21 de mayo 2009 - 00:00

“Sólo se escribirá en el futuro en formato digital”

Casciari: «La obra me la interpretó Gasalla en su casa antes del estreno. Todos creyeron que la escribí pensando en él y no fue así».
Casciari: «La obra me la interpretó Gasalla en su casa antes del estreno. Todos creyeron que la escribí pensando en él y no fue así».
«Ahora, como en el pasado, tengo 27 letras y un papel en blanco para escribir. La diferencia con expresarse en blogs radica en que hay muchos más ojos potenciales que me van a leer pasado mañana», dice a este diario Hernán Casciari, periodista y escritor de blogs que se convirtieron en libros y luego obras teatrales, como «Más respeto que soy tu madre» de Antonio Gasalla. Esta última tiene asegurada su película, que filmará Juan José Campanella.

«Cuando escribí mi primera novela, en 1988, tuvo que atravesar engorrosos procesos, inclusive la traducción al italiano para que participara de un concurso. Pasó muchísimo tiempo para que alguien finalmente la leyera. Con Internet, basta tan sólo el botón «enviar». La velocidad es posterior al hecho artístico, y el futuro está lleno de películas u obras teatrales que saldrán de Internet, porque nadie escribirá más en otro formato, no tiene sentido la máquina de escribir», continúa Casciari.

Autor de varios blogs exitosos, inclusive uno para «El País» digital de España, que se anunció como real cuando siempre se trató de ficción. Allí, Casciari se hacía pasar por músico e informático internado en un psiquiátrico, que daba cuenta de su paulatina recuperación a través de Internet. El blog se llamó «Yo y mi garrote» y seis meses más tarde el diario reveló la verdad.

En cuanto a «Más respeto que soy tu madre», el libro se tradujo a varios idiomas y la obra teatral tiene derechos vendidos a México, Chile, Brasil, Portugal y España. En septiembre se publicará su nueva novela, también surgida de un blog, llamada «El chico que arruinaba las fotos». Es autobiográfica y allí el autor se refiere a su relación infantil con la literatura. Casciari ya trabaja con el productor local de «Más respeto...» en una nueva obra de teatro, sobre textos suyos que aparecieron online.

Periodista: ¿Qué opina de la adaptación del libro e interpretación de Antonio Gasalla?

Hernán Casciari: La obra me la interpretó Gasalla en su casa, meses antes del estreno. Me pareció increíble cómo el texto podía encajar tan bien con el espíritu de Gasalla. Cuando la vi en el estreno, con las carcajadas y aceptación de la gente, confirmé esa sospecha que había tenido al principio. Es como si hubiera estado escrita para Antonio, pero sin ninguna intención, obviamente, porque no la escribí pensando en nadie, ni siquiera en que podría convertirse en una obra de teatro algún día. La química de Gasalla con el texto lleva a pensar que la escribió él y convierte en tridimensional algo que sólo estaba en un papel.

P.: En sus blogs y libros insiste sobre la familia disfuncional, la locura, las drogas, ¿cómo elige los temas?

H.C.: En general escribo bastante distinto que en esta obra. Difícilmente me pongo en un papel femenino y soy menos surrealista. Pero esta obra la escribí en un momento en que tenía que descargar para algún lado, porque recién me había ido de la Argentina, en la crisis de 2001, a Barcelona, donde sigo viviendo. Estaba demasiado lejos de donde quería estar, del epicentro que dolía, y escribí esto desde los zapatos de mi vieja. Tuve muy vivo el recuerdo de otra crisis, la del ´89, con la hiperinflación de fondo, Alfonsín, etc. Recordé eso y lo transpolé a una familia de 2001, que tenía esos y otros problemas.

P.: Además surgió de un blog. ¿Por qué se toma material de blogs para libros o teatro?

H.C.: No es importante de dónde sale. La gente no escribe más en libretitas, sino que lo hace masivamente en cualquier soporte digital de Internet. Que la obra salga de un blog me parece lo más natural del mundo, no creo que un escritor famoso del año 2025 esté escribiendo en otro lugar que no sea en Internet.

P.: Da la sensación que con tanto vértigo. se puede ir en detrimento de la elaboración.

H.C.: Pero yo no estoy mandando un mail, estoy haciendo creación literaria como todo artista. Tampoco escribo y publico, la corrección la hago antes. Es literatura pero en otro soporte.

P.: Usted ha dicho que lo que prefiere de la literatura al periodismo es que en este último género siempre hay que decir la verdad mientras en la literatura se puede mentir.

H.C.: Sí, la política y la literatura son ámbitos en los que se puede mentir, sin ir preso. Soy periodista y escritor desde los 13 años, y siempre me interesó más la literatura por esa posibilidad de no decir la verdad necesariamente. Sin embargo, como la literatura era muy lenta, con el periodismo tenía que decir la verdad y salía al otro día. Internet da la opción de ser veloz y mentiroso, todo junto.

P.: ¿Cree que se avecina un «nuevo periodismo» que se nutre excesivamente de la información de blogs, sin ir tanto a las fuentes tradicionales?

H.C.: Yo soy periodista tradicional, y no puedo nutrirme de Wikipedia para informar, no puedo ser tan pavo, tengo que contrastar tres veces la fuente como toda la vida. Hay muchos problemas porque los periodistas nuevos se están volviendo seres muy perezosos, creen que abren Google y ya está, que no tienen que componer, realizar, contrastar, pensar, sólo se limitan a copiar y pegar. Está en los más grandes explicarles a los chicos de 20 años que así no es. Internet es otra cosa, no compite con el periodismo tradicional.

P.: Su blog «Yo y mi garrote» fue anunciado por el diario «El País» de Madrid como si fuera una noticia real. ¿Es eso ético para un medio prestigioso?

H.C.: Les pareció innovador, quizá si lo pensaban más, lo habrían hecho de otra manera, pero funcionó así. A mucha gente le pareció extraño que «El País» hiciera eso y sí, hubo que manejarlo con cuidado. Pero surgió de la dirección del periódico. Era una noticia para publicitar un blog de ficción que yo hacía y fue vendido como real, para luego, a los 6 meses, admitir que era ficción. No fue una rectificación sino que se develó un misterio.

Entrevista de Carolina Liponetzky

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