La demanda por las notas a 7 años que licitó el Tesoro ayer, estuvo en línea con lo visto en los dos remates previos, lo cual significa que en este frente no hubo nada nuevo. Sin embargo es posible que esta falta de noticias fuera lo que permitió calmar a quienes optan estos días por la renta fija, llevando la tasa a 10 años del récord anual de 3,7 en que quedó al cierre del miércoles, al 3,67% en que cerró ayer. Decimos "calmar" porque a la una de la tarde, mientras el Gobierno debía pagar el 3,76% por el dinero el Dow retrocedía el 0,6% (esto a pesar de que el precio del petróleo trepaba casi el 2% impulsando más que eso al sector energético, los papeles financieros subían el 1% y GM avanzaba el 3% de la mano del acuerdo con sus bonistas que le permitirá solicitar el lunes la convocatoria de acreedores (al cierre perdía el 4%). A partir de ese momento el dinero que había estado saliendo del mercado (priorizando la tenencia de efectivo) se volcó masivamente sobre todos los activos, y para cuando sonaban las campanas de cierre el oro ganaba un 0,7%, quedando en u$s 961,5 por onza; la plata alcanzaba el máximo desde agosto de 2008, el petróleo avanzaba un 2,5% a u$s 65,08 por barril (máximo desde noviembre pasado), el Dow ganaba el 1,25% estacionándose en 8.403,8 puntos y los treasuries se recuperaban. La nota negativa la daba el dólar, que luego de avanzar frente a las demás monedas el martes y miércoles, retrocedió ayer un 0,9% quitando algo de atractivo a todas las subas anteriores. Los datos macroeconómicos que se conocieron en la jornada proveyeron señales mixtas, por lo que tuvieron un efecto menor sobre el ánimo de los inversores. Tal vez lo más interesante de estos días es que los inversores están mirando el éxito o el fracaso que puede tener el Tesoro para conseguir fondos en el mercado. Si se nos pregunta: esto "bueno" no es.
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