29 de septiembre 2010 - 00:30

Boudou, en Nueva York: "¿Qué inflación?"

EN EL CIERRE DE LA VISITA A EE.UU., EL MINISTRO CONFIÓ EN QUE LA TASA DEL 8,75% OFRECIDA BAJARÁ MÁS

Rubén Rabanal (Enviado especial a los Estados Unidos)
Rubén Rabanal (Enviado especial a los Estados Unidos)
Nueva York - «¿Qué inflación?, no hay inflación». La atildada cronista de la agencia de noticias Bloomberg, las más grande de Nueva York y el resto del mundo, miraba impávida a Amado Boudou, que enfáticamente le rechazaba la posibilidad de que existiera en la Argentina una suba sistemática de precios. La doctrina de Guillermo Moreno estaba bien representada entonces en Nueva York. Por las dudas, el ministro insistió: «No hay una suba generalizada de precios, y si la hubiera no se usaría ninguno de los mecanismos del FMI. Tendría que haber inflación para que nosotros nos preocupáramos». No era cuestión de estropear el fin de fiesta de ayer en la sede de la ONU.

Boudou no se movió un centímetro del discurso que mantuvo en esta ciudad durante toda la semana. No tendría por qué hacerlo: le llevó al Gobierno el único logro concreto, junto con la presidencia del G-77, que Cristina de Kirchner cosechó en EE.UU.: el ofrecimiento de bancos de inversión para que la Argentina volviera a colocar deuda en el mercado y a tasa de un dígito.

Volvió a confirmar ayer cómo piensa el país utilizar colocaciones de deuda, pero en tono de campaña aclaró: «El Presupuesto nacional es el plan del Gobierno de Cristina de Kirchner». Eso significa: primero resolver el uso de reservas, que esta vez se pide por ley en ese proyecto, y después hablar de emitir deuda para financiar obra pública.

El esquema es simple y, en el fondo, siempre se está hablando de la misma plata. El Gobierno necesita los u$s 7.504 millones que pide en el Fondo de Desendeudamiento para cancelar vencimientos en 2011, pero con eso no alcanza. Debe utilizar, además, las partidas destinadas a pagar deuda y parte del superávit.

Si entran fondos a través de una colocación de deuda para financiar obras el año próximo, bajarán la presión del gasto general. Por lo tanto, es hablar casi de lo mismo.

Ayer Boudou insistió en que la deuda se cancelará con reservas excedentes. Lo dijo con tanta convicción que parece claro que esto será con ley o con decreto, pero se seguirá el mismo camino que este año. «Primero, es un instrumento que podemos utilizar porque tenemos excedentes, y segundo, la Presidente tiene el coraje y la imaginación de avanzar por caminos novedosos. Tenemos la convicción de que hay que desendeudarse», dijo en perfecto kirchnerismo ilustrado.

El Gobierno se lleva entonces la oferta de los bancos de inversión, pero los desafía al mismo tiempo al decir que tomará esa deuda sólo para financiar bienes de capital y sólo cuando quiera. El mensaje es: la plata por ahora nos alcanza y no vamos a volver a cometer el error de pedir para pagar gasto corriente. Todo un dechado de humildad para un país que desde hace 10 años no realiza una nueva emisión de deuda en el mercado internacional.

La euforia es grande: le alcanzó a Boudou para afirmar ayer que esa tasa del 8,75% que le ofrecieron «seguro va a bajar un poco más». Suficiente como para volver a Buenos Aires durmiendo plácidamente en el Tango.

El Gobierno mantuvo la intriga ayer sobre los pasos que dará en la negociación por la deuda con el Club de París, aunque, quedó claro, analiza alternativas. «Siempre hay ideas de renegociación con el Club de París. Siempre buscamos nuevos instrumentos para la Argentina. Pero el pago será sin usar reservas, lo que pensamos de las reservas lo pusimos en el Presupuesto», dijo.

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