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Permiten a 45 mil cubanos trabajar fuera del Estado
El presidente Raúl Castro autorizó en octubre la ampliación del pequeño sector privado, buscando absorber a medio millón de empleados públicos que quedarán sin trabajo antes de marzo como parte de una reducción del peso del Estado.
Más de 29.000 cubanos recibieron sus licencias para abrir negocios propios en el primer mes y otros 16.000 permisos están siendo tramitados.
La creación de un sector privado dinámico que ayude a financiar el gasto público con sus impuestos es crucial para los planes de Castro de reanimar la economía cubana. Y es además la mayor reforma económica emprendida por el Gobierno de la isla en años.
«Hay que tomar esta chance, es ahora o nunca. Esto es Cuba, lo que va a pasar mañana no lo sé pero el que no se arriesga no gana ni pierde», dijo Emilio Pérez, un taxista que ahora va a alquilar parte de su casa y vender alimentos. «Ahora está facilito para sacar las licencias...», agregó entusiasmado.
La expansión de pequeños negocios privados desde restaurantes a peluquerías, masajistas y alquileres de casas, es parte de la «actualización» del modelo socialista promovida por Castro. Muchos cubanos consultados se muestran sorprendidos por la agilidad con que están siendo procesados los trámites. Los permisos son entregados en un plazo de entre 5 y 15 días.
«La gente está viniendo. Ya las colas han bajado, pero es mucho lo que ha pasado por aquí. Lo que más solicitan es licencia para vender alimentos y para rentar habitaciones», dijo una empleada de la dirección municipal de Trabajo en La Habana que pidió no ser identificada.
Según cifras oficiales, 81.000 personas pidieron información en el primer mes del nuevo sistema, pero sólo fueron otorgados 29.038 permisos. Algunos cubanos entrevistados durante un recorrido por varias oficinas en La Habana mostraron preocupación y dudas sobre la rentabilidad de los negocios, la falta de insumos o los altos impuestos.
«Los impuestos están bastante duros. Tengo que pagar 400 pesos mensuales (unos 20 dólares) por la licencia de cafetería», dijo María Caridad Sulton, una jubilada de 50 años.
Pero el Gobierno cubano cuenta con los impuestos del sector privado para ayudar a financiar sus programas sociales como la educación y la salud gratuitos.
Uno de los mayores desafíos será sacar a miles de trabajadores irregulares de la economía sumergida.
«No voy a sacar licencia por ahora. Voy a seguir por la sombrita», dijo Gerardo, propietario de dos autos antiguos que alquila como taxi sin pagar impuestos.
Granma, el diario del gobernante Partido Comunista, dedicó ayer tres de sus ocho páginas a explicar el nuevo sistema tributario, que incluye un impuesto a la renta, uno a las ventas y una contribución a la Seguridad Social.
El Gobierno está promoviendo reformas, pero aclara que no implican una ruptura con el socialismo instalado tras la Revolución de 1959. El Estado seguirá en poder de los medios de producción y la economía será planificada, no de mercado.
Pero la palabra cambio está siendo incorporada sin tapujos en el discurso oficial. Radio Rebelde, la principal emisora estatal de la isla, estrenó por ejemplo un programa llamado «Tiempo de cambios» para despejar dudas sobre el nuevo sistema.
«Había muchas prohibiciones que se convertían en freno (...) Las nuevas medidas económicas van a sacar al país hacia adelante», dijo Rafael Podadera, un jubilado de 78 años, quien comentó que quiere agregar discos compactos de música al negocio de venta de libros antiguos y hasta, quien sabe, montar una cafetería en su casa.
La ampliación del sector privado y otras reformas para resucitar la economía cubana serán abordados en el VI Congreso del gobernante Partido Comunista en abril de 2011.
Agencia Reuters
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