plantas, los cultivos que se cosechan pueden ser ensilados y constituirse en un alimento inocuo para la ganadería. Inocular o no es una decisión clave que les permitirá a los productores lograr una fuente de alimento de la más alta calidad, en función del cultivo, para los animales”.
La próxima campaña: el objetivo de MAIZAR
Hoy en día, los semilleros están evaluando si algunos híbridos son más tolerantes que otros. Algunos tienen la experiencia de Brasil, sin embargo estan corriendo una carrera contra el tiempo porque la genética de maíces tropicales es mucho mas resistente que la “templada” que sembramos aquí. Según Zerboni, “el germoplasma tolerante también ayuda, pero hay muchas herramientas y las vamos a ir evaluando y presentando”.
Leandro La Ragione, gerente de desarrollo de producto de Stine, explicó a Ámbito que desde el semillero están tratando de conseguir tolerancia genética dentro de los materiales disponibles y precisó que “en siembras tempranas no debería haber ningún tipo de problema. En las siembras tardías, lo que se puede hacer es seguir con el monitoreo de los maíces guachos y tener los mejores productos curasemillas”.
Por último, Fernando Guerra, gerente de desarrollo de producto de KWS Argentina explicó que “el futuro del maíz dentro de la preparación de materiales para combatir este tipo de enfermedades va a ser muy alentador. A partir de ahora, la propuesta es analizar qué puede pasar el próximo invierno. Esperamos un escenario de menor presión de la enfermedad ya que en ese sentido estamos planteando nuestro portfolio”.
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