26 de septiembre 2012 - 00:00

Alicia K, una candidata potencial ahora en duda

Alicia Kirchner ayer en una feria de semillas criollas en el Parque Pereyra Iraola en Berazategui.
Alicia Kirchner ayer en una feria de semillas criollas en el Parque Pereyra Iraola en Berazategui.
«¿Alguna vez dijimos que iba a ser candidata?». Expertos en intrigas, en el Gobierno respondieron a una pregunta con otra pregunta. Un atajo previsible ante el rumor, expandido, de que la hipótesis Alicia Kirchner como candidata bonaerense comenzó a desdibujarse.

Aunque como interrogante, la respuesta es ambigua. Es cierto que no hubo, hasta ahora, ninguna palabra oficial referida a que la ministra de Desarrollo Social sería, el año próximo, la cabeza de lista del FpV en el tramo de diputados nacionales por la provincia.

Sin embargo, así circula hace tiempo entre funcionarios y dirigentes al punto que 5 de cada 10 piezas de propaganda de la Presidente tienen que ver con la cartera de Alicia K mientras que a los intendentes se les bajó el aviso de que armen actos con la ministra.

Hace diez días, de hecho, la cuñada presidencial compartió una inauguración en La Plata con Daniel Scioli, tras largo tiempo de no arrimarse siquiera al gobernador. Están en preparación, en tanto, otras escalas, sobre todo en el conurbano, que oficiarían como ensayos.

Sin embargo, desde que comenzó a rodar en la prensa la información que indica que Alicia habría sido funcionaria en Santa Cruz durante la dictadura, se lanzó a correr otra versión: que Cristina buscaría otra figura para la boleta bonaerense.

«Es mentira»,
dijeron, escuetos, en el kirchnerismo sobre los antecedentes de la ministra en los años 70. Otros, más diestros, optaron por el pragmatismo. «Es preferible que el tema se discuta ahora, a un año de la elección, que en plena campaña», interpretó un alicista.

El pasado de la ministra figura, desde hace tiempo, en las charlas de café. Pero ante la variable de que irrumpa como candidata en la provincia -lo fue, en 2005, por Santa Cruz- se reactualizó. Así y todo, en Gobierno insisten con despegarla de esa mácula.

Hay, en paralelo, otras percepciones. Una, puntual, refiere a que Alicia Kirchner no logra recortarse como una candidata poderosa que pueda garantizar el triunfo contundente que el kirchnerismo necesita como agua en las legislativas de 2013.

El cálculo oficial habla de un piso del 45% para estar, en la media nacional, por encima de los 40 puntos. Lejos de los 47% supuestos para alcanzar los dos tercios en Diputados pero con un crecimiento en relación con el fracaso de 2009, cuando consiguió, a nivel nacional, el 31%

Para eso, de mínima, en la provincia de Buenos Aires necesita 45 puntos porque, al menos en los cálculos actuales, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Capital -los cuatro distritos de más peso electoral detrás de Buenos Aires- pronostican malos resultados para el armado K.

Hubo, en estas horas, teorías de todo tipo sobre la supuesta deserción de Alicia -la candidata que no es- y la irrupción de otros candidatos K pero, en rigor, la secuela termina, siempre, en el mismo punto: la trinchera ultra-K no tiene a mano candidatos potentes.

Alicia, de hecho, figura tercera en el podio de figuras, detrás de Scioli y Sergio Massa, aunque duplicando y un poco más a Francisco de Narváez, la mejor oferta opositora en la provincia -fidelizando entre 10 y 15 puntos- pero lejos de las expresiones del dispositivo K.

Por esa razón, en Casa Rosada se justifica el acercamiento de la ministra con Scioli, se anticipa que Cristina será «la jefa de campaña» -en el sentido de que encabezará los actos principales- y que se planea algún mecanismo para, de mínima, neutralizar a Massa.

El intendente de Tigre tuvo, la semana pasada, un momento de incomodidad durante el acto de Pro.Cre.Ar en el Museo del Bicentenario. De todos modos, más allá de ese episodio, el kirchnerismo lo cuenta como una ficha en su ajedrez o, al menos, fuera de juego.

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Subyace, en ese operativo, un dato cierto: la inhabilidad del kirchnerismo para construir candidatos. Salvo Cristina y, entre los últimos, Alicia, entre las diez figuras con mayor nivel de adhesión a nivel nacional sólo dos se pueden considerar ultra-K, los demás son rivales o aliados.

Por esa razón, la variable de sacar a la ministra de la cancha como candidata era vista anoche en el Gobierno como un imposible o casi, ya que o bien debería recurrir a un candidato prestado, como Massa o Karina Rabolini, o tratar de instalar otro nombre, quizá del gabinete o del Congreso.

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