29 de noviembre 2010 - 00:00

La ruta política de Cristina

En el entorno de Cristina de Kirchner dan por hecho que buscará seguir cuatro años más al frente del país, sin su principal sostén político y afectivo.
En el entorno de Cristina de Kirchner dan por hecho que buscará seguir cuatro años más al frente del país, sin su principal sostén político y afectivo.
Una columna de Gabriel Profiti, publicada ayer por el diario rosarino El Ciudadano, esboza la hoja de ruta de Cristina de Kirchner rumbo a 2011. Allí no están ausentes algunas movidas provinciales. Veamos:

Bajo el comando de Cristina y a un mes de la muerte de Néstor Kirchner, el Gobierno respira una gran confianza respecto de su continuidad tras diciembre de 2011. El optimismo se nutre de encuestas, que le sonríen mucho más que cuando el ex presidente se encaminaba a ser candidato, pero también se basa en la hoja de ruta trazada en los principales despachos de Balcarce 50. Ese camino marca para los próximos 10 meses la salida del default, la posibilidad de contar recursos casi a discreción para lo social, infraestructura y propaganda; y el liderazgo presidencial creciente para dominar su partido y forjar una política nacional de alianzas más amplia que en 2009.

Cristina es una pieza irreemplazable en el esquema de continuidad del grupo político que gobierna, y a su alrededor dan por hecho que buscará seguir 4 años más al frente del país sin su principal sostén político y afectivo. Si bien se la ve dolida y pidió postergar la definición electoral hasta marzo, dio señales claras de querer seguir. Bajo la premisa de su esposo de que el poder no se delega, Cristina asumió formalmente la conducción del PJ. Desde ese lugar frenó un choque de camiones entre Hugo Moyano y los intendentes que resisten el liderazgo del jefe cegetista en la rama bonaerense, con Daniel Scioli como prenda de paz. Pero también, antes de fin de año habrá un acto fundacional del PJ nacional. Cristina reunirá al Consejo Nacional del PJ. Los roles se invierten, porque la conducción es de Scioli -es vicepresidente primero-, pero ese acto servirá como toma de mando de la mandataria. Las encuestas que llegan a la Casa Rosada dan un triunfo seguro de Cristina de Kirchner en octubre. Los sondeos en todo el país y el nuevo escenario facilitan la política de alianzas para el oficialismo.

Ya tiene abrochado un acuerdo con José Manuel de la Sota en Córdoba. En la estratégica Buenos Aires espera sumar por izquierda con Martín Sabbatella. En la Ciudad de Buenos Aires, el esquema contempla en primer lugar a Daniel Filmus, pero no se descarta que también Jorge Telerman pueda hacerse candidato K si gana la interna. El panorama todavía no está tan claro en Santa Fe: los armadores del PJ hablan de una unificación peronista pero cargan con la última directiva de Kirchner a sus referentes Agustín Rossi y Rafael Bielsa: no acordar con el sector del PJ disidente que encabezará Jorge Obeid.

Se sabe que en el Gobierno hay una puja ya histórica entre halcones y palomas. El ala moderada entiende que para no pasar ningún sobresalto, la Presidente necesita maquillar su estilo de conducción, algo que entienden está ocurriendo en este tramo final de 2010. Ponen como ejemplo el lanzamiento del pacto social entre empresarios y sindicatos. Estos interlocutores piden no confundir moderación con negociación, porque podría trasuntar señales de debilidad que es lo menos indicado para una presidente viuda. Pero intransigencia no es lo mismo que agresión verbal.

Esa inflexibilidad se vio en el reciente debate del Presupuesto 2011, con el agravante de que se discutía allí otro de los pilares del esquema de poder: la caja. Finalmente, la Presidente no tiene Presupuesto, pero sí la posibilidad de manejar importantes recursos vía decretos y superpoderes y profundizar algunas medidas sociales y la obra pública nacional.

Tras el anuncio de 500 pesos extras a jubilados que ganan menos de 1.500, ahora prepara otro para antes de Navidad: una Asignación Universal por Hijo a los beneficiarios por única vez. «Dentro de ese maquillaje de estilo presidencial se inscribe el franqueo de puertas al FMI para elaborar un índice creíble de precios», señaló un alto funcionario.

Una de las decisiones más contradictorias de la era K -tras el discurso beligerante hacia el Fondo- obedece a varias razones: fue un pedido insistente del Club de París y había amenazas del ente multinacional de sacar un informe lapidario sobre las estadísticas de la Argentina.

El último eslabón: reconstruir la confianza para que el país reciba los mismos porcentajes de inversión extranjera que llegan a vecinos más disciplinados. Kirchner quería anunciar la salida completa del default antes del final del mandato de su esposa, y se necesitaba un acuerdo con el Club de París por una deuda de u$s 7 mil millones.

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