5 de noviembre 2018 - 23:32

Guerrilla subterránea entre bloques por renovación clave de bancas en el Consejo

A FIN DE AÑO HABRÁ RECAMBIO TAMBIÉN DE LOS REPRESENTANTES POLÍTICOS EN LA MAGISTRATURA POR LAS CÁMARAS DE SENADORES Y DIPUTADOS - Oposición busca arrebatarle silla al oficialismo con la misma jugarreta que urdió en 2015 para colocar a Tonelli. Interna cal

Cristina de Kirchner y Miguel Ángel Pichetto.
Cristina de Kirchner y Miguel Ángel Pichetto.
Apenas se aplaquen los ecos de la discusión por el Presupuesto, el Congreso se enfrascará en una batalla de bloques por la renovación de las seis sillas reservadas para el estamento político en el Consejo de la Magistratura. Hoy, Cambiemos, el PJ y el kirchnerismo tienen representación en el órgano de selección y remoción de jueces. Pero a partir de diciembre, y con un sector oficialista fortalecido por el recambio de jueces y abogados, la disputa pasará por quiénes se quedan con la mayoría de las bancas y quién logra arrebatarle una al sector contrario. Oficialismo y oposición se encuentran urdiendo planes similares para lograr acuerdos parlamentarios entre los bloques que les otorguen la mayoría y así retener las dos bancas por Cámara. Pero a su vez, el peronismo tiene un flanco expuesto con la partida de una senadora a las filas de Unidad Ciudadana. Para evitar resignar un estratégico sitial, Miguel Ángel Pichetto y Cristina de Kirchner deberán hacer un alto al fuego temporal. Mientras tanto, Elisa Carrió aspira a poder percutir en la estrategia del Gobierno y colar una consejera propia.

La actual fisonomía del Consejo tiene a los senadores del PJ, Mario Pais y Rodolfo Urtubey, por la mayoría, y al radical Ángel Rozas por la minoría. Mientras que en los consejeros diputados, la ecuación se invierte y la UCR cuenta a Mario Negri (ingresó por el gobernador correntino Gustavo Valdés) y Pablo Tonelli (PRO), mientras que la restante banca es la única que logró ser retenida por un K puro, Rodolfo Tailhade. Pais y Urtubey han balanceado varios de los avances del oficialismo con moderada fuerza. Tailhade ha sido el único que se ha enfrentado directamente con los representantes del bloque mayoritario en los objetivos centrales de la Casa Rosada para el Poder Judicial. Ahora, todo ese esquema de distribución del poder tambalea por el juego de mayorías que hará pesar cada sector.

El kirchnerismo pretende jugar al mismo juego con el que el Gobierno lo "madrugó" en diciembre de 2015, llevado adelante un acuerdo parlamentario que permitió el desembarco del Tonelli en la banca que le correspondía a la mayoría, hasta entonces en manos de los K. Entonces, con mano de obra de Nicolás Massot (jefe de bloque PRO) y de Emilio Monzó (presidente de la Cámara), Cambiemos logró una decena de adhesiones de bloques para juntar 110 firmas lo que, estirando el reglamento al máximo, le permitieron arrebatar el lugar a Marcos Cleri (La Cámpora) que aguardaba que le tomen juramento. Subterráneamente, el kirchnerismo y otros bloques opositores están ahora ensayando una jugada similar para pagarle con la misma moneda y dejar al oficialismo en el aire. Las negociaciones involucran a varios sectores que entonces validaron la llegada de Tonelli y ya no apoyarían un acuerdo macro con el Gobierno. Pero en simultáneo, las espadas de Cambiemos volverán a intentar mermar cualquier goteo de voluntades y contar con más firmas para imponer una continuidad. Si la oposición tiene éxito, lograrían un lugar por la mayoría que perderían los oficialistas. A su vez, la banca de Tonelli está también tironeada desde adentro por Carrió que desde el año pasado quiere hacer desembarcar a la "lilita" Paula Oliveto en ese sitial. La interna subirá de voltaje si avanza un paso Daniel "Tano" Angelici con la intención de colocar allí a Daniel Lipovetzky, o a algún otro hombre de su confianza, en lugar de Tonelli que tuvo algunos cortocircuitos con el sector más pragmático de los operadores judiciales.

Algunas voces dentro del kirchenrismo debaten si continuar con Tailhade como representante o impulsar un cambio de rostros, aunque todavía no quedaron sobre la mesa las cartas de quién se ofrecería para ocupar ese lugar. El cristinismo no cuenta con muchas espadas que disputen los mismos frentes y tengan el mismo perfil que el extitular de la IGJ.

Para los senadores la pelea es otra: con la partida en abril de la rionegrina Silvina García Larraburu a las filas de Cristina de Kirchner, el bloque de Pichetto quedó con 24 integrantes, mientras que Cambiemos cuenta con 25. Eso lo deja al borde de no poder renovar la silla de Urtubey, hombre clave en la relación del PJ con la Justicia e interlocutor frecuente de jueces y fiscales. Nadie imagina que por la mínima diferencia se quede afuera y le entregue al oficialismo un senador más que acompañe a Rozas. Para evitar esto, contra reloj tendrá que gestarse un acuerdo entre el Peronismo Federal y Unidad Ciudadana, que no puede disputar una banca propia. Las apuestas están abiertas sobre si Cristina y Pichetto podrán sentarse a negociar una unión transitoria que le permita al rionegrino (y al PJ) salvar la banca en el Consejo. Dependen de la expresidenta.

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