1 de noviembre 2019 - 00:00

No es amor al dólar, es pánico al peso

Macri finaliza su mandato tomando varias medidas que claramente no comparte. La principal es el cepo, medida que le criticaba a Cristina.

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El gobierno de Mauricio Macri finaliza su mandato tomando varias medidas que claramente no comparte. La principal de estas medidas es el cepo. Luego de realizar duras críticas al cepo de Cristina Fernández de Kirchner, el gobierno de Cambiemos finaliza tomando la misma medida. ¿Cómo se llegó a esa situación?

Básicamente el desequilibrio en el mercado de cambios se volvió insostenible. ¿Qué quiere decir esto? Que la demanda de dólares es elevada y la oferta muy débil. Este desequilibrio genera presiones sobre el tipo de cambio. No obstante, no es la única variable que influye. También ocurre, que la demanda de pesos cae y cuando esto sucede, los pesos que no son demandados se cambian por bienes o por otras monedas (en nuestro caso, principalmente el dólar). Por otro lado, también puede influir el valor del dólar en el mundo. Lo cierto es que, la demanda de dólares es elevada en Argentina y no hay tantos dólares para satisfacer esa demanda y cuando eso ocurre, el BCRA debe intervenir vendiendo reservas si quiere mantener el valor del tipo de cambio. El apetito por el dólar es fuerte y, en Argentina, es entendible. No es que existe un amor al dólar, sino que existe un pánico al peso. Pánico al peso porque en Argentina, desde que se creó el BCRA, a la moneda se le quitó trece ceros. Pánico al peso porque Argentina transitó cinco monedas distintas. Pánico al peso porque cualquier persona que nació en 1950-55 compró su primer juguete con la moneda Peso Moneda Nacional, a su primera novia la invitó a salir con Pesos Ley, se casó con el Peso Argentino, le compró ropa a su hijo con Australes y le hace regalos a su nieto con el Peso actual. Con este track-record, lo que se genera es pánico al peso, porque una moneda que pierde constantemente su valor (devuelta, perdimos trece ceros) desemboca en una especie de “reflejo Pavlov” para protegerse, y una vía es comprar dólares. En concreto, cae la demanda de pesos y se incrementa la demanda de dólares.

En los últimos meses, el mercado cambiario se encontraba “artificialmente equilibrado” porque el Tesoro vendía u$s60 millones diarios, porque estacionalmente ingresaban agro-dólares y porque había vuelto algo el carry-trade. En cuanto estas variables fueron cediendo, la oferta de dólares cayó sin poder atender la demanda de dólares, con el agravante que la demanda de pesos continuaba cayendo. Así llego el primer cepo donde se estableció un tope de u$s10.000 para personas físicas. No obstante, el BCRA continuaba perdiendo reservas porque la gente seguía comprando dólares. Finalmente, luego de las elecciones de octubre, se profundizó el cepo. Ahora, sólo se pueden obtener u$s200 si la operación se realiza por medio de cuenta bancaria, o de u$s100 si la adquisición del billete es en efectivo.

Está más que claro que la medida se toma en un contexto de urgencia por la delicada situación económica. Además, si la prioridad es cuidar las reservas, con el cepo cambiario se evita que la gente compre dólares dándole un aire a las reservas del Banco Central. Pero, esto no quiere decir que no traiga consecuencias. El cepo no es una buena noticia para el país. En primer lugar, porque si los dólares no pueden salir, entonces tampoco van a ingresar. Es una cuestión instintiva, nadie va a entrar a un lugar del cual no puede salir. Por otro lado, el cepo no es más que un precio máximo al dólar y como cualquier precio máximo trae consecuencias económicas. El verdadero valor del dólar se va a encontrar más cerca del dólar contado con liquidación que del dólar oficial. Cuanto más profundo es el cepo, mayor será la tendencia de la brecha entre los dólares alternativos y el oficial. Y si hay algo que demuestra la historia de Argentina es que el mercado cambiario, baila al compás del dólar alternativo. Siempre que hubo control de cambios, cuando la situación se volvió insostenible, el dólar oficial se terminaba devaluando convergiendo hacia el valor del dólar contado con liquidación o del dólar paralelo. Dado que la experiencia muestra esto, se genera la expectativa de que tarde o temprano vendrá una devaluación.

Si Argentina no va por el camino de encarar las reformas estructurales para generar confianza, así la economía vuelve a crecer y poder tener un mercado cambiario normal, entonces se seguirán tomando medidas que atiendan lo urgente y no lo importante; en otras palabras, parches. Si la línea que se va a seguir es esta, probablemente entonces convenga un desdoblamiento del tipo de cambio en lugar de un cepo, donde por lo menos las personas tienen la libertad de comprar dólares, a un precio más alto, pero siguen con la libertad de poder cubrirse de una moneda (el peso) que lo único que sabe hacer es perder valor. Porque, en definitiva, lo que el cepo busca no es que no se demanden dólares, sino obligarnos a usar pesos, la moneda que pierde valor.

(*) Economista jefe de la Fundación “Libertad y Progreso”

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