La FED dice "no pasa nada" y los mercados le creen (a Powell y al informe de empleo) y vuelven a trepar

La FED está cómoda donde está (desde julio) pese a las inclemencias de la data. ¿Qué más pueden pedir los mercados? Solamente que el banco central no se equivoque.

Powell contestó sin tapujos: “me parece poco probable” una baja de tasas.

Powell contestó sin tapujos: “me parece poco probable” una baja de tasas.

Fortune

La FED no ignora la realidad. “La inflación es todavía muy alta”, dijo Jay Powell. El alza de enero a marzo la duplicó en el margen arrimándola a 4%. Pero, el chairman no promete un remedio inminente. “Nuevos progresos en su reducción no están asegurados y el camino hacia delante es incierto”. Habrá que esperar sentado. La política monetaria es restrictiva, señaló por enésima vez. En su escenario base, el banco central confía en que de la mano de las tasas de interés actuales la inflación descenderá a la meta de 2%. La única certeza es que no lo corre la prisa. Aunque la data lo desaire en el corto plazo. Por fortuna (al saber lo llaman suerte), el informe de empleo, dos días después de la reunión de la FED, dejó en claro que la paciencia puede ser la virtud adecuada. La creación neta de puestos de trabajo se moderó a 175 mil en abril. También se calmaron la variación salarial y las horas trabajadas. Fue, se podría decir, “lo que el doctor ordenó”. La inflación recalentó mucho, pero si la economía se sosiega, esperar puede resultar más atinado que el impulso de una intervención excesivamente pendiente del día a día de los indicadores.

¿Y qué hay de la prevista baja de tasas? Se suspendió hasta ganar mayor confianza en que efectivamente la inflación viaja al destino correcto del 2%. ¿Y no podría necesitarse un aumento? Powell contestó sin tapujos: “me parece poco probable” que sea el próximo movimiento de la institución. Que no haya dudas. La FED está cómoda donde está (desde julio) pese a las inclemencias de la data. En la incertidumbre, prefiere no tocar nada. Si hay discrepancias internas, seguro que es así, aparecerán en las minutas de la reunión (y se conocerán recién dentro de tres semanas). Pero, novedad importante, la FED tampoco piensa que las condiciones financieras deban tensarse más para servir como dique de contención de los precios.

En ese sentido, Powell sorprendió con el “tapering” de la estrategia de reducción del balance del banco central (QT). Será una desaceleración mayor a la esperada (y obrará únicamente en el segmento de los bonos del Tesoro). De los actuales 60 mil millones de dólares mensuales se pasará a una poda de apenas 25 mil millones a partir del mes que viene. Son dos mensajes en uno. A la FED le preocupa secar en demasía la liquidez del sistema y darse cuenta tarde, con la disrupción del mercado monetario. Y, dos, no juzga preciso que se empinen las tasas largas para aplacar las presiones inflacionarias. Corolario, reforzado luego del informe de empleo: la tasa de diez años, tras rozar 4,70%, cerró la semana en 4,50% y no camino a 5% como podía preverse con un discurso anclado en la realidad reciente.

La reacción de Wall Street

¿Qué más pueden pedir los mercados? Solamente que el banco central no se equivoque. La FED es ahora su amiga confesa. En las buenas y en las (transitoriamente) malas. Y ya no exclusivamente de las acciones. Cruzarse de brazos, esta vez, no supone condenar a los bonos a trabajos forzados. La inflación bajaría con el mapa actual de tasas. Las cortas, que la FED mantiene a rajatabla, y las largas, a las que se les reduce el lastre del QT.

Wall Street reaccionó como cabía imaginar. En alza y con ganas. Fue un uno-dos que combinó los aportes sucesivos de Powell y el informe laboral. Pero ya es la segunda semana consecutiva de recuperación. Y hay más contribuciones. Empujan los balances corporativos con su buena salud y la recompra de acciones (esta semana, liderados ambos por Apple, un ángel rehabilitado). Y también la guerra sin declarar entre Irán e Israel que le bajó las ínfulas a la energía. El precio del barril de crudo WTI cerró por debajo de los 80 dólares por primera vez desde la semana del 8 de marzo. Y así los banqueros centrales duermen mejor. Abril fue para vender todo. ¿Y ahora, qué? ¿Comprar de nuevo en mayo? ¿Qué se hace con el conato de corrección después de escuchar el evangelio según Powell? Habría que cancelar el patín, pero todavía el S&P 500 no perforó hacia arriba la media de 50 ruedas, y no le costaba nada. ¿Qué espera para embestir los récords que quedaron otra vez a tiro? Echarle un vistazo a la inflación minorista de abril. El corte de pelo del mes pasado no le sentó bien. No querrá que al final le rasuren pelo y barba.

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