18 de abril 2011 - 00:00

Esperado eco del PC cubano: bendición al giro económico

Raúl Castro ensayó una sugestiva autocrítica en el VI Congreso del Partido Comunista Cubano. Sin embargo, llamó la atención que hablara de los frenos que impone la burocracia a la acción oficial, dado el carácter dictatorial y unipersonal del régimen.
Raúl Castro ensayó una sugestiva autocrítica en el VI Congreso del Partido Comunista Cubano. Sin embargo, llamó la atención que hablara de los frenos que impone la burocracia a la acción oficial, dado el carácter dictatorial y unipersonal del régimen.
La Habana - La nomenklatura del régimen cubano sacó punta ayer al modelo delineado por Raúl Castro que, con una indulgente autocrítica a destiempo, incluye una gradual pero profunda reforma del sistema económico y cierta renovación política, sin arriesgar el fin del partido único.

Los 1.000 delegados del VI Congreso del Partido Comunista (PCC) apoyaron como una «plataforma de cambio» el informe presentado por el presidente el sábado, en el inicio del cónclave, al tiempo que hicieron malabares retóricos para garantizar la «irreversibilidad del socialismo», también proclamada por el jefe de Estado, en el poder desde 2006. En los hechos, a dos décadas de la caída del Muro de Berlín, el PCC aprobó desandar el ultracentralizado modelo soviético y apuntar a un régimen similar al chino, una dictadura que combina dirección estatal y un agresivo desarrollo capitalista.

El gran ausente de la cita fue Fidel Castro (ver aparte). En unas líneas publicadas en el diario del PCC, Granma, el expresidente afirmó: «Sentí dolor cuando vi que algunos de ustedes me buscaban en la tribuna. Pensaba que todos comprenderían que no puedo ya hacer lo que tantas veces hice. Podía estar en la plaza tal vez una hora bajo el sol y el calor reinante, pero no tres horas».

El congreso del partido analiza 311 medidas económicas, urgentes según Raúl para «garantizar la irreversibilidad del socialismo», valga el oxímoron: apertura al sector privado, recorte de empleos, descentralización de la agricultura, autonomía empresarial y eliminación de subsidios.

Recorte de empleos

En un ajuste que asombraría a los laboratorios más draconianos de Wall Street, el régimen puso en marcha en enero el recorte de 500.000 empleos estatales, en una primera fase para suprimir un millón de puestos de trabajo, el 20 por ciento de la fuerza laboral de la isla. Además, habilitó al cuentapropismo una serie de oficios, algunos de los cuales ya se llevaban a cabo en un marco informal, bajo opresión del funcionariado castrista.

Enérgico, Raúl Castro llamó a erradicar el «dogma», la «mentalidad de inercia», las «consignas vacías», el «amiguismo», vigentes en medio siglo de dictadura. Aunque el mandatario advirtió que es necesario acabar con subsidios como la «libreta» (canasta básica) y que continuará «sin prisa pero sin pausas» el recorte de empleos estatales, afirmó que no habrá «terapias de choque» estilo FMI. También anunció que pronto se autorizará la compraventa de casas y autos.

Falta un «cambio de mentalidad», sobre todo en los dirigentes, que «si no lo logramos, no lo vamos a lograr en la población», dijo la delegada Raquel Zalavarría, según la televisión.

El jefe de Estado, que en junio cumplirá 80 años, criticó el «desacierto» y la «falta de rigor y visión» en la selección de dirigentes. El presidente atribuyó los errores del régimen, que lo llevaron a la actual situación terminal, al incumplimiento de advertencias hechas tempranamente por su hermano, el máximo líder de la revolución, por aquello de la infalibilidad (no del Papa sino de Fidel).

Paso histórico

El analista cubano Arturo López-Levy estimó que «el límite de mandatos es un paso histórico hacia las formas institucionales y colectivas de liderazgo. El modelo Fidel al timón es sustituido. Hay una crítica al

voluntarismo e improvisación»
.

El congreso, que sesiona hasta mañana, elegirá una nueva cúpula del PCC, hasta ahora encabezada por Fidel, de 84 años, como primer secretario, y por Raúl, como segundo.

Fidel, quien reiteró ayer que es un «soldado de las ideas», dejaría oficialmente la máxima jefatura del PCC.

La oposición reaccionó pesimista a los anunciados económicos y de límite del mandato. «Más que un anuncio es una amenaza, otra década de castrismo ineficiente sería para arruinar más el país», dijo el disidente Elizardo Sánchez.

El opositor Oscar Espinosa vio «positiva» la reforma y la limitación del mandato, pero apuntó que una real apertura sería eliminar el «unipartidismo», ya que sólo el PCC es legal.

Agencias AFP y EFE, y

Ámbito Financiero

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