El centro del país atraviesa jornadas de frío extraordinario que se prolongan mucho más allá de las madrugadas. Durante las últimas 24 horas, en localidades como General Villegas los termómetros permanecieron 19 horas consecutivas por debajo de cero, una postal que se repitió en buena parte de la región núcleo, mientras la siembra de trigo avanza a ritmo sostenido hacia su tramo final.
Ola polar y récord de horas bajo cero: el trigo avanza con fuerza en el corazón agrícola
El aire polar y una semana sin lluvias aceleraron la implantación triguera, que ya supera el 70% del área nacional. Las heladas intensas sostienen el ritmo firme de siembra del cereal.
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Heladas oportunas: se destraba la siembra de trigo y avanza la cosecha en la región núcleo

El ciclo triguero ya se beneficia del impacto inicial de las heladas: reducción de malezas, bajas tasas de evaporación, control de plagas y suelos con la firmeza necesaria para completar la implantación.
Según detalló Cristian Russo, responsable de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, la magnitud del fenómeno superó incluso a las irrupciones polares de semanas previas. “Estamos viendo registros de temperaturas muy por debajo del cero. En Hernando se llegó a -7,5 °C, en Montes de Oca a -6 °C y en Carlos Pellegrini a -7 °C. Rosario también tuvo mínimas cercanas al grado bajo cero”, describió el especialista.
La persistencia del frío sobresale tanto como los valores extremos. Villegas acumuló casi un día completo bajo cero, Rufino y General Pinto sumaron 18 horas con marcas negativas, mientras que Rosario superó las 10 horas. Este lunes, las temperaturas máximas no superaban los 6 a 8 °C, prolongando un escenario de baja media térmica diaria que consolidó condiciones excepcionales para el avance de las sembradoras.
Aunque el rigor del clima helado podría sugerir condiciones más secas, las reservas de humedad en el suelo se mantienen en niveles óptimos gracias a las lluvias previas. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires confirmó que esta combinación de aire frío, perfiles hídricos bien cargados y estabilidad climática permitió acelerar notablemente la siembra de trigo en toda la región central. Según el último relevamiento al 25 de junio, la siembra alcanzó el 72,7% de un área proyectada de 6,7 millones de hectáreas, lo que representa un progreso intersemanal de 12,4 puntos porcentuales.
Este impulso fue particularmente notorio en las zonas que venían con retrasos por exceso de agua: en el Núcleo Sur y el Centro de Buenos Aires, el rezago respecto al promedio de los últimos cinco años se redujo de 18 y 22 puntos porcentuales a apenas 3 y 12, respectivamente. Este dato revela el cambio de escenario que produjo la irrupción de aire polar: suelos firmes, maquinaria en movimiento y expectativas en alza.
Según Russo, “con esta irrupción de aire seco y frío vamos a tener por delante una semana sin agua, más allá de algunas situaciones puntuales que puedan dejar alguna descarga muy escasa por condensación. Va a ser una gran semana para la siembra triguera nacional”.
Se consolida la intención de siembra y la expectativa de rinde
La evolución de la implantación también muestra un dato que entusiasma: la Bolsa de Cereales de Buenos Aires destacó que, a nivel nacional, la siembra está 4,1 puntos porcentuales adelantada respecto al promedio del último quinquenio, un síntoma del interés renovado por el cereal. En paralelo, los primeros lotes del norte argentino ya transitan etapas de macollaje en buena condición, favorecidos por la combinación de reservas hídricas adecuadas y temperaturas aún moderadas en esas latitudes.
La región núcleo se apresta a completar esta semana las labores, en un contexto de reservas de agua “comparables con los mejores años del trigo, como 2021 y 2017”, según Russo. A este panorama se suma la inversión en paquetes tecnológicos que apuntan a rendimientos potenciales cercanos a 50 quintales por hectárea, un objetivo ambicioso que requiere un invierno sin sobresaltos.
Un invierno que empezó con rigor pero podría moderarse
El clima, no obstante, deja su impronta en el desarrollo del cultivo. “Con estas temperaturas, las emergencias del trigo van a tardar más. Los nacimientos van a tomar unos 15 días después de la siembra”, explicó Russo. Este retraso prolongará la vulnerabilidad inicial de los lotes recién implantados, que podrían atravesar más jornadas con heladas severas antes de consolidar su desarrollo vegetativo.
Si bien la magnitud de la ola polar recuerda a inviernos más rigurosos, los especialistas aclaran que no necesariamente será tan extremo durante todo el trimestre. La comparación con 2024 resulta inevitable: el año pasado, la región soportó una ola polar que se prolongó por siete días completos, con registros récord de mínimas y una demanda térmica que retrasó la emergencia y afectó la evolución inicial de muchos lotes.
No obstante, el ciclo triguero ya se beneficia del impacto inicial de las heladas: reducción de malezas, bajas tasas de evaporación, control de plagas y suelos con la firmeza necesaria para completar la implantación.
En definitiva, las heladas que azotan al centro y norte bonaerense, Córdoba, Santa Fe y el sudeste de Santiago del Estero consolidan un escenario productivo optimista. Si el invierno se modera y acompaña, el trigo podría recuperar protagonismo y marcar un punto de inflexión tras las últimas campañas afectadas por la sequía.
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