17 de septiembre 2012 - 00:00

“‘Macbeth’ no es un drama sobre ambición sino sobre juventud”

Javier Daulte: «Macbeth es un joven impulsivo que lo quiere todo ya. Luego madura en un instante y tiene la grandeza de asumir su tragedia y luchar hasta el final».
Javier Daulte: «Macbeth es un joven impulsivo que lo quiere todo ya. Luego madura en un instante y tiene la grandeza de asumir su tragedia y luchar hasta el final».
Javier Daulte fue convocado por el Teatro San Martín para dirigir una obra que si bien no despertó su interés, al menos propició una mejor contraoferta: la de llevar a escena «Macbeth» de William Shakespeare, cuyo estreno está previsto para mañana en la Sala Martín Coronado. Daulte, reciente ganador del ACE de Oro, viene de dirigir en el circuito comercial varios títulos de éxito, entre ellos «Baraka», «Lluvia constante», «Filosofía de vida», «Mineros» y «El hijo de puta del sombrero», y también ha obtenido numerosos reconocimientos como dramaturgo. Entre sus últimas obras se destaca la comedia de ciencia ficción «4D Óptico», que se exhibe en el teatro El Cubo.

«Hace casi cuarenta años que no se hacía Macbeth», comenta el director con cierto asombro. «La última vez fue en el año 1973 y justamente en el Teatro San Martín, con el protagónico de Inda Ledesma y Lautaro Murúa».

Para su nueva puesta Daulte eligió a la pareja joven integrada por Alberto Ajaka y Mónica Antonópulos, a la que compara con «La Bella y la Bestia». «Aunque por momentos la bella no sea Lady Macbeth», señala en alusión al carácter violento del personaje. El clásico argumento se inicia con los presagios de unas brujas que incentivan la ambición de Macbeth y la de su esposa. Instigado por ella, Macbeth asesina al rey de Escocia para ocupar su lugar, iniciando una escalada de crímenes que además de instalar el caos y el terror, harán de su vida una pesadilla.

Periodista: Es la primera tragedia que dirige después de tantas comedias dramáticas.

Javier Daulte: Será una tragedia, pero tratándose de un texto de Shakespeare nunca hay solemnidad. De eso he huido naturalmente y me ocupé de que esta puesta no fuera solemne.

P.: ¿Por qué eligió Macen particular?

J.D.: Más allá de sus múltiples temas y de sus magníficos recursos poéticos que me parece redundante señalar, elegí esta pieza por su gran teatralidad y dinamismo. De las tragedias de Shakespeare es la más breve, dura la mitad que Hamlet y no hay subtramas que distraigan, sino un único protagonista. En dos horas diez se cuenta toda la historia sin requerir grandes cortes. Se ha dicho que Macbeth es la obra acerca de la ambición. No seré yo quien lo discuta, pero estoy más de acuerdo con Harold Bloom, que la define como la tragedia de la imaginación. También creo que es una tragedia de juventud.

P.: Con escenas y monólogos antológicos.

J.D.: Sí, está llena de hits. «Hamlet» tiene los suyos: el ser o no ser, el grupo de cómicos. Pero en «Macbeth» aparecen uno tras otro sin interrupción: las brujas, el bosque que se mueve, el diálogo entre Lady Macduff y su hijo, el espectro de Banquo.

P.: ¿Fue difícil elegir los protagonistas?

J.D.: Siempre es un problema decidir quién va a encarnar a Hamlet o a Macbeth, son papeles muy complejos.

P.: Antes, sólo los productores del circuito comercial exigían figuras mediáticas, ahora hasta los teatros oficiales quieren actores famosos.

J.D.: Yo le pregunté a Alberto Ligaluppi, director del Complejo Teatral de Buenos Aires, si íbamos a necesitar figuras -como para saber a qué atenerne- y me dijo que no, que éste era un gran título, en una gran sala.

P.: Mónica Antonópulos dijo que fue convocada por su buen desempeño en la telenovela «El elegido», donde interpretó a una abogada ambiciosa y de inclinaciones lésbicas. Es, además, una mujer muy hermosa. ¿Para usted era importante ese rasgo?

J.D.: Yo no la conocía a Mónica, pero era lo que buscaba, una mujer hermosa y una pareja joven. Macbeth y su mujer están tremendamente unidos, toman decisiones equivocadas pero siguen amándose hasta el último minuto. Aunque sus individualidades sean muy distintas y se peleen, siempre funcionan en equipo. En general a ella la presentan como muy masculina y yo pienso lo contrario. Por esa elegí a Mónica que es pura feminidad. Ni poniéndole bigotes lograríamos masculinizarla. Eso que envuelve a sus acciones maquiavélicas es lo que de algún modo hace más digerible el proceder de Lady Macbeth.

P.: ¿Como el hecho de que sea una mujer joven que todavía no ha sido madre?

J.D.: Así es. Con un Macbeth y una Lady Macbeth de más edad todo resultaría mucho más cruento. Esta es una pareja que no ha tenido hijos todavía y todas las decisiones equivocadas que toma Macbeth se deben a su juventud. No es un estúpido ni un loco, es un joven impulsivo que lo quiere todo ya. A la vez, es un personaje que luego madura en un instante y que tiene la grandeza de asumir su tragedia y luchar hasta el final. El decide morir con la armadura puesta. No se deleita con las atrocidades que comete, como hace Ricardo III; él sufre, duda, siente remordimientos. Aunque su causa sea equivocada, eso lo vuelve un personaje trágico y el público se identifica con él y termina deseando que no lo maten.

P.: ¿Está escribiendo alguna obra nueva?

J.D.: Los libretos de «Tiempos compulsivos», el unitario de «Canal 13». En noviembre empiezo a ensayar con Cecilia Roth y Darío Grandinetti «Una relación pornográfica» (adaptación de la película francesa de igual título) y en febrero arranco con «Amadeus» en el Metropolitan. Ya están confirmados Rodrigo de la Serna y Oscar Martínez. Sigo trabajando muchísimo y lo disfruto.

Entrevista de Patricia Espinosa

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