17 de diciembre 2013 - 00:00

Reconciliar a Chile con la región, prioridad del Gobierno de Bachelet

Tras el arrollador triunfo del domimingo, Michelle Bachelet  se reunió con el presidente Sebastián Piñera  y la primera dama, Cecilia Morel, en la residencia oficial.
Tras el arrollador triunfo del domimingo, Michelle Bachelet se reunió con el presidente Sebastián Piñera y la primera dama, Cecilia Morel, en la residencia oficial.
Santiago - La política exterior de la próxima presidenta de Chile, la socialista Michelle Bachelet, reduciría el ritmo de integración en alianzas mayormente comerciales y seguiría fortaleciendo lazos con Brasil, al mismo tiempo que intentará reparar tensas relaciones con otros países de la región.

Bachelet, quien ya gobernó entre 2006 y 2010, retomará las riendas del país en marzo tras vencer ampliamente con promesas de profundas reformas sociales, distanciándose de las políticas centradas en el crecimiento económico impulsadas por su predecesor y actual presidente Sebastián Piñera.

La Alianza del Pacífico, un bloque comercial creado entre países con Gobiernos amigos del mercado como Colombia, Perú y México, está en la mira de la nueva mandataria. "Valoramos los esfuerzos de integración en la Alianza del Pacífico, pero nos abocaremos a orientar nuestra participación en esta iniciativa en una perspectiva no excluyente o antagónica con otros proyectos de integración existentes en la región", se lee en el programa de Gobierno de Bachelet. "Chile ha perdido presencia en la región, sus relaciones vecinales son problemáticas, se impuso una visión mercantil de nuestros vínculos latinoamericanos", se agrega en el documento.

El balance en el vecindario no es favorable. Las relaciones con la Argentina son distantes, Bolivia lo ha demandado en tribunales internacionales para reclamar una salida al mar, mientras está esperando un fallo limítrofe con Perú.

Bachelet volverá a compartir instancias con antiguos colegas de gobiernos izquierdistas como la argentina Cristina de Kirchner y el boliviano Evo Morales, con quienes mantuvo una cordial relación durante su primer mandato.

Sin embargo, eso no necesariamente será un vuelco hacia la izquierda de un país mayormente conservador. "Quizá cosméticamente tendrá relaciones más amistosas con algunos de los gobiernos de orientación izquierdista de América Latina, pero sin interferir con el pan y la manteca de la política exterior de Chile, que es promoción del comercio", dijo el profesor de Ciencia Política Peter Siavelis.

Chile es miembro asociado del Mercosur -que tiene como socios plenos a Brasil, la Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela- y participa de otros organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

La mirada de la socialista Bachelet estaría más orientada a evitar la sensación de que Sudamérica está dividida en dos, con los más izquierdistas como la Argentina, Brasil y Venezuela en un bando y los más abiertos al mercado como Chile, Perú, México y Colombia en otro.

El jefe del centro de pensamiento Inter-American Dialogue, Michael Shifter, cree que Bachelet está interesada en evitar esas divisiones.

"Pienso que podemos esperar que Bachelet intente profundizar las relaciones con el Brasil de Dilma Rousseff y ciertamente evitar la sensación de que mientras Chile está en un ala, Brasil está en otra ala", explicó Shifter.

En 2012, Chile redujo el déficit de su balanza comercial con Brasil a 641 millones de dólares, desde los 1.450 millones del año anterior.

Las exportaciones chilenas al gigante regional están concentradas en productos de cobre -del que es el mayor productor mundial-, celulosa y salmón, mientras otros empresarios anhelan aumentar su participación en el apetitoso mercado. "Brasil y Chile tienen mucho por cooperar y construir juntos. Tenemos una comprensión clara del rol de la integración de América del Sur", dijo Rousseff tras el triunfo de Bachelet.

Sumado a esto, Chile iniciará en enero un período de dos años como integrante del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en el que promueve la inclusión de otros miembros permanentes, incluyendo a Brasil.

Pero el acercamiento con la región no significaría un quiebre en la promoción comercial del país, que también participa en negociaciones para crear el pacto comercial Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), con países de toda la cuenca oceánica.

El fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre el diferendo marítimo con Perú será un primer desafío para el próximo Gobierno. "Va a ser una prueba para el liderazgo en ambos países sobre cómo manejar esto", dijo Shifter.

Ambos países están comprometidos a aceptar el dictamen del tribunal de justicia, pero posiblemente impactará las relaciones bilaterales, especialmente si hay descontento popular. "Si resulta complicado para las relaciones bilaterales, ciertamente no va a ayudar mucho a la Alianza del Pacífico", agregó.

Agencia Reuters

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