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Lo aplastó un tanque alemán

Los alemanes festejan y los brasileños no entienden qué está pasando. Una postal repetida durante todo el encuentro. Un partido histórico e inédito en la historia de los mundiales. ¿Qué estará diciendo Felipao, marquen al siete o nos hicieron siete goles? Lo cierto es que el técnico marca con sus dedos la cantidad de goles que le hizo Alemania. Una derrota humillante para Brasil.
Brasil no venía jugando bien y había perdido a sus dos mejores valores: Neymar y el capitán Thiago Silva, pero así y todo seguía siendo Brasil y estaba en su casa.
Alemania venía de sufrir para eliminar a Francia, donde su magnífico arquero Manuel Neuer (quizás el mejor del mundo) había tenido atajadas prodigiosas, por lo que no parecía un equipo seguro y mucho menos tan contundente.
Sin embargo, se juntó el peor partido de Brasil (¿en su historia?) con el mejor de Alemania y el resultado no deja lugar a dudas y marca a las claras la diferencia que hubo entre uno y otro equipo.
"Esto es peor que el Maracanazo", se escuchó en los pasillos del Mineirao y hasta fue título de algún diario brasileño, porque la inesperada derrota en 1950 ante Uruguay en la final fue un golpe duro que todavía se recuerda, pero lo fue en un partido parejo. Aquí Alemania no sólo lo eliminó, sino que humilló a un Brasil que no funcionó en ninguna de su líneas y que tuvo errores defensivos primarios. Alemania le hizo cuatro goles de "papi fútbol", tocando corto en el área, ante la pasividad defensiva de David Luiz y Dante, que miraban cómo pasaban los alemanes y quedaban cara a cara con un azorado Julio César, que sacó las que pudo y en realidad pudo muy poco. Mucho tuvo que ver el gol de Thomas Muller a los 11 minutos, porque no sólo abrió la cuenta, sino que desmoralizó a una defensa que no tuvo reacción y como contrapartida le dio a Alemania la moral para salir a buscar el partido y en un período de 7 minutos, entre los 22 y los 29 minutos lo aplastó haciéndole cuatro goles, tocando la pelota adentro del área ante unos defensores que sólo miraban.
Después, en el segundo tiempo, reguló el partido y marcó dos goles más, por la ambición del ingresado Schurrle. Brasil quiso frenar el vendabal y tuvo al menos vergüenza para no repartir patadas. Un partido histórico, una goleada inolvidable para los dos.
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