7 de mayo 2009 - 00:00

Argentinos no ahorran gastos en mascotas

Argentinos no ahorran gastos en mascotas
La industria dedicada a los animales domésticos, un sector en crecimiento, no se vio afectada por el freno del consumo local, según empresarios del negocio. Así, muchos argentinos parecen haber decidido hacer ahorros en otros gastos, y no afectar al presupuesto dedicado a las mascotas. Cabe apuntar que, según las (no siempre verosímiles) cifras del INDEC, en el país viven 9 millones de canes y 6 millones de gatos.

Según datos de la Federación Cinológica Argentina, tener un perro cuesta aproximadamente $ 2.000 al año, sin tener en cuenta gastos «opcionales» como peluquería, productos de belleza, golosinas, galletitas, accesorios, juguetes y ropa.

Obviamente, los alimentos son la principal erogación de los dueños de estos animales. Por eso, cada vez hay más marcas (actualmente más de veinte) y en 2008 las ventas de estos productos llegaron a los u$s 480 millones, un 43% más que en 2007, y para este año se espera un crecimiento adicional del 7%.

«Pese a la crisis, los consumidores siguen comprando los alimentos más caros, que son los de la línea premium. Es curioso porque en la crisis de 2001, un 60% de los alimentos que se vendían eran los económicos. Esta vez, no se nota un cambio tan radical como el de aquella época. De hecho, el año pasado, un 70% de la facturación del mercado lo aportaron las marcas premium», aseguró a este diario Juan José Iglesias, gerente del grupo Purina, que maneja las marcas Proplan, Excellent, Dog Chow, Cat Chow, Dogui, Gati y Dog Menú.

El caso de la indumentaria canina es de los más curiosos. Mientras las ventas de ropa «humana» se desploman en los shopping centers, las marcas de mascotas dicen que las ventas se incrementaron en los últimos meses.

«Los argentinos invierten cada vez más en sus mascotas. Por eso cada vez son más empresas dedicadas a animales. En el caso de la ropa, la competencia es mucha y la calidad de los diseños cada vez es mayor», asegura Fernanda Kaspin, dueña de la firma de indumentaria canina Kaspet.

Para los especialistas, hay una moda, impulsada por celebridades como Paris Hilton o las locales Moria Casán y Nicole Neumann, que consiste en vestir a los perros de manera elegante y en combinación con su amo. «Los dueños hoy se preocupan más por la estética de sus mascotas, ya que se los lleva como un accesorio más. Lo ven como un símbolo de estatus», dice Kaspin.

«No estamos vendiendo a ritmo de crisis», aseguró Oscar Osella, dueño de la marca VQ Boutique, una de los pioneras en tener un local propio en un centro comercial. Según el empresario, luego de la crisis de 2001, estalló el furor por las mascotas y desde entonces el sector de indumentaria animal crece a un ritmo del 10% anual promedio.

Para el ajuar canino, las marcas preparan (como si se tratara de alta costura) dos colecciones al año, que incluyen abrigos, remeras, jardineros, pantalones, camperas de cuero, polleras, trajes de baño y hasta capitas y botas de lluvia, que no bajan de los $ 60 y que se complementan con los clásicos accesorios como gorras y hebillas de strass.

Esas prendas ya no sólo se consiguen en las veterinarias: también están presentes en los shopping centers y circuitos chic como Palermo Soho y Recoleta, en eventos de moda como la feria Puro Diseño y hasta en Facebook, donde hay comunidades dedicadas a comentar las últimas tendencias de la moda canina.

A su vez, desde la Fundación Cinológica Argentina aseguran que cada vez se venden más ejemplares con pedigree, que independientemente de la raza, no bajan de los $ 1.500. Esto motivó a muchos a lanzarse a la cría de cachorros.

«Tenemos registrados 28.000 criadores y estimamos que habrá 1.100 más este año, aunque hay muchos más que venden caninos de manera improvisada como fuente de ingresos, pero muchos lo hacen de manera irresponsable», se quejó Néstor Frascino, presidente de la entidad.

«Los argentinos están dispuestos a ahorrar en bienes personales, pero no en gastos para su mascota. Lo que sucede es que gastar dinero en un animal ya no es visto socialmente como algo alocado, sino que es tomado con naturalidad y por eso cada vez hay más pet shops», concluyó Osella.

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