15 de mayo 2024 - 00:00

Diálogos de Wall Street

La inflación no depone su rebeldía, pero la FED no pierde los estribos y los mercados operan en calma bajo la protección de Powell. ¿Va a durar esta pax monetaria, Gordon Gekko?

La inflación y la FED en la mirada del analista que se escuda bajo el seudónimo de Gordon Gekko.

La inflación y la FED en la mirada del analista que se escuda bajo el seudónimo de Gordon Gekko.

Periodista: Habrá que tener paciencia, dice Jerome Powell después de otro mal registro de inflación. Los precios mayoristas de abril treparon 0,5%, sensiblemente más que lo esperado. Wall Street está pendiente de la medición de la inflación al consumidor que se conocerá este miércoles. ¿Nos llevaremos otra decepción como ya pasó de enero a marzo? ¿O la cuarta será la vencida y la inflación nos traerá una alegría?

Gordon Gekko: Se vaticina un aumento de 0,4%, de por sí un número elevado como para superarlo. Si se mira el cuadro que describen los precios mayoristas, que es como un telón de fondo, estamos más para un alivio temporal que para una gran alegría.

P.: Wall Street reaccionó al mal tiempo con buena cara. Las tasas largas subieron de inmediato, pero luego pegaron la media vuelta y terminaron más abajo que antes del informe. La Bolsa se las arregló para un avance modesto, lo cual es notable dada la cuota de suspenso que hay que develar todavía. Y las acciones meme -encabezadas por GameStop- siguen con su festival. ¿Cómo se entiende?

G.G.: En principio, el informe no es tan malo como parece a simple vista. Hubo una revisión a la baja de la data previa y, por ende, el alza final no es tan pronunciada. Pero, la razón de fondo es otra. Ocurre que la FED es amiga. Y permanece muy amistosa en circunstancias que podrían justificar su hostilidad. Y no es una expresión de deseos. No. Powell lo volvió a confirmar con sus comentarios a medida.

P.: Dijo que el informe mayorista revelaba una inflación “mezclada” más que “caliente”. Una suba de 0,5% al mes (y 0,6% en el renglón de servicios) merecería un llamado de atención más severo. ¿O estoy exagerando?

G.G.: En marzo los precios mayoristas cayeron 0,1% y en abril treparon 0,5%. Powell pone el acento en la mezcla del agua fría y la caliente, no solo en la lectura del último mes. Pero podría ser más filoso. Y no quiere serlo. Deliberadamente. Por eso no solo pide paciencia. Es su principal proveedor.

P.: ¿Teme pecar por exceso? ¿Es por la dominancia fiscal como alguien también sugiere? ¿No quiere encarecerle el servicio a la deuda pública?

G.G.: Powell no tuvo problemas para llevar las tasas de cero a 5,50% en una exhalación. ¿Qué dominancia fiscal pudo disuadirlo? Ninguna. ¿Le costaría mucho volver a la carga? Con una o dos subas o con solo mencionarlas, asunto arreglado. Pero, ¿es lo que se precisa? ¿No se rompería nada? ¿O sí y se compraría un problema mayor?

P.: La FED piensa que dejar las cosas donde están, está bien.

G.G.: No hay dudas de eso. Desde julio permanece de brazos cruzados.

P.: Pero lo piensa porque está convencida o porque no lo sabe a ciencia cierta, pero teme tensar demasiado la cuerda y cometer un error.

G.G.: Y además odiaría tener luego que desandar el camino. El error usual de un banco central a esta altura es ajustar de más. No saber frenar a tiempo. Una equivocación de la que ha sido víctima reiterada el BCE y de la que la FED huye como de la peste. El propio Powell en 2018 se llevó un susto subiendo la tasa en aquel diciembre fatídico (con Trump presidente y un cierre parcial de gobierno). Debió correr después a decir a toda prisa que el proceso había terminado. Tembló entonces toda la estantería, aunque al final resistió en pie. Algo le habrá quedado como aprendizaje.

P.: La FED repite y repite que la política monetaria es restrictiva.

G.G.: Está convencida de que es así. Se podría decir que son la economía real y la inflación a las que todavía falta convencer. Estamos en ese camino, pero hay que forcejear más.

P.: Antes, las tasas largas ayudaban a la FED en la tarea de contención. Ya no. Antes, escalaban, y mucho, si había un mal registro de inflación aun si la FED no se entrometía. Así llegaron a rozar 5% en octubre pasado y era cuando la inflación parecía que ofrecía su rendición definitiva.

G.G.: Ese es el gran cambio desde la última reunión del banco central. Con el anuncio del tapering de la reducción de la hoja de balance, la señal es que Powell tampoco pretende que las tasas largas se empinen para moderar la suba de precios.

P.: Powell promete ser paciente, y lo ha sido hasta el momento. Pero, ¿hasta cuándo?

G.G.: Si las expectativas se desacomodan y suben -como ya se empezó a ver en las encuestas del consumidor o de la FED de Nueva York- la presión por endurecer el discurso crecerá. El propio Powell admite que su confianza es “alta pero no tanto como era”. Los números mandan. Está claro que no puede ignorar la realidad.

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