Venezuela y Perú sumaron un empate que no les sirve a ninguno
-
La feroz crítica de Diego Latorre al River de Gallardo: "Es un equipo poco entrenado"
-
El lado oscuro de la perfección: cómo fue la sufrida adolescencia de Nadia Comaneci
Los anfitriones dominaban, aunque sin encontrar ocasiones claras, más allá de un remate -tímido- de Josef Martínez al minuto 11.
Sí amenazó con peligro Guerrero, poco después, con un cabezazo que exigió al arquero vinotinto Wuilker Faríñez, de 19 años y debutante con la absoluta.
Llegó entonces el primer gran momento de Otero. Centró y su compañero Wilker Ángel conectó para que la esférica se estrellara en el travesaño y Villanueva estaba en el lugar indicado para mandarla al fondo de la red.
El segundo se produjo con el impresionante tiro libre que dobló las manos al guardameta Pedro Gallese, quien llegó a tocar el balón, pero éste llevaba tanta velocidad que no pudo desviar.
Todo pintaba bien para los locales en una cancha encharcada por la lluvia. Tanto Villanueva como Otero, además, ya le habían marcado a Perú en la primera vuelta, en empate 2-2 en Lima el 24 marzo del año pasado.
• Giro de 180 grados.
El equipo dirigido por Dudamel se encontró con un veloz golpe cuando empezaba el segundo tiempo. Primera jugada de Perú: gol de Perú.
Carrillo definía con calidad, raso, pegado al poste, para descontar.
Ello cambió el encuentro, con Perú empujando en busca de una victoria que necesitaba para revitalizar sus posibilidades de entrar al Mundial, pero que no llegó, aunque el envión sí sirvió para rescatar al menos un punto.
Venezuela tuvo una ocasión para ampliar distancias, pero Martínez desperdició un mano a mano a los 58 tras pase impecable de su compañero en punta, Salomón Rondón. Pateó desviado.
No obstante, cumplido el cuarto de hora de la etapa complementaria, los dirigidos por Ricardo Gareca tenían el mando y ello fue premiado cuando Guerrero niveló.
Otro chance tuvo Venezuela, con Rondón solo ante Gallese y, como le sucedió a Martínez, la puntería faltó.
Perú siguió presionando a un rival que tuvo todo a favor, pero que se deprimió con el correr del reloj. Fue, de todos modos, insuficiente para que Gareca y los suyos consiguieran el objetivo.
Ninguno de los dos bandos, al final, pudo sonreír.




Dejá tu comentario