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Santos campeones

El festejo loco de jugadores, cuerpo técnico y dirigentes de San Lorenzo en cancha de Vélez. Recibieron el trofeo Miguel Benigno Sánchez y cantaron y bailaron. La fiesta siguió en Boedo con toda su gente.
La sombra de la caída final hace dos años de su Rosario Central (que se quedó sin descenso) habrá sobrevolado en la mente de Juan Antonio Pizzi durante los 90 minutos y seguramente con mucho más fuerza en los últimos dos minutos, cuando Vélez acorraló a San Lorenzo en su área y creó las mejores (casi las únicas) situaciones de gol.
San Lorenzo había hecho un gran primer tiempo, siendo mejor que su rival y mereciendo retirarse con un gol.
Gol que se le negó, en parte por la falta de puntería de sus jugadores y en otra por dos errores puntuales y muy graves del árbitro Néstor Pitana.
La primera fue a los 18 minutos, cuando Ignacio Piatti hizo una jugada individual maravillosa y Tobio lo volteó cuando se estaba por meter en el área. La pelota derivó en Ángel Correa, que cuando se preparaba para derrotar a Sebastián Sosa sintió el pitazo de Pitana que cobraba la falta sin dar una ley de ventaja que era de las más claras que tenía en su carrera.
La segunda fue un centro al área donde Tobio probó la calidad de la tela de la camiseta de Gentiletti y casi se la pone de "poncho", pero ni el árbitro, ni sus colaboradores vieron el claro penal; iban 42 minutos del primer tiempo.
Vélez, en ese primer tiempo fue impreciso, con un Federico Insúa que se equivocó en todos los tiros libres y con Cubero y Papa mandándose por los costados, pero no encontrando nunca un destinatario a sus centros.
En el segundo tiempo, a San Lorenzo le pesó el partido y ya no buscó el gol con la misma convicción.
Vélez creció, de la mano de un Agustín Allione que se puso el equipo al hombro, ante la pasividad de sus compañeros.
El propio Allione hizo rebotar un tiro en el poste izquierdo de Torrico a los 21 minutos, cuando el arquero no tenía mucho que hacer.
San Lorenzo empezó a trabar en la mitad de la cancha y jugaba con el oído en Rosario, donde los goles se sucedían.
Vélez sabía que su única alternativa era ganar, aunque se acordó tarde; a los 36 minutos Torrico le tapó un remate a Pratto, pero la gran atajada del arquero fue a los 44 minutos ante un tiro a quemarropa de Allione. Al final empataron sin goles y San Lorenzo pudo festejar después de tanto sufrimiento.
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