Imaginate un ejército invisible que patrulla tus células sin pausa, reparando daños, calmando inflamaciones y fortaleciendo la energía interna. Ese ejército existe y está formado por los polifenoles, compuestos (que hasta hace poco sólo se conocían en las plantas) producen para defenderse del estrés ambiental —desde la radiación solar hasta los microbios— y que, al incorporarlos en el cuerpo humano, despliegan un potencial terapéutico notable. Con más de 8.000 variantes identificadas, este grupo molecular está captando la atención de la medicina preventiva y funcional, al revelar caminos sostenibles desde la nutrición hacia la salud celular, epigenética y metabólica.
La revolución de los polifenoles: cómo la ciencia está redescubriendo el poder de estos "reparadores celulares"
Los polifenoles son compuestos naturales presentes en las plantas, conocidos por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Sus características les otorgan efectos beneficiosos para la salud.
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Ejercicio físico y salud: cómo contribuyen los polifenoles al bienestar del organismo.
¿Pero cómo funcionan? Los polifenoles tienen una triple acción (antioxidante, anti-inflamatoria y aumenta la producción de energía celular), así es como actúan neutralizando radicales libres y modulan la inflamación, protegiendo el ADN y reduciendo los riesgos padecer enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurodegenerativas. Dietas ricas en estos compuestos, como la mediterránea, se asocian a un envejecimiento más saludable, mejores perfiles lipídicos e inmunidad intestinal reforzada a través de su interacción con la microbiota —aumentando cepas beneficiosas como Bifidobacterium y Lactobacillus— y reduciendo bacterias patógenas.
Se clasifican en flavonoides (catequinas del té, flavanoles del cacao), ácidos fenólicos (ácido elágico en frutos rojos), estilbenos (resveratrol del vino) y lignanos (en semillas). Cada uno aporta funciones específicas: por ejemplo, los flavanoles del chocolate amargo ayudan a elevar el colesterol “bueno” (HDL), bajar la presión arterial debido a la mejora en la función endotelial y protegen de las partículas de “colesterol malo” (LDL) para que no dañen las arterias, además de ayudar con la inflamación muscular tras el ejercicio.
También se investiga su influencia en el metabolismo energético: algunos polifenoles favorecen el gasto calórico, regulan los niveles de glucosa y lípidos, siendo útiles en el control de la obesidad y el síndrome metabólico.
Asimismo, tienen una característica especialmente interesante: su efecto prebiótico. Las bacterias intestinales fermentan los polifenoles, generando compuestos que ayudan a recuperar la barrera intestinal, calmar la inflamación local y equilibrar el sistema inmune.
No obstante, un hallazgo reciente revoluciona el concepto sobre estos compuestos: los polifenoles extraídos de las huevas del erizo de mar, llamados espinocromas. Se obtienen de forma sustentable en Puerto Madryn, gracias a técnicas de acuicultura que no dañan al erizo, desarrolladas por equipos del CONICET y lideradas por la Dra. Tamara Rubilar. Estas espinocromas ayudan a no sólo a que las células se defiendan mejor del desgaste y se mantengan activas; sino que desencadenan reacciones celulares que mejoran el funcionamiento celular. Por ejemplo, en estudios de pacientes con COVID prolongado se observaron mejoras en la respiración, reducción de la fatiga y mayor claridad mental, sin registrar efectos adversos.
En conclusión, el recorrido de los polifenoles —desde colores vivos en frutas hasta lo profundo del mar— muestra que la nutrición conecta cada capa de la naturaleza con nuestra salud. Esa “primera línea de defensa” puede asentarse en una alimentación rica en verduras, frutas, té, especias, semillas y chocolate negro. Y, al mismo tiempo, puede ganar potencia con lo que emerge desde la costa: las espinocromas marinas. Esos mensajeros que comenzaron su viaje en el mar, que hoy nos dan razones para creer que cuidar nuestro organismo puede ser un acto a favor también del planeta.
*El autor es médico e investigador en medicina funcional y nutrición basada en evidencia. (MP 70854)
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