Kunkel invocó el teorema de la unidad post, una hipótesis tejida al abrigo de dos imponderables: que luego de la derrota de octubre, Cristina de Kirchner renacerá poderosa y expansiva, y que Sergio Massa, el verdugo K, empezará a diluirse en una versión 2014 de Francisco de Narváez cuando baje la espuma electoral.
Su optimismo, que lo emparenta a Daniel Scioli, más allá del margen de error -podría exactamente ocurrir lo contrario-, ignora un detalle: la Justicia electoral dispuso un cepo jurídico sobre el PJ, tanto a nivel nacional como bonaerense, que lo intima a elegir autoridades a fin de este año, so pena de dictar la caducidad de su personería.
En criollo: en mayo de 2008, Néstor Kirchner fue elegido jefe del PJ nacional. En diciembre siguiente, Alberto Balestrini juró al frente del bonaerense; ambos al frente de cúpulas con mandato de cuatro años. El primero caducó, legalmente, hace un año y cuatro meses. El segundo, hace casi 10 meses. En mayo pasado, el juez Humberto Manuel Blanco hizo lugar a dos planteos para declarar la caducidad del partido. La apelación de los apoderados, Jorge Landau y Ulises Giménez, dejó en stand by la medida.
Casi en simultáneo y preventivamente, el Consejo del PJ nacional y su filial de Buenos Aires fijaron un cronograma electoral para elegir autoridades el 15 de diciembre próximo, hoja de ruta que prevé la inscripción de candidatos hasta la medianoche del viernes 8 de noviembre.
Esa fecha es la que le hizo ruido a Kunkel, porque implica bajar la persiana de las candidaturas internas 10 días después del 27 de octubre, turno que se proyecta como un sablazo, en algunos casos más duro que el 11-A, para el peronismo K. Por eso habló de la Semana Santa de 2014 y otros más atrevidos enunciaron el 31 de marzo como fecha tentativa.
La postergación se sugiere como antídoto a la amenaza del peronismo anti-K que a nivel bonaerense anticipó que disputará la jefatura del partido. Jesús Cariglino, alcalde de Malvinas Argentinas, integrado al Frente Renovador massista, verbalizó su intención de presidir el PJ de la provincia y adelantó que inscribirán una boleta.
Sergio Massa esquiva ese bulto porque prefiere un esquema que no lo encorsete al PJ, pero el massismo tiene interés en zambullirse en esa tirria para, de mínima, retener los peronismos de sus distritos.
En la actualidad, tiene varios consejeros -entre ellos, Malena Galmarini de Massa- y, lo que operativamente es más relevante, tres de los ocho integrantes de la Junta Electoral: Juan Garivoto, Juan Amondarian y Baldomero "Cacho" Álvarez. En tanto, los intendentes Hugo Curto, Fernando Espinoza y Néstor Álvarez, y los dirigentes Edda Acuña y Miguel Santellán reportan al peronismo K.
Surgen, ante la amenaza disidente, dos visiones:
El Consejo Nacional que preside Scioli pautó una cumbre para el lunes 30 donde, además del menú habitual de gestos y apoyos, deberá emitir -siquiera informalmente- un mensaje para ratificar o no el calendario de internas partidarias. La última resolución del PJ bonaerense, a fines del año pasado, encadenó su interna y la nacional, por lo cual cualquier cambio a nivel federal repercute automáticamente en el plano provincial. Esa simbiosis puede ser perjudicial.


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