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Ingenioso film, donde el héroe es el villano
Por lo general las historietas, igual de las películas de animación, se dedican a enfocar a los superhéroes, no a sus rivales, los archivillanos. La tendencia ha venido cambiando, y encuentra su punto justo en esta magnífica película de animación que, además de tener un guión inteligente y estar provista de una auténtica catarata de gags y diálogos cómicos contundentes, también ofrece imágenes alucinantes y uno de los mejores usos del nuevo 3D digital que se haya visto desde que se estandarizó este formato.
Megamente es un villano a punto de realizar un extraño giro en su vida criminal. Luego de una lucha incesante que ha durado casi toda su existencia, Megamente ha logrado derrotar al superhéroe local. Parece un triunfo glorioso, el punto más alto de su carrera profesional de malo, pero curiosamente el protagonista encuentra que sin tener un rival digno, sus fechorías no tienen ningún sentido. Desesperado hasta el nihilismo, halla la solución al hablar con la desconsolada periodista y supuesta novia del superhéroe desaparecido. Si no hay contrincante, no hay pelea, y hay que crear uno nuevo. Con ADN del héroe, le da superpoderes al nerd cameraman enamorado de la periodista, pero el resultado es un super energúmeno que no entiende en absoluto el carácter deportivo de la lucha entre héroes y villanos, y, que en su desquicio y frustración amorosa, pone en jaque a la ciudad superando todo simpático desastre que haya cometido Megamente en sus buenos días. Enfrentado a la realidad, el villano no tiene más remedio que pasarse de bando y enfrentar al demente que está destruyendno todo a su paso.
Tom McGrath codirigió para Dreamworks las películas de «Madagascar»; aquí se encarga sólo de encontrar un nuevo ángulo estético a una imaginería tan remanida como la de los superhéroes de historieta, y logra un trabajo mucho más divertido y asombroso visualmente que la anterior entrada de Pixar en la materia: «Los increíbles». Una de las cualidades de «Megamente» es su habilidad para darle una vuelta ingeniosa a la típica doble personalidad de héroes y villanos, y en un género donde parecía que no podía haber nada muy novedoso -más cuando una producción de este tipo tiene la limitación de que debe estar pensada para público fa-miliar- consigue una pequeña obra maestra que grandes y chicos querrán ver más de una vez.
Si es en la versión original con las voces de Will Ferrell y Tina Fey, mejor . Pero lo que en este caso no conviene perderse por nada del mundo es la versión 3D.
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