Repsol-YPF aumentó los combustibles este fin de semana por tercera vez desde la devaluación. La decisión fue seguida de inmediato por Eg3-Petrobrás, y lo mismo harían desde hoy Shell, Esso y las refinadoras menores. Sin impuestos, el aumento aplicado por Repsol desde la devaluación del peso es de 20% para la nafta súper, 11,5% para la normal, 17,2% para la de mayor octanaje y 13% para el gasoil.
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El impacto sobre el precio que pagan los usuarios es menor porque, en el caso de las naftas, se pagan impuestos por alrededor de 0,63 de peso por litro de nafta y 0,22 por litro de gasoil. De este modo, en los surtidores, el incremento de la empresa española desde el 22 de febrero -fecha en que se realizó el primer ajuste-es de 11% para la nafta súper, 10% para el gasoil y 7% para la nafta común.
Repsol consideró «inevitable» la suba del precio «por la variación de la paridad cambiaria superior a 140% y el aumento, en los últimos 20 días, de 25% en el precio internacional del crudo y derivados».
El 22 de febrero el precio del petróleo en la variedad West Texas Intermediate, de referencia en la Argentina, cerró en el mercado de NuevaYork a 20,76 dólares el barril, mientras este último viernes la cotización se ubicó en 25,35 dólares el barril, con un incremento de 22%.
La suba del petróleo en el mercado internacional se fue consolidando en las últimas semanas debido a cierta reanimación de la economía de EE.UU., la política restrictiva de los países nucleados en la OPEP y el temor a que se desate un conflicto bélico en Medio Oriente.
Esta situación, unida a la devaluación del peso, es una fuerte presión sobre los precios internos de los combustibles. De todas formas, las petroleras están atenuando el traslado a precios al público por razones políticas y por la inmediata respuesta de la demanda a los aumentos de precios, profundizando una caída que ya lleva dos años.
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