21 de mayo 2009 - 00:00

Divierte museo donde el arte cobra vida

Sin el apoyo humano de los veteranos Mickey Rourke y Dick van Dike, Ben Stiller debe sostener solo las vertiginosas y divertidas peripecias de «Una noche en el museo 2».
Sin el apoyo humano de los veteranos Mickey Rourke y Dick van Dike, Ben Stiller debe sostener solo las vertiginosas y divertidas peripecias de «Una noche en el museo 2».
«Una noche en el museo 2» (A Night at the Museum: Battle of the Smithsonian, EE.UU.-Canadá, 2009, habl. en inglés). Dir.: S. Levy. Int.: B.Stiller, O. Wilson, A. Adams, J. Hill, R. Williams, C. Guest.

A favor de esta secuela de la exitosa «Noche en el museo» original se puede decir que no deja tiempo a la reflexión. Salvo un brevísimo prologo, va directo a la acción sobrenatural que caracterizó a su predecesora, con dinosaurios y criaturas y personajes históricos de todo tipo y tamaño cobrando vida y pidiendo auxilio al ser transportados del museo de Ciencias Naturales de Nueva York a los archivos federales del Museo Smithsoniano en Washington. Esto es algo complicado ya que, como bien le explica su hijo al protagonista Ben Stiller, no es sólo un museo, sino 19 museos agrupados alrededor del Capitolio.

Obviamente, la riqueza de tal conjunto de exhibiciones se ve en la película -funcionando en realidad como gran aviso publicitario del Smithsoniano, lo que de por sí no está nada mal-, y entre las mejores novedades está el hecho de incluir obras de arte, que cobran vida de manera especialmente original en una de las mejores escenas. Todo un ejemplo de que los efectos especiales de la era digital no tienen por qué estar aplicados solamente a monstruos prehistóricos, sino, por ejemplo, también a clásicos del pop art de Roy Lichenstein, como en este caso.

Sin embargo, sin el apoyo humano de los veteranos Mickey Rooney y Dick Van Dyke, más una presencia ahora mínima de Robin Williams (Teddy Roosevelt), que se queda en el otro museo, y un Owen Wilson que se luce muy poco en su rol de cowboy diminuto, esta vez Ben Stiller se queda prácticamente solo, quitándole condimentos al film, y dándole al conjunto un tono de comedia maravillosa sin casi nada del tono de terror para toda la familia de otrora.

Con todo, los efectos visuales son de primerísimo nivel, Amy Adams hace una encantadora pionera de la aviación, y la acción y el buen humor nunca se detienen.

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