"Serán publicadas durante los próximos días en la Gaceta Oficial nuevas normas jurídicas que pondrán en vigor la política para la importación y comercialización de vehículos de motor, según se aprobó este miércoles en la reunión del Consejo de Ministros", señaló el diario oficial Granma, al anunciar una de las medidas más esperadas de las reformas económicas del presidente Raúl Castro.
El periódico destacó que, en consecuencia, se liberó la importación y venta de motos, autos, furgonetas de carga, camionetas y microbuses, nuevos y de segunda mano, para cubanos y extranjeros residentes en el país, así como para las entidades extranjeras y diplomáticos, estableciendo "precios minoristas semejantes a los que reconoce el mercado entre particulares".
Las nuevas normas dejan "sin efecto las cartas de autorización" que el Ministerio de Transporte entregaba a algunos cubanos, sobre todo músicos, médicos y otros profesionales que cumplían misiones en el exterior, para poder adquirir un auto.
Según el diario del gobernante Partido Comunista, ese mecanismo "burocrático" generó durante años "inconformidad, insatisfacción y, en no pocos casos" se convirtió "en una fuente de especulación y enriquecimiento", pues muchos cubanos vendían "las referidas cartas incluso antes de comprar el vehículo".
Decenas de miles de cubanos disponen de ese permiso, pero ese mecanismo estaba congelado desde abril. Quienes posean las cartas de autorización tendrán prioridad en el nuevo esquema que se implementará de forma gradual.
La medida, aprobada dos años después de que Castro permitiera la compraventa de autos usados, también permitirá "la compraventa de motores y carrocerías entre particulares y la venta de carrocerías resultantes del desarme de vehículos".
En Cuba, los automóviles nuevos son importados por el Estado o por mixtos con participación del Estado. Liberalizar la venta de vehículos nuevos permitiría a las autoridades capitalizar el creciente poder de compra de algunos cubanos que tras las reformas económicas montaron pequeños negocios privados o reciben remesas de sus familiares en el extranjero.
Mientras tanto, el parque automotor de la isla, dominado por los vetustos "almendrones" estadounidenses de los 50 y los antiguos Lada de la era soviética, rejuvenecerá.
"Veo muy bien esta medida; ahora todo el que tenga el dinero se podrá comprar un carro. Había muchas personas a las que sus familiares (emigrados) les han mandado el dinero y no podían hacerlo", dijo el taxista Freddy Mugercia, de 41 años.
"Hace 20 años que estábamos esperando esto", declaró un profesional de 54 años que trabaja en La Habana Vieja.
Según Granma, con los impuestos de esas ventas "se creará un fondo especial para el desarrollo del transporte público", servicio que tiene muchas deficiencias.
Éstas son las reformas de mayor impacto de las impulsadas por Raúl Castro desde que sucedió en el mando a su hermano enfermo Fidel en 2006, junto con la aprobación de la compraventa de casas y la nueva ley migratoria, que entró en vigor en enero y permitió a los cubanos viajar al exterior sin pedir permiso al Gobierno por primera vez en 50 años.
Sin embargo, para los cubanos, con un salario promedio de 20 dólares al mes, tener un auto representa un lujo: un destartalado coche ruso de los años 80, Lada o Moskovich, puede costar unos 3.000 dólares, pero uno bien conservado vale unos 12.000.
Un "almendrón" de los que sirven de taxi también cuesta unos 12.000 dólares, pero los descapotables y muy bien conservados Chevrolet, Cadillac o Chrysler llegan a venderse en 80.000 dólares.
En la isla se estima que existen unos 60.000 "almendrones", una cifra similar de autos rusos de los años 70 y 80, e igual número de coches más modernos fabricados principalmente en Europa y en Asia.
Agencias AFP y Reuters |
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