9 de octubre 2020 - 00:00

Lo que viene: Gobierno ya prepara estrategia para el board del FMI

Será en Washigton ahora donde deberá analizarse la información recopilada por los enviados del organismo.

FMI

Con una seria de consultas economistas privados, más alguna revisión de cuentas públicas que aún no quedaron en claro, mañana al mediodía terminará la “Staff Visit” del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y, prácticamente se descuenta que Argentina seguramente obtendrá un aval del cuerpo técnico del organismo a su propuesta de plan de pagos en cuotas y con un tiempo libre para “volver a equilibrar las cuentas públicas y convertirlas en sustentables”; según la promesa que se le hizo en Buenos Aires a los enviados de Kristalina Georgieva. Sin embargo, saben en Olivos, sin el voto positivo de los Estados Unidos y sus aliados incondicionales dentro del board del organismo financiero internacional; no habrá final feliz en la propuesta.

La situación parece estar quedando en claro en estos días de circulación de la avanzada del “Staff Visit” del jefe de la misión argentina, Luis Cubeddu y la directora adjunta para el Hemisferio Occidental, Julie Kozac; donde la posición del venezolano y la norteamericana es concreta. Ambos se reunieron ya con todos los funcionarios clave del manejo de la política económica, fiscal y monetaria del país; pidiendo los números de las variables de rigor, sin críticas ni ponderaciones, pero aclarando que no hay mayores motivos de preocupaciones. Prometiendo además como único gesto altruista hacia sus interlocutores locales, que desde Washington habrá comprensión total a la situación de crisis terminal que vive el país en este segundo semestre del 2020. Y que, tal como dictaminó públicamente la directora gerente, no habrá pedidos de ajustes estructurales.

La avanzada en Buenos Aires le dejó en claro a sus interlocutores locales, que en la misión en serio del organismo y dentro de los términos del “Artículo IV” de la entidad; sólo tendrán que defender los pronósticos para el 2021 que los propios Martín Guzmán y Miguel Pesce le están entregando a Cubeddu y Kozac. Todo esto, obviamente, siempre y cuando el gobierno de Alberto Fernández no pida más dinero; y que la negociación se trate únicamente de definir los plazos para un plan de pago de los u$s 44.860 millones que el país le debe al FMI por el stand by caído desde septiembre del año pasado.

Luego, le dejaron en claro al gobierno desde Washington vía interlocutores oficiales de esa ciudad, el país tendrá que hacer su propio despliegue político para convencer al board de apoyar el acuerdo que recomiende el staff. Desde el Poder Ejecutivo hay una tarea de relojería para lograr esta meta. La polémica con la fallida embajadora en Rusia Alicia Castro por el caso Venezuela, y el llamado del lunes pasado de Alberto Fernández con el primer ministro holandés, Mark Rutte, que derivó en una declaración conjunta donde se mencionó que el europeo le dijo al argentino que “ayudaremos en todo lo que podamos con el Fondo Monetario Internacional FMI y apenas pase la crisis nos reuniremos personalmente”. Sin embargo, aún queda mucha diplomacia por desplegar. Se supone que el acuerdo cerrado en febrero pasado por Alberto Fernández en su gira europea con los gobiernos de Francia, Alemania y España aún está vigente; con lo que, sumado al voto de los Países Bajos, un porcentaje importante estará garantizado. Si se sumaran los apoyos de los países aliados Rusia, China y América Latina, habrá otro paso importante. El problema que tiene el país, es que al reclamar un plan de pagos por fuera de las líneas estructurales del organismo fijadas en su Carta Orgánica, el país está obligado a lograr el 85% de los votos. En otras palabras, más tarde o más temprano, se necesitará el voto de los Estados Unidos; quién detenta el 16,74% de los votos. En conclusión, y siguiendo una máxima del “albertismo”, “con Trump no alcanza, pero sin Trump no se puede”.

En el tema votos del board, la situación está marcada de manera clara. Cada estado soberano tiene un porcentaje de votos dependiendo de su PBI; reservas y aportes directos al funcionamiento del organismo con sede en Washington. Cualquier acuerdo normal (stand by o Facilidades Extendidas) es aprobado con un porcentaje mínimo del 70%; pero se necesita mayoría del 85% para planes especiales o alteraciones de la Carta Orgánica. Recientemente esta mayoría fue la necesaria en casos como la crisis griega de 2010 y la de Portugal de 2011. La necesidad de lograr ese porcentaje fue lo que le jugó en contra a la Argentina en 2001, cuando se desaprobó en el directorio el último desembolso comprometido en el acuerdo vigente ante la negativa de EE.UU. de avalar la propuesta (por recomendación directa de la número dos de esos años, Anne Krueger); así como la aprobación del pacto de 2003 cuando Néstor Kirchner negoció directamente con George Bush un plan de cuotas por fuera de los tratados vigentes.

En el caso actual, también se hace imprescindible que el director norteamericano avale el pedido, ya que su voto a favor o en contra (o su abstención) definirá la suerte de la propuesta argentina. En total el board está integrado por 24 directores ejecutivos que representan porcentualmente diferentes niveles de poder dentro del organismo. Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido pueden elegir un director sin ayuda de ningún otro país.

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