29 de octubre 2021 - 00:01

“Precoz”: una obra que pone en cuestión más que la maternidad

La novela de Ariana Harwicz, adaptada para la escena por Juan Ignacio Fernández, se representa con puesta de Lorena Vega y está protagonizada por Julieta Díaz y Tomás Wicz en el Dumont 4040.

Vega. “La obra no sólo tiene que ver con la maternidad sino con temas comunitarios, sociales e institucionales”.

Vega. “La obra no sólo tiene que ver con la maternidad sino con temas comunitarios, sociales e institucionales”.

¨Los actores fluyen en escena porque la atmósfera es la que habilita el verosímil, es preciso respirar ese espacio como se necesita para poder creer en lo que sucede¨, dice Lorena Vega al referirse al trabajo en conjunto de las áreas que hacen a la puesta de ¨Precoz¨, basada en la novela de Ariana Harwicz, adaptada por Juan Ignacio Fernández y protagonizada por Julieta Díaz y Tomás Wicz, que puede verse los viernes en Santos Dumont 4040, con dirección de Vega.

Vega, que creó el exquisito biodrama ¨Imprenteros¨, en el que actúa junto a sus hermanos más otros actores, viajará al Festival de Otoño de Madrid en noviembre con su obra. Además, protagoniza junto a Laura Paredes ¨Las cautivas¨, escrita y dirigida por Mariano Tenconi Blanco, en el Teatro de la Ribera, en el marco del proyecto ¨La saga europea¨, que está conformado por cuatro obras ambientadas en el siglo XIX, con el objetivo de explorar la relación entre Latinoamérica y Europa: luego se verán “Las Ciencias Naturales”, “Las Invasiones Inglesas” y “Las traducciones”. Dialogamos con ella.

P.: ¿Qué le atrajo de ¨Precoz¨?

Lorena Vega: Me interesó por el desafío teatral, lo que significaba volver a dirigir un material que no sea propio, y en este caso una adaptación. Me adentré más y con los ensayos empezó a aparecer lo que tiene que ver con la resonancia en términos de temas. Esa simbiosis madre hijo me llegaba por el hecho de ser madre pero, a amigas que se acercan y no son madres, igual les llega por haber decidido no serlo o porque maternan aunque no sean hijos propios. O por ser hijas. Ahora con la obra estrenada me aparecen cosas muy fuertes que no tienen que ver sólo con la maternidad y algo más global vinculado con las comunidades, sociedades e instituciones.

P.: ¿A qué se refiere? ¿Qué otros temas aborda?

L.V.: Está todo el tiempo la relación de las instituciones y cómo hay que seguir revisando conforme cambió el mapa social y se acrecentó la pobreza en estos últimos años. En el espacio escénico es donde se pueden abordar estos temas con más claridad para que sean materiales de pensamiento.Hay temas eternos y otros vigentes. Los caídos del sistema, la violencia institucional, el prejuicio, pero también hay grandes temas como quiénes somos, cómo es vivir.

P.: ¿Cómo trabajó con los actores y cómo fue el pasaje del texto al escenario?

L.V.: Leímos mucho la novela, se armó la voz del hijo, que en la novela no era un personaje como en la obra. En los ensayos hacíamos pruebas y había cuestiones de dramaturgia que a veces invertíamos, algo más musical o rítmico en vivo nos llevó a que algo que decía la madre la dijera el hijo, o la escena en que el amante de la madre la abandona, esa voz la hace la madre pero también el hijo, dándole fuerza con esa sonoridad masculina.

P.: ¿Y la escenografía y luz?

L.V.: Llegamos a una síntesis esconográfica, con paredones grises en continuidad con el piso de la sala, que hacen sistema con todo lo industrial que se ve, vigas, cables, generando una imagen urbana pero rutera. Esos caminos de las afueras de los márgenes de la ciudad donde entendemos que viven estos personajes. Y hay un sillón, que uno puede pensar cuántas veces vimos un sillón en teatro, pero es un sillón que hace de auto, colina, interior, varios espacios. La luz aporta el toque central para poder armar ese clima áspero, urbano y marginal, que tiene el claroscuro y ese sombreado que a veces deja ver siluetas que se esconden en los márgenes de los caminos.

P.: ¿Cómo fue volver a trabajar con Tenconi Blanco tras la experiencia de ¨Una vida extraordinaria¨?

L.V.: Era un desafío porque esa obra fue sublime y era un antecedente idílico y difícil de comparar. Pero comprobé que se renueva la magia de hacer algo donde se me permite mucho el juego y mi aporte es muy bien recibido.

P.: ¿Qué más puede decir de ¨Las cautivas¨ en el CTBA?

L.V.: La pienso como una comedia dramática, con tiene relato de un amor en fuga, un encuentro de dos mundos y civilizaciones diferentes, cómo a pesar de la diferencia existe la posibilidad del encuentro y algo muy profundo. Mujeres que escapan de mandatos y caminos asignados, opresiones, cosmovisiones, que hacen que en el encuentro entre estas personas les haga modificar su visión del mundo.

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